Enfoque en la lucha de clases: actores y guionistas unen fuerzas

Resulta que el mayor drama del verano no es Barbie u Oppenheimer, sino la lucha laboral que se desarrolla en Hollywood. Es un junte entre escritores y actores asediados contra un supervillano tan malo como cualquiera que verías en una película de acción: los grandes estudios y streamers, incluidos Disney, Netflix y Amazon.

El 13 de julio, el Sindicato de Actores de Cine y la Federación Americana de Artistas de Televisión y Radio (SAG-AFTRA, por sus siglas en inglés), el sindicato que representa a 160.000 actores, convocó una huelga. Se unen al Sindicato de Escritores de América (WGA, en inglés), que han estado en huelga desde el 2 de mayo, intensificando la lucha contra los productores, estudios y streamers representados por la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, en inglés). Los escritores y actores comparten muchas de las mismas demandas: salarios que se mantengan al día con la inflación, mayores pagos residuales por streaming (transmisión en directo) y protecciones contra la inteligencia artificial (IA).

La huelga tiene un gran impacto y golpea duramente a los patronos. El cine y la televisión estadounidenses son una industria de 134 mil millones de dólares. La producción ya estaba gravemente herida por los piquetes de la WGA que cerraron el 80 por ciento de los rodajes en Los Ángeles. Ahora se ha detenido en todas partes, incluso a nivel internacional. No solo se ha detenido el rodaje, sino que los actores no promocionarán las películas, ni asistirán a las alfombras rojas, ni Emmys, ni San Diego Comic Con. El Los Angeles Times advierte que la doble huelga “cambiará para siempre” la industria.

En su discurso en la conferencia de prensa que anunció la huelga, la presidenta de SAG-AFTRA, Fran Drescher (estrella de la serie The Nanny), hizo hincapié en la gravedad de la decisión del sindicato. “Es algo muy grave que afecta a miles, si no a millones, de personas en todo este país y en todo el mundo, no solo a los miembros de este sindicato, sino también a las personas que trabajan en otras industrias”. Pero Drescher argumentó que el peligro de no decretar la huelga era peor. “Si no nos mantenemos firmes ahora mismo, todos vamos a estar en problemas. Todos vamos a estar en peligro de ser reemplazados por máquinas y grandes empresas que se preocupan más por Wall Street que por usted y su familia. La mayoría de los estadounidenses no tienen más de $500 en caso de emergencia. Esto es muy importante, y nos pesó mucho. Pero en algún momento tienes que decir: “No, no vamos a soportar esto más”.

La industria del cine y la televisión se ha visto afectada tan drásticamente por la pandemia, el streaming y la inteligencia artificial (IA) que los actores y escritores de Hollywood se preguntan cómo podrán sobrevivir. Están librando una lucha existencial, mientras que la inflación y la crisis general del capitalismo están afectando a los trabajadores de todo el mundo. Su lucha es un ejemplo dramático de la misma lucha que deben iniciar los trabajadores en todas partes.

¿Las élites de Hollywood?

A algunos artistas destacados, desde Margot Robbie hasta Harrison Ford, se les ha preguntado por su opinión sobre la huelga. Si nos dejáramos guiar por estos reportajes, llegaríamos a pensar que la huelga de actores solo se trata de pelea entre millonarios.

Pero la verdad es que la gran mayoría de los actores afiliados al SAG-AFTRA están muy lejos de hacerse ricos. De hecho, están en huelga precisamente para asegurarse un sustento en el que puedan confiar.

En el cine y la televisión, el trabajo es efímero, irregular y, para la mayoría, mal pagado. La inflación está erosionando los salarios base, como sucede en todas partes, y la proliferación del streaming por canales de televisión significa para los actores contratos más cortos con más tiempo entre temporadas.  El ochenta y siete por ciento de los actores de SAG-AFTRA no ganan los $26,000 al año necesarios para acceder al seguro de salud.

Incluso conseguir un trabajo regular de actuación en una serie no es un boleto para la estabilidad.

