¿Y después del Primero de Mayo… Qué?

A varios días de la conmemoración del Día Internacional de la Clase Obrera se impone – como tema obligatorio – una evaluación de lo ocurrido. Sin entrar a enumerar los detalles morbosos de los incidentes previos al Primero de Mayo baste con decir que lo ocurrido en torno a esa fecha refleja el estado del movimiento sindical en Puerto Rico.

Un grupo de sindicatos convocó a diversos sectores sociales para marchar hacia La Fortaleza en reclamo de la salud y la educación pública. Otro sector del sindicalismo llevó sus reclamos a la Legislatura y a La Fortaleza a través de una delegación y luego convocó a los trabajadores al Festival del semanario Claridad. La Asociación de Maestros celebró una ruidosa manifestación a la entrada de la isleta de San Juan. Finalmente otros sindicatos, posiblemente la mayoría, no convocaron a actividad alguna.

Salta a la vista – y duele – que la primera conmemoración del Primero de Mayo luego de aprobado el Plan de Ajuste a la Deuda no fuera una actividad unitaria de mayor asistencia y militancia. Esto no debe sorprendernos… debemos recordar que a pocos días de aprobado el PAD el Gobernador ofreció su Mensaje a la Legislatura y, de manera sorprendente, no hubo protesta sindical frente al Capitolio, ni unitaria ni sectaria.

Todo lo anterior apunta hacia un estado de reflujo en la militancia sindical. Después de veinte años de crisis económica, fiscal y de una continua ofensiva neoliberal el sindicalismo en Puerto Rico se encuentra duramente golpeado… y sumamente dividido. Y lo que es peor: ya que tanto la naturaleza física como social y sindical se encuentra en continuo movimiento, la situación no quedará estática: o habrá de empeorar o habrá de mejorar. Todo depende de lo que haga nuestro liderato sindical en esta coyuntura.

Básicamente hay dos posibilidades. Podemos ignorar lo que viene ocurriendo hace décadas y seguir haciendo las cosas como siempre. De seguir este camino – en que cada cual marcha por su lado – el sindicalismo se moverá inexorablemente hacia su extinción. Suena duro pero alguien tiene que decirlo. La segunda alternativa es reconocer que tenemos un serio problema para luego actuar de conformidad.

Para seguir este segundo camino lo más importante – y urgente – es abrir las puertas al diálogo. Diálogo franco y necesario. Realmente sorprende como a veces resulta más fácil que un sindicalista se reúna con su patrono que con otro sindicalista. Y podemos llegar a acuerdos con los patronos – que establecemos en estipulaciones y convenios colectivos – pero se nos hace muy difícil llegar a acuerdos sencillos con otros sindicatos. ¿Tenemos diferencias? Sin duda. Pero si no dialogamos sobre ellas para buscar alternativas solo nos esperan más derrotas.

Ante la aprobación del Plan de Ajuste a la Deuda se ha hipotecado nuestro país por los próximos 30 años. Treinta años de austeridad nos esperan. ¿Cuál es nuestro plan? ¿Podemos llegar a acuerdos para enfrentar esta amenaza?

Es el momento de dejar a un lado los asuntos personales (o personalistas) para dialogar sobre el futuro del sindicalismo en Puerto Rico. Es momento de mirar más allá de las fronteras de nuestros propios sindicatos y considerar las necesidades de la clase obrera en su conjunto. Es momento de ver cuales son los asuntos que tenemos en común para construir alternativas más que profundizar en nuestras diferencias.

En esencia podemos evaluar el Primero de Mayo de manera superficial, enfatizando y regodeándonos en nuestras diferencias (que las hay y nadie las niega) o podemos aprovechar la coyuntura para tender puentes de comunicación, buscar puntos de convergencia y trabajar para mejorar nuestro futuro. Como dije, todo depende del liderato sindical. O más propiamente, depende de algunos líderes que estén dispuestos a dar el primer paso para asumir los retos del momento.

Podemos hablar de unidad táctica o unidad en la acción, del frente único o del frente unido pero todo se reduce a lo mismo: la necesidad de que tengamos la disposición de luchar juntos aunque nos encontremos o mantengamos en diferentes trincheras. Unidad con diversidad es la clave del futuro. Si queremos sobrevivir, claro está. 

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Author: Carlos Quirós Méndez

Carlos Quirós Méndez es abogado laboral y educador sindical. Por espacio de veinte años fue Director del Instituto Laboral de Educación Sindical (ILES). Ha sido cofundador de la Coordinadora Sindical (CS), el Partido del Pueblo Trabajador (PPT), el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) y la Casa de Estudios Sindicales (CES).