Mensaje en ocasión del aniversario 57 de la muerte de Pedro Albizu Campos

Buenas noches. 

Agradezco a la Fundación Casa Albizu, el Comité 30 de octubre, el Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico y el Comité Plaza Monumento Pedro Albizu Campos de Salinas, por este espacio de dialogo, memoria, y reflexión. 

Se trata de la conmemoración del quincuagésimo séptimo aniversario de la partida de Don Pedro Albizu Campos celebrada ante su última morada. Esta era la casa del Dr. Virginio Rodríguez Marrero, en donde la utuadeña Juanita Ojeda, a quienes recordamos esta noche, la enfermera Conchita Santos de Marks y los doctores Ricardo Cordero, el Dr. Luis Cuello y el médico titular de la residencia, dieron los últimos cuidados de salud a Albizu. 

Comparto estas notas en la confianza de que se reciba como una reflexión escrita para provocar a los espíritus inquietos. Me refiero particularmente a quienes preocupados por el devenir de estas tierras, expresan su esperanza militante para alcanzar la libertad que todo pueblo merece. 

El acceso a este micrófono permite recordar a una persona que con su ejemplo de valor y sacrifico, su discurso vibrante, y su aguda interpretación de las políticas imperialistas marcó una época y la trascendió en tiempo y en espacio. También es inevitable pensarnos hoy.

Decimos que trasciende a su época y recordamos las palabras de su viuda, la Dra. Laura Meneses quien destacaba que: “Albizu Campos vivió para su pueblo y por él murió en el sacrificio impuesto por el enemigo de la libertad y la independencia de su Patria. Las vidas consagradas a una causa como la que él sirvió trascienden la muerte. Su ejemplo ilumina el porvenir y su recuerdo crece hasta culminar en estatua insuperable. Puerto Rico llegará a la meta por él señalada y el reconocimiento de su pueblo será el pedestal de su gloria.”[1]

Decimos que Albizu Campos trascendió la geografía inmediata del Archipiélago de Borinquen, recordando aquellas palabras expresadas ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en diciembre de 1964. Decía entonces Ernesto Che Guevara de la Serna que “Albizu Campos es un símbolo de la América todavía irredenta, pero indómita. Años y años de prisiones, presiones casi insoportables en la cárcel, torturas mentales, la soledad, el aislamiento total de su pueblo y de su familia, la insolencia del conquistador y sus lacayos en la tierra que lo vió nacer, nada dobló su voluntad. La Delegación de Cuba rinde, en nombre de su pueblo, homenaje de admiración y gratitud a un patriota que dignifica a nuestra América.”[2]

No podemos dejar de citar las palabras de la Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, quien luego de un intento fallido de visita a Albizu en la cárcel de Atlanta dijo: “Fui expresamente a Atlanta para ver a nuestro Albizu. La cárcel me contestó por teléfono que no se recibían otras visitas que las de miembros de la familia. Me quede sin verlo. ¡Sólo miré-con que tristeza- la masa de aquella cárcel donde tenemos al primer puertorriqueño, y a lo mejor al primer hispanoamericano!”[3]

Esta noche es de tributo al patriota por su gesta histórica, entendiendo las circunstancias políticas de su época y reflexionando sobre la nuestra. Decía Don Pedro que “Puerto Rico tiene que jugar su papel en la historia y tiene que ser libre para poder mirar de frente a la posteridad.”[4]

Albizu Campos, el Partido Nacionalista, los comunistas puertorriqueños y los sindicalistas, fueron consistentemente reprimidos por el gobierno federal de los Estados Unidos, y de Puerto Rico. Más de un millón de páginas en las carpetas entregadas por el FBI acreditan la persecución que por décadas desarrolló el gobierno federal en Puerto Rico. En el caso de Albizu Campos esa represión se extendió hasta el momento mismo de su muerte. 

En los 26 años transcurridos desde el 1930, año en que se convirtió en el presidente del Partido Nacionalista, y el 1956, año en que sufrió una trombosis cerebral de la que no pudo recuperarse, Albizu estuvo preso por 20 años y once meses[5].