En un video de TikTok sobre el pago de la televisión, el actor de Ugly Betty, David Blue, dijo: “Conozco a varios actores recurrentes de la serie, protagonistas de programas, que recientemente tuvieron que volver a casa con sus padres porque simplemente no podían pagar el alquiler”.

Luke Cook (The Chilling Adventures of Sabrina) tiene dos trabajos secundarios además de la actuación y estima que “el 95 por ciento de los actores de SAG no pueden ganarse la vida con la actuación. Necesitan tener otros trabajos”.

Curt Mega habló sobre su experiencia como actor recurrente en Glee. “Estamos ganando, cuando lo promedias todo, el salario mínimo”, dijo Mega. “Lo único que teníamos, lo único, eran los pagos residuales. ¿Adivina qué? Glee está ahora en Disney+. Ya no recibo pagos residuales de ese programa. O si lo hago, son como dos centavos”.

Los residuales son pagos que los actores (y escritores) obtienen cuando sus programas o películas se repiten en la televisión. Fue una concesión arrancada de los estudios la última vez que actores y escritores se unieron, en 1960. Los pagos residuales impidieron que las emisoras llenaran su tiempo de emisión por completo con repeticiones baratas al ponerles un precio, y ayudaron a mantener a los actores a flote entre trabajos. La huelga del SAG de 1980 fue igualmente una lucha por los residuales, esta vez en relación con un nuevo medio llamado videocasetes.

Sin embargo, cuando el streaming entró en escena, los sindicatos del entretenimiento tardaron en reaccionar y luchar por buenos contratos que cubrieran los nuevos medios. Los residuales no significaban nada en un medio en el que las repeticiones (“reruns”) realmente no existen.

El otro impacto que tuvo Netflix fue el precedente que estableció para pagar su escala de estrellas (es decir, la tarifa mínima de SAG-AFTRA).

El elenco del éxito insignia de Netflix, Orange is the New Black, ha sido muy abierto sobre lo poco que sacaron de la serie que puso a la plataforma en el mapa. Matt McGorry dijo: “Mantuve mi otro trabajo todo el tiempo que estuve en la serie porque pagaba mejor que el mega exitoso programa de televisión en el que estábamos”. Y Lori Tan Chinn, que apareció en seis temporadas, dijo haber considerado solicitar cupones de alimento.

En los inicios de Netflix, la plataforma justificó los bajos salarios por ser el “desventajado” que intentaba triunfar con un medio experimental. Pero esa excusa no se sostiene cuando el experimento se convierte en una sensación global como fue Orange Is the New Black. Es un ejemplo de cómo los capitalistas aprovechan cada oportunidad para hacer retroceder los avances que los trabajadores ganaron en el pasado, en este caso, los pagos residuales. Esta es una lucha con la que todos los trabajadores tenemos que lidiar mientras los patronos intentan sacar las ganancias de un sistema en crisis.

De la inteligencia artificial (IA) a los actores artificiales

Si bien el aumento vertiginoso del costo de vida y la evaporación de los pagos residuales hacen que la actuación sea cada vez más precaria, la IA y la tecnología relacionada amenazan con eliminar totalmente el trabajo.

La IA está desempeñando un papel cada vez más importante en la producción cinematográfica. El año pasado, un programa de IA reemplazó una interpretación vocal de James Earl Jones, de 91 años, en la serie Obi-Wan Kenobi, y este año varios actores muertos hicieron cameos a través de imágenes generadas por ordenador (CGI, Computer-Generated Imagery, por sus siglas en inglés) en The Flash, lo que está generando alarma entre los artistas de carne y hueso, que temen tener que competir con las máquinas o incluso quedar obsoletos.

Imagen de “actor” generado por Inteligencia Artificial

En la conferencia de prensa del SAG-AFTRA, el director de operaciones y consejero general del sindicato, Duncan Crabtree-Ireland dejó caer una bomba cuando transmitió la propuesta de IA de la AMPTP, “que nuestros artistas deberían ser escaneados, recibir el pago de un día y la compañía poseería ese escaneo, su imagen, su semejanza, y podría usarlo por el resto de la eternidad, en cualquier proyecto que quisieran sin consentimiento y sin compensación”.

