La crisis en Haití: la alborada de una guerra civil no declarada

Haití es una nación caribeña localizada en la porción occidental de la Isla de la Española. Tiene una extensión territorial de 27,750 kms. cuadrados. Comparte la superficie territorial de “La Española” con la República Dominicana. Su independencia fue declarada el 1 de enero de 1804 luego de una guerra iniciada contra Francia en 1793. Es la primera nación en toda el hemisferio americano donde los esclavos lograron abolir el sistema esclavista por acción propia y revolucionaria; y el lugar donde previo a su derrota definitiva en el continente europeo, fue vencido el ejército napoleónico.

En 1665 Francia reclamó formalmente el dominio sobre la porción occidental de La Española denominándola Saint-Domingue. Fue  cedido el territorios formalmente por España a Francia al cabo de treinta años. Bajo la dominación francesa Haití se convirtió en una de las colonias más ricas del mundo y la de mayor beneficio económico para Francia en el Caribe.

El 22 de agosto de 1791, siguiendo el modelo de la Revolución Francesa de 1789 e inspirada por un esclavo de nombre Boukman, se inicia en la parroquia de Acul el grito de libertad. Tras doce años de lucha armada aquel grito culmina con la proclamación de la independencia.

El 29 de enero de 1802 desembarcó en suelo haitiano una fuerza militar expedicionaria francesa compuesta por 22 mil soldados y 20 mil marineros. Estaba a su cargo el general Charles Leclerc, cuñado de Napoleón Bonaparte. Tras su derrota el 18 de noviembre de 1803 habiendo perdido la vida 5 de cada 6 soldados franceses, Leclerc decide abandonar Haití el 29 de noviembre de 1803. Jean Jaques Dessalines se proclama gobernador general vitalicio y nueve meses después, Emperador Jaques I. Uno de sus primeros decretos fue ordenar la matanza de todas las personas blancas en el país. Como resultado,  entre tres a cinco mil personas blancas fueron asesinadas.

Un año y medio luego de su proclamación como emperador, Dessalines fue asesinado quedando el país divido entre dos caudillos militares: Henri Christophe en el norte, y Alexandre Petion al sur; el primero adoptando un sistema de gobierno monárquico y el segundo un modelo republicano. Un nuevo dirigente de nombre Jean Pierre Boyer logró unificar ambas porciones del territorio haitiano comenzando así una etapa de unificación de Haití con la parte aun española de la porción oriental de la Isla.

Un artículo de la redacción de BBC News del 30 de diciembre de 2018, titulado La multimillonaria multa que Haití le pagó a Francia por convertirse en el primer país de América Latina en independizarse, señalaque la ferocidad del nuevo país contra la población blanca propició no sólo la falta del reconocimiento de Haití como país independiente por parte de las potencias europeas, sino que ya para el 17 de abril de 1825, ante tal falta de reconocimiento, el presidente haitiano Pierre Boyer, con miras a lograr el reconocimiento por parte de Francia, firmó la denominada “Real Ordenanza de Carlos X”. En ella, a cambio de tal reconocimiento, Haití se obligaba al pago de un arancel del 50% de reducción a las importaciones francesas y una indemnización de 150,000,000 francos, equivalentes hoy a $21,000 millones. Con dicha suma, Haití compensaba a Francia por la pérdida de propiedades de nacionales franceses en su territorio, como también de sus esclavos. Cuando se comparan los ingresos anuales del gobierno haitiano, la suma convenida excedía 10 veces la capacidad haitiana para la generación de ingresos.

Aline Helge, en su libro ¡Nunca más esclavos! Una historia comparada de los esclavos que se liberaron en las Américas, señala que Francia no solo se encargó de promover el aislamiento diplomático de Haití, “entregándola a las órdenes de los comerciantes estadounidenses y europeos, sino que luego de Boyer alcanzar la reunificación de Haití, en 1825 el “rey de Francia Carlos X envió catorce buques armados de cientos de cañones para obligar al presidente haitiano, Jean-Pierre Boyer a firmar la paz según los términos franceses.”

Bajo este acuerdo leonino, Haití debió solicitar de un banco francés un préstamo por 30,000,000 francos de los cuales se dedujeron 6,000,000 francos en comisiones quedando un sobrante de 24,000,000 de francos. De esta manera, Haití quedó a la merced económica de los franceses hasta el año 1947, 122 años después, cuando terminó finalmente de pagar la deuda contraída. En ese período y más allá del mismo, el país quedó sumido en una gran pobreza y subdesarrollo.

La afrenta histórica de proclamar su independencia frente a las fuerzas imperiales le ha costado mucho al pueblo haitiano. Las potencias imperialistas, particularmente Francia, nunca perdonaron al pueblo haitiano la derrota infligida a la principal fuerza militar de entonces, las tropas napoleónicas, ni la eliminación por la vía revolucionaria del régimen esclavista. 

