Inflación y crisis capitalista

La principal causa de toda crisis capitalista es la incapacidad del sistema para convertir la gran masa de producción de mercancías en valores que a su vez retroalimenten el sistema, es decir toda crisis es una expresión de la crisis de sobreproducción, ahora bien uno de los elementos que suelen acompañar a las crisis es la inflación.

Es un lugar común en la enseñanza de la economía, en cualquier parte del mundo, el señalar que dentro de un país que ante un incremento de circulante, que no se sustente en un aumento de la producción el efecto lógico es que los precios de los bienes y servicios se modificarán al alza. Es decir que se tendrá un efecto inflacionario, dado que para representar los mismos valores se tiene más dinero, ya sea papel, moneda o por medios digitales.

Históricamente también es conocido el hecho de que, cuando un gobierno se encuentra en dificultades para cubrir su presupuesto, recurre a la impresión de dinero, generando, al menos momentáneamente, la idea de que hay liquidez. Dicha ilusión se disipará una vez que el incremento de circulante provoque una aumento de precios que sitúe otra vez todo en el punto de partida, generando entonces un círculo vicioso.

Un efecto parecido es cuando un banco central comienza a dar créditos de dinero que no tiene y que respalda en deuda pública, deuda que a la larga genera intereses que se deben pagar y que al final de cuentas se carga a cuestas de las masas trabajadoras. La carga por el servicio de la deuda puede volver a generar incapacidad del presupuesto para cubrirlo con los ingresos y ello puede forzar a imprimir dinero o a adquirir más deuda. Al final, siempre se llega al mismo punto de partida pero sobre una base más endeble.

Otra opción es cuando una economía está estancada y el dinero en circulación no encuentra espacio para representarse en la producción de bienes y servicios. Hablamos de la especulación, que en realidad es un juego de apuestas. Pueden ser acciones de empresas, pueden ser valores de monedas, bienes inmuebles, monedas digitales, etc. Un inversor dice “yo doy por esto 1000” otro dice «yo doy 1200” y una manada de personas empieza a pujar; 2300, 3000, etc. Se genera una burbuja, pero sucede que en realidad su única base real es el valor socialmente necesario para producirlo, digamos esos 1000 originales. De cualquier modo, una importante cantidad de dinero que estaba en circulación queda ocupada en ese juego. El problema es que esos valores especulativos son empleados como garantía de préstamos, cuando la burbuja especulativa truena, y las ofertas por los valor especulativos se reducen a la nada, las garantías de los préstamos que se contrajeron se esfuman. Segmentos enteros de inversionistas pierden hasta la camisa, en el caso de bancos o empresas que caen en el juego quedan en una insolvencia tal que ponen en riesgo el sistema financiero de países enteros.

Es entonces cuando los bancos centrales entran al rescate, ya sea comprando acciones, comprando deuda de los gobiernos o empresas u ofreciendo préstamos, claro solo a grandes capitalistas a tasas de interés cero o casi cero.

El detalle es que los bancos centrales no pueden inventar el dinero, o no deberían hacerlo. Lo sustentan a su vez en deuda a pagar hasta el fin de los tiempos. De cualquier modo, el efecto es el mismo que poner la imprenta de billetes a funcionar: Inflación.

En otros tiempos los niveles de deuda eran relativamente bajos, la economía real tenía márgenes para crecer relativamente importantes y se generaba una especie de estímulo a la demanda. Es decir, el dinero buscaba bienes y servicios que comprar y de este modo se daba una especie de impulso productivo para satisfacer esa demanda de bienes. Inflación con crecimiento.

Los Estados Unidos apoyados por el tamaño de su economía (casi el 50% del PIB en la postguerra) y por el poder militar acumulado (cientos de bases regadas por todo el mundo) ofreció al dólar como moneda mundial garantizando que respaldaba 35 dólares por cada onza de oro. Todo el mundo quería dólares y los norteamericanos empezaron a imprimirlo para ofrecerlo a quien lo quisiera como equivalente de oro. El problema era que para 1971 se habían impreso tantos dólares que si los países en posesión de los mismos reclamaban su oro, los Estados Unidos no tendrían con qué responder a esa garantía, así que el compromiso se rompió y desde entonces el dólar no se respalda más que con la fuerza económica, política y militar de los Estados Unidos.

La economía mundial había tenido hasta entonces un crecimiento sostenido que se había basado en una expansión del comercio, fue la incapacidad del dólar para respaldar dicho crecimiento lo que llevó a una crisis mundial. Los Estados Unidos se salvaron porque trasladaron la crisis de su moneda al resto del mundo, generando una demanda de dólares que al final significó una transferencia de valores a la economía norteamericana.