La indignación inmediata que esto provocó ha tenido repercusión en toda la industria.

La actriz Justine Bateman, que fue consultora de IA para SAG-AFTRA durante las negociaciones, agregó en Twitter: “La AMPTP no solo quería poseer la semejanza específica de los actores para siempre, sino que quería alimentar 100 AÑOS DE ACTUACIONES (por una tarifa nominal) para entrenar a los modelos GAI [inteligencia artificial generativa]. Así que todo nuestro trabajo podría convertirse en “nuevos” personajes de IA. Y SIN consentimiento de ninguno de los actores”.

Desde el comienzo de la Revolución Industrial, la automatización, que bajo un sistema racional facilitaría las cosas a los trabajadores, ha arrojado a la calle a los trabajadores cualificados y ha reducido los salarios. Las profesiones creativas parecían estar a salvo de la amenaza de la automatización hasta la reciente explosión de la IA generativa. La capacidad de generar un rendimiento de IA convincente es una hazaña tecnológica que abre un potencial creativo ilimitado. Bajo el capitalismo, sin embargo, las posibilidades son puramente distópicas.

Hay muchos más problemas por lo que los actores están en huelga, pero las protecciones contra la IA, los aumentos salariales y los pagos residuales son clave. Estas también son demandas que los actores comparten con los guionistas en huelga. La lucha de SAG-AFTRA contra el AMPTP no es aislada, y no comenzó el 14 de julio, sino el 2 de mayo, con la WGA.

La huelga de los escritores: una historia de solidaridad

De los tres principales gremios de Hollywood que negocian sus contratos este año, el WGA, el Director’s Guild of America (DGA) y SAG-AFTRA, los escritores fueron los primeros.

Su huelga no fue una sorpresa. La WGA tiene un historial de ser el más militante de los tres gremios, su última huelga fue en 2007-8, y la AMPTP estuvo objetando sus demandas. La estrategia de los productores parecía ser instigar una huelga y luego dejar que los escritores se cansaran. Pero sucedió algo con lo que el AMPTP no contaba: la solidaridad.

La Alianza Internacional de Empleados del Escenario Teatral (IATSE), que representa a los miembros del equipo de producción, y Teamsters Local 399 se negaron a cruzar los piquetes de la WGA, deteniendo el rodaje en Los Ángeles y Nueva York.

El grado de solidaridad marca una diferencia desde la última huelga.

En palabras de un productor: “Es completamente diferente a la última vez”. Esta solidaridad palpable se basa en una lucha compartida contra un enemigo común. “Estas empresas los están jodiendo de diversas maneras y saben que la única manera de ganar es mantenerse unidos”.

El líder de la huelga de la WGA East, David Simon, dio crédito a IATSE y a los Teamsters por hacer que las líneas de piquete fueran un éxito, y explicó: “Todo esto surgió desde la base hasta los líderes de los gremios. No creo que la gente supiera lo cabreados que estaban todos hasta que empezaron a compartir sus experiencias. Eso es lo que motiva esto”.

Luego de que los Teamsters (Tronquistas) apoyaran los piquetes la WGA, ésta correspondió la solidaridad.

En un mes, toda la filmación fuera de estudio en Los Ángeles se cerró y los ejecutivos de estudio fueron admitiendo anónimamente que las tácticas de los escritores fueron “efectivas”.

Desafortunadamente, el liderazgo de la DGA o SAG-AFTRA no mostró el mismo nivel de solidaridad. Si bien animaron a sus miembros a visitar las líneas de piquete, también les recordaron que cumplieran sus contratos y continuaran filmando.

Fran Drescher, quien, afortunadamente, está adoptando ahora una línea mucho más militante, recibió algunas críticas en mayo por decir que no creía que guionistas y actores compartieran las mismas demandas. Pronto se retractó de esos comentarios, aunque en otra entrevista parecía más concentrada en el impacto de la huelga en un posible reinicio de La niñera que en su justa resolución.

El DGA se doblega y el WGA mantiene la línea

Un golpe a la lucha se produjo el 3 de junio cuando el DGA (Sindicato de Directores) aceptó un acuerdo. El acuerdo fue anunciado como “avance histórico”, aunque los aumentos salariales que obtuvo estaban por debajo de la inflación, los pagos residuales basados en la audiencia se dejaron intactos y los miembros manifestaron preocupación de que no obtuvieran suficientes protecciones de la IA.

Muchos escritores han visto el acuerdo como una traición debido a la tradición de negociación de los empresarios en Hollywood, en la que los términos del acuerdo de la DGA generalmente se aplican a la WGA y SAG-AFTRA. La huelga de 2007-8 finalmente terminó con la WGA aceptando términos muy similares a los establecidos por los directores. Un miembro de ambas uniones WGA-DGA llamó airadamente a la DGA un “gremio de Vichy” (colaboracionista).

Sin embargo, la WGA se había preparado para el golpe. El día antes de que expirara el contrato de la DGA, el copresidente del comité de negociación de la WGA, Chris Keyser, publicó un video a los miembros asegurándoles que el AMPTP “descubriría que [su] manual de estrategias 2007/8 no pertenece a una sala de negociación, sino en un museo. Cualquier acuerdo que haga que esta ciudad vuelva a trabajar se ejecuta directamente a través de la WGA, y no hay forma de evitarnos”.

El vídeo fue un ejemplo de lo que la WGA estaba haciendo muy bien: transparencia, comunicación y mantenimiento del entusiasmo. Semanas después de la huelga, los altos niveles de entusiasmo en las líneas de piquete fueron notables. El escritor Michael Schur señaló: “Las cosas que mantendrán nuestro ánimo son la transparencia, un sentido de propósito, un sentido de unidad”.

Una parte de ese propósito es cómo los escritores entienden su lucha en el contexto del movimiento obrero más amplio. “Estamos manifestándonos por los trabajadores, y los trabajadores nos están mirando”, dijo Keyser en su mensaje. “Si tenemos éxito, haremos que sea más fácil, no fácil, sino más fácil, para que otros tengan éxito después de nosotros. Si flaqueamos, si fracasamos, si es el poder de las empresas el que gana y no el nuestro, entonces habremos fallado para todos… Y lo digo no como si fuera una carga sino con un sentido de propósito”.

Hubo un entendimiento de que todos estaban allí para el largo plazo. Si bien muchos líderes sindicales parecen ansiosos por concluir las huelgas lo antes posible, la WGA inició su huelga sabiendo que sería larga. Como dijo Keyser, “Lo único que determinará si tenemos éxito o no en esta huelga es nuestra resistencia, tanto física como emocional”. Ese sentido de determinación ha impregnado las lineas de piquetes.

SAG-AFTRA responde ante la presión de “abajo”

Una vez que la DGA llegó a un acuerdo, la AMPTP pasó a negociar con SAG-AFTRA.

Antes de iniciar las negociaciones, el sindicato de actores realizó una votación para autorizar la huelga. Regresó con un histórico 97,91 por ciento a favor.

Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha de expiración del contrato del 30 de junio, el sindicato no estaba tomando medidas para prepararse para una huelga. El 24 de junio, Drescher y Crabtree-Ireland publicaron un vídeo que decía: “Estamos teniendo unas negociaciones extremadamente productivas” [sic], indicando que SAG-AFTRA seguiría el camino de la DGA.

El vídeo desencadenó un alboroto entre las bases. Y en un sindicato de actores de Hollywood, algunas de esas bases llaman mucho la atención.

Más de 300 actores de primer nivel, incluidos Meryl Streep y Jennifer Lawrence, firmaron una carta abierta que llegó a todos los periódicos comerciales expresando su falta de confianza en el liderazgo sindical. “Estamos preparados para ir a la huelga si llega el caso. Y nos preocupa la idea de que los miembros de SAG-AFTRA puedan estar listos para hacer sacrificios mientras el liderazgo no lo está”.

Si bien los firmantes de la carta fueron algunas de las estrellas más grandes de Hollywood, los temas que se destacaron incluyeron aquellos que son “un enorme problema para los actores de la clase trabajadora”, como la inflación y la práctica de audiciones autograbadas.

La carta concluyó: “Si no puedes llegar hasta allí, te pedimos que uses el poder que te dimos nosotros, los miembros, y te unas a la WGA en las líneas de piquete”.

En los días que siguieron, cientos de actores más firmaron la carta, incluyendo, curiosamente, la propia Fran Drescher.

SAG-AFTRA tiene una dinámica única, en la que los miembros de base pueden tener más poder e influencia que sus líderes. Pero el proceso que tiene lugar dentro de el sindicato no es especial. Los miembros de base del sindicato pueden empujar y empujan a sus líderes a ser más militantes. A medida que la crisis del capitalismo se intensifica y las luchas laborales se calientan, es un fenómeno que veremos más a menudo.

La carta tuvo su efecto. Llegó la fecha límite del 30 de junio, y SAG-AFTRA no se fue a la huelga ni se doblegó. Acordaron extender su contrato hasta el 12 de julio.

El impulso había cambiado. SAG-AFTRA empezó a buscar líderes de huelga voluntarios e informar a los publicistas y abogados de espectáculos sobre lo que sus clientes podían y no podían hacer en caso de huelga.

Fuentes informaron que la AMPTP estaba frustrada con lo que llamaron la “intransigencia” de una “minoría militante” en la unión. Intentaron llamar a un mediador federal para suavizar las cosas.

Luego, a un día del final del contrato, la publicación comercial Deadline publicó un artículo citando a ejecutivos de estudio anónimos, revelando que su “juego final” para la huelga de la WGA “es permitir que las cosas se alarguen hasta que los miembros del sindicato comiencen a perder sus apartamentos y sus casas”. Declaró descaradamente que “Warner Bros Discovery, Apple, Netflix, Amazon, Disney, Paramount y otros han decidido ‘romper la WGA’“.

Publicaciones como Deadline generalmente no hacen periodismo de investigación; imprimen artículos de encargo. Es casi seguro que el artículo fue una movida calculada por parte de los estudios para intimidar a SAG-AFTRA para que aceptara un acuerdo. Y fue todo lo contrario. El artículo explotó en Internet como una bomba incendiaria.

Las negociaciones se desmoronaron, y cuando Fran Drescher habló en la conferencia de prensa de SAG-AFTRA, su posición estaba muy lejos de donde había estado en mayo y junio.

“Estoy sorprendida por la forma en que las personas con las que hemos trabajado nos están tratando”, criticó Drescher. “No puedo creerlo… Cómo alegan pobreza, que están perdiendo dinero por todas partes, cuando dan cientos de millones de dólares a sus CEOs. Es asqueroso.” Y continuó: “Así que se acabó el abuso, AMPTP… Comparte la riqueza porque no puedes existir sin nosotros”.

“Eventualmente, la gente derriba las puertas de Versalles, y entonces todo se acaba”, agregó Drescher en una referencia a la Revolución Francesa. “Bueno, estamos en ese momento ahora mismo”.

SAG-AFTRA se unió a la WGA en las líneas de piquete el 14 de julio, entrando en una lucha que ha sido notable por el entusiasmo, la determinación y la solidaridad de los trabajadores.

Una industria en crisis

Una cosa en que el polémico artículo de Deadline acertó fue que esta será una larga lucha. Las empresas se sienten bajo tanta presión como sus trabajadores.

El COVID causó estragos en los estrenos en cines, y la transmisión en directo (streaming) ha alterado por completo la transmisión de televisión. Si bien la transmisión en directo parece haber salido victoriosa sobre estos medios más tradicionales, aún no ha producido los niveles tradicionales de ganancias. Así que los streamers han dado un giro completo: de gastar más dinero en los programas para ganar espectadores a recortar programas en un intento desesperado por aumentar los márgenes de ganancias y apaciguar a los inversionistas.

De ahí las declaraciones de Bob Iger, CEO de Disney, cuando se quejó en CNBC de que “este es el peor momento del mundo para aumentar esa interrupción”, y se quejó de que los escritores y actores, “simplemente no son realistas”.