Haití es hoy uno de los países más pobres del mundo, con bajos índices de educación reflejados en un 85% de analfabetismo; pobre salud y baja expectativa de vida. Con una población estimada para el 2021 en más de 11.45 millones, el 90% vive en condiciones de pobreza sobreviviendo la mayor parte con un ingreso diario equivalente a $1.00 o menos. Se estima en 5.5 millones las personas que necesitan ayuda humanitaria en Haití. Es el país con la renta per cápita más baja en las Américas y el país más pobre a nivel hemisférico. Conforme al Índice de Desarrollo de las Naciones Unidas, Haití tenía hace unos años la posición número 145 en pobreza, donde según los datos, el 50% de su población vive en pobreza extrema. 

La destrucción de su medio ambiente, donde la desforestación ha ocasionado que su suelo montañoso y sus llanuras sean hoy tierras estériles; la violencia entre pandillas de delincuentes; la falta de oportunidades de empleo; la destrucción de su estructura productiva; el narcotráfico, la falta de gobernabilidad y la corrupción gubernamental, hacen de Haití un país con serias deficiencias de viabilidad. De hecho, la situación haitiana empeoró como resultado del terremoto acaecido el 12 de enero de 2010 cobrando la vida de más de 300 mil personas y dejando un saldo de 350 mil heridos y 1.5 millones de damnificados. A este desastre natural se suma, además, la destrucción de la infraestructura urbana del país y del transporte; las consecuencias de constantes impactos de huracanes; y las graves inundaciones ocasionadas por fuertes lluvias que han desolado importantes áreas geográficas. 

Uno de los elementos que ha propiciado la corrupción en Haití ha sido la protección recibida por las potencias imperiales de gobernantes que a lo largo de décadas han consolidado un poder político, económico y militar precisamente al amparo de los propios estados imperialistas. Tal fue el caso de la Dictadura de François Duvalier, impuesta tras el derrocamiento del presidente Paul Eugène Magloire; y más adelante la prolongación de su dictadura a través de  su hijo Jean-Claude Duvalier entre 1957 y 1986. Ese ha sido también el período de fortalecimiento de los estamentos militares pro oligárquicos, educados en la Escuela de las Américas, todos ellos legados históricos a partir de la ocupación estadounidense de Haití por parte de Estados Unidos durante los años 1915 a 1934. 

Gran parte de la ayuda humanitaria enviada a Haití por organismos internacionales para atender las condiciones materiales de su población no llegan a sus manos en forma gratuita. Son interceptadas en algún punto por sectores corruptos dentro de una élite dedicada al comercio que los distribuye tanto en el mercado formal como en las calles a través de la economía informal para beneficio propio. Un mercado natural dada su condición geográfica como es la República Dominicana, está también marcado por serías asimetrías. Mientras cada vez más empresarios dominicanos invierten recursos en Haití sobreexplotando su fuerza de trabajo en la producción de artesanías y producción manufacturera pagada a precios irrisibles y desarrollada esa producción en condiciones de semi esclavitud, en República Dominicana, a donde emigran miles de haitianos anualmente, se les discrimina racialmente y se les explota a niveles insospechados. 

Sin embargo, los problemas de Haití van mucho más allá de estos datos históricos. Si en Haití a la altura del Siglo XX se habían impuesto distintas dictaduras, en muchas ocasiones sino todas, en tales regímenes estuvo presente la mano oculta del gobierno de los Estados Unidos y sus agencias de seguridad. Si en Haití a las alturas del Siglo XXI se exhiben gobiernos que no procuran atender los mejores intereses del pueblo haitiano, es también como resultado de la complicidad y en ocasiones gestión directa de los Estados Unidos y su control sobre organismos regionales como es la Organización de Estados Americanos (OEA).

El 7 de julio de 2021, a eso de la 1:00 a.m. fue asesinado en su propia residencia por un grupo de mercenarios colombianos el entonces presidente de Haití, Jovenel Moïse. Nominado por el presidente renunciante Michel Martelly como candidato a la presidencia del país por el Partido Haitiano Tèt Kale (PHTK), en las elecciones efectuadas el 15 de octubre de 2015 en las que participó sólo el 21% de los electores, Moïse recibió el 6% de los votos. A pesar de un porciento tan bajo, calificó para una segunda vuelta. Ésta fue pospuesta en dos ocasiones provocando así grandes protestas. Tras un vacío de poder, el 27 de noviembre de 2016 funcionarios electorales haitianos  declararon ganador a Moïse.

 Durante su gobierno Moïse suspendió por dos años las elecciones parlamentarias. En enero de 2020 disolvió el parlamento. Más adelante atacó la Cámara de Cuentas y al Tribunal Supremo encarcelando uno de sus jueces aun cuando en Haití, los jueces del Tribunal Supremo gozan de inmunidad. Desde 2019 en Haití no se han celebrado elecciones parlamentarias ni generales. Luego del asesinato de Moïse el país ha sido gobernado por el Primer Ministro Ariel Henry.

El sistema de salud en Haití está colapsado. Ha sido gracias a la presencia de 512 colaboradores internacionales cubanos junto a más de 600 médicos haitianos becados y graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, quienes básicamente atienden las necesidades de gran parte de la población. 