El mundo pagó con una brutal crisis que significó dictaduras, guerras y pobreza.

Uno de los efectos económicos fue la inflación en todo el mundo que se extendió hasta bien entrados los ochentas. Los países comenzaron a acumular ya no oro o metales preciosos, sino dólares. Establecieron estrictos controles de gasto, aperturas comerciales indiscriminadas; que en realidad significaba el sometimiento mundial a manos del dólar. Se hablaba de evitar los déficits presupuestales, contener la deuda pública, etc.

Todo ello incluía el estandarte de la llamada globalización que en el fondo era un mecanismo para que los países más débiles eliminaran sus aranceles a favor de los más ricos, sirviéndoles como soporte para su expansión. A la larga esto supuso la desindustrialización de una parte de los países a favor del crecimiento de otros y una nueva división internacional del trabajo, siempre controlada por los países más avanzados capitaneados por los estados unidos.

Un ejemplo de ello fue la fundación de la Unión Europea que estableció a los países europeos como condición de convergencia:

  • Una inflación no mayor del 1.5 %.
  • No tener un déficit público mayor al 3%.
  • Moneda estable.

El objetivo era crear un banco central y una moneda única, que en el año de 2007 llegó a cambiarse a 1.6 dólares por euro. La promesa era el fin de la historia y la prosperidad permanente. Las cosas resultaron muy distintas.

Para 2008 las políticas monetaristas colapsaron, lejos de atender a sus propios dogmas los países capitalistas avanzados recurrieron al endeudamiento permanente y particularmente los bancos centrales establecieron medidas para facilitar el financiamiento de los grandes capitalistas a costa de las arcas públicas.

Era el socialismo de los oligarcas financiado por las masas trabajadoras, ya sea por la vía de la superexplotación, los impuestos o la reducción del gasto público. Como hemos dicho, la deuda de los más poderosos se convierte en deuda pública que se carga al presupuesto generando una espiral infernal.

Exceptuando China, todos los países vivieron una década de estancamiento que se coronó con una nueva caída, que coincidió con la pandemia del COVID-19. Fue entonces cuando los bancos centrales de los países dominantes perdieron todo sentido de la proporción.

En 2019 el total del circulante en los Estados Unidos era de 15.3 billones de dólares, a mediados del 2020 era de 19.1 billones de dólares, llegando en 2021 a los 23. 3 billones de dólares. Un incremento del 35% en tan solo dos años, algo nunca visto en la historia de los Estados Unidos (Masa monetaria (moneda local actual) – United States | Data (bancomundial.org)).

A ello hay que sumarle que durante esos años la tasa de interés rondaba el 0% de la Reserva Federal, en la práctica el banco central, suponía dinero gratis para los grandes capitalistas.

Esto sucedía mientras que la economía norteamericana caía un 3.5%. En medio de todo eso absolutamente todos los analistas burgueses señalaban que no había peligro de inflación.

El efecto ha sido un incremento salvaje de la deuda pública norteamericana que es ya superior a los 30 billones de dólares, más del 100% del PIB, la cual ha crecido 7 billones en dos años, más del 23 %, algo también histórico,

Si revisamos su déficit público, en el año 2021 tuvo un 14.5% de su PIB (https://datosmacro.expansion.com/deficit), nuevo récord.

Y luego dicen que la inflación es por culpa de Putin.

México es un país que depende en un 80% de su comercio exterior con una economía que tiene una inflación cercana al 9%, ello explica absolutamente todo. En el caso de la Unión Europea también hay una crisis de finanzas públicas evidente, su deuda ya supera el 100% de su PIB total (13 billones de euros), su déficit público es mayor del 8% del PIB, con cifras de inflación que rondan el 10%.

En suma la inflación no es un asunto momentáneo, sino que es estructural. Se debe a la bancarrota del sistema capitalista para poner un orden en su decadencia. El capitalismo tiene una fórmula para enfrentarlo y es pasando por encima de las masas trabajadoras, reduciendo salarios, aumentado costos de servicios, quitando derechos. La pregunta es ¿hasta cuándo estaremos dispuestos a seguir soportando este horror sin fin, que es el capitalismo?

Fuente: La Izquierda Socialista de México

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Author: Ruben Rivera

Ingeniero electricista y marxista mexicano, es miembro del Comité Editorial del Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx. Autor de "Independencia y revolución – 200 ańos de lucha de clases en México", "José Revueltas" y "Jose Revueltas y la Izquierda en México” así como más de 300 artículos publicados en México y el extranjero, relacionados con la lucha de clases.