La procrastinación en la esfera sindical

El escenario de la lucha sindical es un ámbito sumamente complejo que está lleno de actividades que se definen como urgentes, prioritarias, complejas y extraordinarias. El desarrollo de cada una de estas actividades conlleva la ejecución secuencial de un conjunto de tareas que posibilitan el alcanzar los objetivos que se persiguen. Esta acción debe llevase a cabo por los dirigentes, el personal y los recursos externos a los que el sindicato tiene acceso. En la mayoría de las ocasiones la acción integrada de todos los componentes humanos del sindicato es lo que hace posible el logro de los objetivos trazados.

Desde nuestra experiencia, una de las actitudes que más lastran a las organizaciones sindicales es la procrastinación. Esto es, el hábito de retrasar actividades y decisiones que deben atenderse en un determinado momento, sustituyéndolas por otras situaciones irrelevantes en las cuales se deriva mayor satisfacción que al afrontar las que reclaman atención prioritaria.

Se han definido un conjunto de razones para explicar el por qué determinadas tareas y decisiones, que deben ser puntualmente asumidas para adelantar los objetivos definidos, no se llevan a cabo en el término de tiempo que demandan. Entre otras, se reconoce la falta de disciplina, la dificultad para manejar el tiempo y la ausencia de una estricta planificación. La procrastinación también ocurre cuando no estamos verdaderamente convencidos de que sea importante tomar las decisiones o llevar a cabo las actividades, cuando lo que se define como objetivo o meta choca con las creencias individuales, o simplemente porque tenemos miedo a fracasar o equivocarnos. A nivel individual estos elementos generan ansiedad y parálisis. 

Superar las dificultades que genera la procrastinación en el escenario sindical no es tan sencillo como hacer un nuevo Plan de Trabajo, reorganizar las tareas y redefinir los objetivos solo de aquellos proyectos con los cuales nos sentimos cómodos.

Las tareas sindicales están condicionadas por factores externos tan diversos como la particular naturaleza de cada taller que se representa, cada patrono con el que se debe llegar a acuerdos, la permanente acción modificadora de la realidad laboral que desarrolla el gobierno, las arbitrariedades de la Junta Dictatorial  y el nivel del compromiso social que la Unión haya definido. Se requerirá, sobre todo de los dirigentes, un gran compromiso y un gran esfuerzo para calibrar adecuadamente el impacto de estos factores externos, su alineamiento con los recursos de que dispone el sindicato y el nivel de identificación que se tenga con las metas y objetivos que demanda la realidad .

Es importante precisar que el problema que definimos para el campo sindical no es ajeno a otras instancias organizativas de nuestra sociedad. En la esfera gubernamental la procrastinación es un mal endémico estimulado por la realidad de los políticos que pretender complacer a todos dejando satisfechos solo a la clase patronal y su oportunismo de diferir la toma de decisiones difíciles para un futuro nunca definido, en aras de permanecer en el poder.

En lo que a los trabajadores importa, superar las actitudes que conllevan procrastinación es extremadamente importante. De ahí que se imponga una evaluación concienzuda de la manera en que conducimos nuestro quehacer sindical y si lo identificamos como problema real de nuestro gremio, nos hagamos conscientes del mismo, y comencemos a explorar y poner en vigor las alternativas que se han demostrado válidas para superar el mismo.

He aquí algunas recomendaciones que se ofrecen para comenzar a superar esta deficiencia organizacional.

  1. Evaluemos críticamente cómo se está afectando la productividad de cada integrante de nuestra organización.
  1. Aprendamos a dividir nuestras tareas complejas en varias más sencillas. Hagamos una línea de tiempo y pongamos la fecha límite para emitir cada decisión y cumplir cada tarea. Mantengamos el rigor y la disciplina.
  2. Definamos con meridiana claridad los objetivos y no nos comprometamos con otra cosa que no sea el cumplimiento de los mismos. Evitemos las distracciones.
  3. Utilicemos el tiempo asignado en hacer la tarea y no malgastemos el mismo pensando que es aburrida o complicada.
  4. Removamos del área de trabajo todo lo que pueda distraernos de la toma de decisiones o realización de la tarea.
  5. Adelantemos una lista de los posibles obstáculos que podamos  encontrar en el camino y escribamos, por adelantado, posibles soluciones para los mismos.
  6. No temamos fallar. A veces aprendemos más de nuestros errores.
  7. Recompensémonos con una pequeña celebración ante cada logro alcanzado.
  8. Balanceemos adecuadamente el tiempo para que podamos hacer lo que corresponde y sobre tiempo para hacer lo que nos agrada.
  9. Definamos puntualmente las tareas y obligaciones y tratemos de tener meridianamente claro cuales van de acuerdo a nuestras creencias y valores y cuales nos  resultan contradictorias.
  10. Deleguemos, si tu posición lo permite, con autoridad de ejecución y reserva tu autoridad de supervisión.
  11. No temamos pedir ayuda. La solidaridad sindical debe ser una práctica constante

Un Plan de Trabajo real, unas metas claramente definidas, la planificación adecuada del tiempo y una inclusión de todos los integrantes del equipo de trabajo en cada proyecto, serán elementos determinantes en atender cada situación que deba enfrentar el sindicato. Nada debe aplazarse para mañana si debe hacerse hoy, es la regla de oro para superar la procrastinación en el centro de nuestro trabajo sindical y en nuestra vida personal.

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Author: Erasto Zayas Nuñez

Erasto Zayas Núñez nació en el pueblo de Santa Isabel, PR el 7 de septiembre de 1949. Realizó estudios en las escuelas públicas del país y los universitarios en la UPR Recinto de Río Piedras y la Universidad Católica de Ponce. Casado, tiene cinco hijos y es el feliz abuelo de cuatro nietos. Escribe cuentos, poesía y durante dos décadas publicó una columna de opinión en el semanario El Oriental. Ligado al movimiento obrero en su capacidad de comunicador por más de medio siglo, se desempeñó como administrador de la Unión General de Trabajadores. Es uno de los fundadores de la Casa de Estudios Sindicales e integrante de su Junta de Directores.