El 24 de septiembre de 2022 el Ministro de Asuntos Exteriores de Haití, Jean Víctor Genaus reconoció la grave crisis que vivía su país indicando que tal crisis sólo podía resolverse “con el apoyo efectivo de nuestros socios.” ¿Quiénes podían ser tales socios? Dos días antes el periódico Washington Post clamaba en un editorial por “una acción contundente por parte de actores externos”; mientras el 15 de octubre Estados Unidos y Canadá anunciaban en un comunicado conjunto el envío de aviones militares para entregar armamento a los servicios de seguridad haitianos. Ese mismo día los Estados Unidos presentaba ante el Consejo de Seguridad de la ONU una propuesta para el  envío a Haití de una “fuerza multinacional de acción rápida.” 

Mediante un acuerdo suscrito por el presidente de Kenya y el Primer Ministro de Haití, Ariel Henry, este país africano ofreció el envío de mil agentes de sus fuerzas policiacas para contribuir a la pacificación de Haití. El acuerdo fue anulado por el Tribunal Superior de Kenya al determinar que el Consejo de Seguridad de la ONU carecía de autoridad legal para enviar fuerzas policiacas fuera del país.

 Las pandillas, según datos de la ONU, mantienen el control de un 80% de la capital. Se estima en 200 el número de pandillas en Haití de las cuales 95 tienen sede en la capital, Puerto Príncipe. En días recientes, alrededor de 3,800 de delincuentes en varias prisiones fueron liberados por las pandillas. El gobierno del Ariel Henry, a quien muchos acusan de ceder el terreno a las pandillas, declaró un estado de emergencia, mientras cada día más voces solicitan su dimisión. 

De acuerdo con Ulrika Richardson, representante especial adjunta de la ONU en Haití, el “sentimiento sobre el terreno es que el país no puede seguir así. El nivel de violencia al que está expuesta la gente es inhumano.” Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue”, dirige una de las más poderosas pandillas, conocida como la G-9 y Familia (G-9 an fanni) reclama la renuncia del Primer Ministro Ariel Henry solicitando su arresto por parte de la policía y las fuerzas armadas. Se estima que Haití cuenta con sólo 9 mil policías en servicio activo, cuando conforme a estimados de la ONU, necesitaría alrededor de 26 mil efectivos.

En viaje de regreso de Ariel Henry desde Nairobi, Kenya, el avión en que viajaba por razones de seguridad no se le permitió aterrizar en Puerto Príncipe. República Dominicana tampoco autorizó el aterrizaje de la aeronave en suelo dominicano alegando la inexistencia de un plan de viaje de la aeronave. Previamente República Dominicana había suspendido con efecto inmediato las operaciones aéreas de pasajeros y carga desde y hacia Haití. La República Dominicana también ha hecho un significativo movimiento de tropas hacia la frontera de su país con Haití.  

El avión despegó desde el aeropuerto Teterboro de Nueva Jersey, teniendo como destino final su aterrizaje en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín de Puerto Rico. De acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos, dicho país no brinda asistencia militar al Primer Ministro para su regreso a Haití, aunque sí brinda apoyo a la Policía Nacional de Haití para la restauración de la seguridad, agilizar el desplazamiento de una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití y la transición de poder de manera pacífica.

Previo a su viaje a Kenya, Henry había participado en la reunión de la “Comunidad del Caribe” (CARICOM) efectuada en Georgetown, Guyana, el 28 de febrero de 2024. Allí se anunció un nuevo plan para llevar a cabo elecciones en Haití, fijándolas para antes del 31 de agosto de 2025. Se indicó, además, que como parte de los compromisos contraídos en dicha reunión del CARICOM, Henry habría acordado compartir el poder en Haití con la oposición. Este aplazamiento de las elecciones, ha sido uno de los detonantes de mayor violencia en Haití.

CARICOM está conformada por Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Monserrat, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago. Por su parte Anguila, Bermudas, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos e Islas Vírgenes Británicas son miembros asociados. La organización fue creada el 4 de Julio de 1973 por 15 países del caribe mediante el “Tratado de Chaguaramas”. Sus objetivos son: elevar el nivel de vida y trabajo de las naciones de la región; acabar con el desempleo; acelerar, coordinar y sustentar el desarrollo económico; y fomentar el comercio y las relaciones económicas con terceros países y con grupos de naciones. 

Todavía es incierto el destino final del Primer Ministro haitiano como incierto es el futuro inmediato de Haití en el marco del desarrollo de esta nueva etapa de crisis. Un posible escenario es que en medio del desarrollo de la lucha entre las pandillas y lo que queda de gobierno, y entre las propias pandillas por el control del país; todo termine en una guerra civil. Ojalá se esté a tiempo de evitar la misma.

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Author: Alejandro Torres Rivera

Nacido en Vega Baja, es un reconocido abogado laboral en San Juan, además de ser un prolífico escritor sobre asuntos políticos, laborales e históricos. Durante los años 2016-2018 fue Presidente del Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico. Actualmente es miembro de la Dirección del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH).