Hagámoslo por orgullo

Cueste quinientos o mil quinientos millones de dólares, cancelemos el contrato con LUMA Energy a su vencimiento en el mes de noviembre. Hagámoslo por orgullo, por dignidad, para darnos a respetar como pueblo, para demostrarle al mundo que tenemos la capacidad de sobreponernos a la adversidad y a los juicios equivocados en materia de negocios.

Dos años es tiempo más que suficiente para dejar demostrado que se tiene la capacidad, la voluntad y los recursos para hacer el trabajo que se contrató. No estamos hablando de que se corrijan todos males que le fueron heredados. Estamos señalando que dicho periodo es tiempo más que suficiente para haber presentado al país un Plan de Trabajo detallado de las labores y los proyectos que se han planificado para corregir los problemas que todos sabemos existen en la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

Dos años es tiempo más que suficiente para evidenciar que hay un compromiso serio con el pueblo de Puerto Rico. Para contratar el personal necesario y demostrar de manera transparente que existe una gerencia que conoce lo que está haciendo, que no está improvisando de día a día, que junto a la atención de las tareas de urgencia que demanda el sistema diariamente se está ejecutando el plan correctivo que las evitará en el futuro, que cada dólar de sus millonarios sueldos se traduce en labor efectiva.

Dos años es tiempo más que suficiente para que esos mismos ejecutivos tomen un curso básico de español y al presentarse ante el país para explicar las dificultades que se presentan de día a día lo hagan en el idioma que el país comprende. No solo para decir lo que ha pasado, qué lo ha ocasionado, sino las medidas que se han tomado para corregir permanentemente la situación. Han tenido tiempo de sobra para dejar atrás la demagogia de hablar sin decir nada y de no hacer nada para que se superen las dificultades.

Dos años es tiempo más que suficiente para que los funcionarios de Gobierno hayan demostrado que negociaron un buen contrato que beneficia el País. Para hacernos conocer su capacidad de supervisar lo que delegaron. Para demostrarnos que el modelo de la privatización, donde se enajenan los haberes públicos sin compensación económica alguna, tiene razón de ser y sirve a los mejores intereses del país. Para demostrar que valió la pena su consistente política de inhabilitar las corporaciones públicas para justificar su entrega al sector privado. 

En los pasados dos años nuestro pueblo se ha hecho más que consciente del gran fraude de LUMA Energy al precio de sufrir cientos de apagones, padecer las fluctuaciones del voltaje , las explosiones en las subestaciones y los transformadores en las comunidades, las pérdidas por los equipos electrodomésticos averiados, las interrupciones continuas en las fábricas, los comercios que han perdido ventas , el sufrimiento de los que han perdido familiares y amigos en sus hogares y los hospitales y la incertidumbre de no saber si contarán con el servicio de electricidad para hacer su vida normalmente.

En dos años también hemos comprendido que la Autoridad de Energía Eléctrica no puede volver al pasado de la administración bi partidista. No puede volver al pasado de la inhabilitación por diseño para justificar su entrega a empresarios que poco les importa garantizar la calidad del servicio, el desarrollo integral del país y la calidad de vida de los ciudadanos, siempre y cuando sus cuentas bancarias crezcan a ritmo acelerado. 

No puede volver a las manos inescrupulosas, privadas o públicas, que malamente le fallaron. La AEE tiene que volver a ser el gran proyecto social que fue en su origen y que las malsanas mentalidades de la politiquería y el afán de lucro desvirtuaron. Vamos a recuperarla para devolverle su propósito original. Para que empiece a transitar por la ruta del servicio de calidad, del desarrollo de la energía sustentable libre de los combustibles fósiles, como expresión del derecho humano mediante su accesibilidad con tarifas razonables. Hagámoslo por el orgullo de poner a Puerto Rico sobre sus propios pies.

Author: Erasto Zayas Nuñez

Erasto Zayas Núñez nació en el pueblo de Santa Isabel, PR el 7 de septiembre de 1949. Realizó estudios en las escuelas públicas del país y los universitarios en la UPR Recinto de Río Piedras y la Universidad Católica de Ponce. Casado, tiene cinco hijos y es el feliz abuelo de cuatro nietos. Escribe cuentos, poesía y durante dos décadas publicó una columna de opinión en el semanario El Oriental. Ligado al movimiento obrero en su capacidad de comunicador por más de medio siglo, se desempeñó como administrador de la Unión General de Trabajadores. Es uno de los fundadores de la Casa de Estudios Sindicales e integrante de su Junta de Directores.