Eso no quiere decir que no haya dinero en el entretenimiento, es solo una cuestión de a dónde va ese dinero. Solo el paquete de compensación de $45,9 millones de Iger por sí sólo sería de gran ayuda para satisfacer las demandas de los actores y escritores.

La pregunta ahora es, ¿qué lado puede sobrevivir más tiempo? Estudios como Paramount y Universal podrían empezar a sufrir una sequía de contenido, pero las empresas tecnológicas como Apple y Amazon tienen otras fuentes de ingresos para sostenerlas.

Los actores y escritores, por otro lado, están acostumbrados a pasar meses sin trabajo en su campo, y están en la posición única de tener millonarios que contribuyen a su fondo de huelga. Sin embargo, lo más fundamental para su éxito será la solidaridad. La WGA y el SAG-AFTRA deben negociar juntos y resistir los inevitables esfuerzos de la AMPTP para dividirlos. Si un sindicato acepta un acuerdo por su cuenta, solo socavará al otro. Así es exactamente como los ejecutivos del estudio están usando el DGA, con Iger implorando a los escritores y actores que sigan el ejemplo de los directores. Pero juntos, tendrán más poder que solos.

La solidaridad en el centro de atención

No es solo la solidaridad entre los sindicatos de entretenimiento lo que ha sido la fuerza de esta lucha, sino la solidaridad entre todas las industrias.

Las líneas de piquete de WGA han sido fortalecidas por trabajadores de todo tipo de sindicatos, incluidos United Teachers of Los Angeles y National Nurses United. Tanto los escritores como los actores han recibido una gran cantidad de simpatía del público en general.

No es sorprendente. Los salarios erosionados por la inflación, las concesiones obtenidas en el pasado que ahora son reclamadas por patronos codiciosos, la amenaza de ser automatizados fuera de un trabajo: estas son dificultades que los trabajadores de todo el mundo entienden, contra las que los trabajadores de todo el mundo están luchando.

Las huelgas de la WGA y SAG-AFTRA están ocurriendo en medio de una ola de huelgas en Los Ángeles. Alrededor de la mitad de los grandes huelgas estadounidenses de este año han ocurrido en California.

WGA en apoyo a la huelga de UNITE HERE

Desde el 2 de julio, alrededor de 30.000 trabajadores de la hostelería organizados en Unite Here Local 11 han estado en huelga, la mayor huelga de trabajadores de la hostelería en la historia de los Estados Unidos. Unite Here y los trabajadores de WGA han estado visitando sus correspondientes piquetes.

“Nunca te imaginarías que tienen las mismas luchas que nosotros, ¡son de las películas!” dijo Lili Hernández, una ama de llaves de Fairmont Miramar. “Pero resulta que estamos en el mismo barco. Tenemos que asegurarnos de no hundirnos”.

La WGA también mostró su agradecimiento por la solidaridad de Teamsters apoyando la línea de piquete de conductores de entrega en un almacén de Amazon en Santa Clarita. Los dos sindicatos, aparentemente tan diferentes, se enfrentan al mismo enemigo.

Es este contexto de la lucha laboral más amplia lo que hace que la huelga de Hollywood sea tan importante. Por su naturaleza, los sindicatos de escritores y actores tienen un centro de atención como ningún otro. La WGA y SAG-AFTRA están desempeñando un papel protagónico en el movimiento obrero y dando ejemplo a toda la clase trabajadora.

Cuando Fran Drescher dijo: “los ojos del mundo y, en particular, los ojos de los trabajadores están sobre nosotros”, tenía razón.

Cuando la WGA y SAG-AFTRA muestran solidaridad, militancia y determinación, es una lección para toda la clase trabajadora. Cuando dan un golpe contra Netflix, Disney y Amazon, ese es un golpe de toda la clase trabajadora.

¡Victoria para los guionistas!

¡Victoria para los actores!

¡Apoyo a todos los trabajadores de la industria del entretenimiento!

Fuente: Lucha de Clases

Author: Christina Kupchenko-Frolick

Militante de Fightback, sección canadiense de la Corriente Marxista Internacional (CMI)