Lo encerraron en la Princesa, la cárcel federal de Atlanta y la Penitenciaria Estatal. Le negaron visitas al hospital, incluso la de un párroco católico para recibir el sacramento de la unción de enfermos o los santos oleos. El Tribunal le cerró las puertas en múltiples ocasiones a peticiones de habeas corpus. La administración Muñoz Marín desarrolló una campaña de descrito alegando locura por las denuncias de tortura con rayos x. El gobierno federal denegó una visa a su esposa para que pudiera verle. Muñoz Marín otorgó el 30 de diciembre de 1960 un indulto de los delitos asociados a la Ley de la Mordaza, lo que resultaba insuficiente para su excarcelación a no ser que la Junta de Libertad Bajo Palabra lo permitiera. En 1960 la Junta de Libertad Bajo Palabra lo denegó. Marisa Rosado narra en su conocido texto, Las Llamas de la Aurora, que “Dicen que el gobernador electo, Roberto Sánchez Vilella, confrontó a Muñoz Marín sobre el encarcelamiento de Albizu. Dicen que le dijo: usted lo metió en la cárcel y si yo fuera usted, para la historia, lo pondría en libertad antes de dejar la gobernación, porque le advierto, si no lo indulta usted, lo indulto yo.”[6]

Luego de las elecciones de 1964, en los últimos días de la gobernación de Luis Muñoz Marín, ante la presión pública, las denuncias internacionales y la inminente muerte de Albizu, se firmó el indulto (15 de noviembre de 1964). Un día como hoy hace 57 años Pedro Albizu Campos, el niño de Tenerías, el estudiante sobresaliente, el jurista, el líder del nacionalismo, el revolucionario antimperialista voló por los cielos hasta alcanzar un destacado asiento en la eternidad. Gloria a las manos del apóstol de la patria y el heroico ejemplo del sacrificio.

La muerte de Albizu Campos ocurrió en un momento muy difícil para el independentismo puertorriqueño.[7] Miles habían sido condenados a cárcel por la insurrección de 1950. El gobierno federal y estatal levantaban carpetas contra patriotas independentistas, sindicalistas, socialistas e incluso contra miembros del mismo gobierno. Miles emigraron para buscar trabajo y oportunidades para su familia. En las elecciones generales del 1964 el Partido Independentista Puertorriqueño alcanzó tan solo unos 23,340 votos o un 2.8% del voto. Al compararlos con los 24,211 de 1960 y los 86,636 del 1956 era evidente una notable debilidad electoral. Ninguna otra organización independentista pudo presentar una alternativa electoral. Unos años más tarde, el 15 de marzo de 1968 muere Don Gilberto Concepción de Gracia, otra de las figuras históricas del independentismo. Las agencias de gobierno discriminaban contra independentistas negándole empleo. El FBI venía desarrollando el programa COINTELPRO desde al menos el 1956 dirigido a infiltrar, desacreditar y combatir a grupos y personas que consideraba subversivos. En Puerto Rico, el gobierno colonial y en particular la policía, fueron instrumentos de represión continua contra el independentismo, pipiolo, nacionalista o socialista. 

El independentismo enfrentaba otro gran desafío. En las elecciones de 1964 el Partido Popular Democrático gozaba de la simpatía de la inmensa mayoría de los electores. En esa elección obtienen 487,280 votos de los 820,975 depositados en las urnas para un 59.35%. Con ello ganaron la gobernación, la comisaria residente, 76 alcaldías, y copan el Senado y la Cámara de Representantes. Sin embargo, fue el último año de tal hazaña, puesto que en las próximas elecciones dio inicio la alternancia que hemos sufrido desde el 1968 y el fin de la hegemonía electoral del Partido Popular Democrático.

El país venia experimentando un importante cambio económico, con consecuencias políticas. “Para el 1965, la vida de la mayoría de los puertorriqueños se había alterado profundamente a causa de la reorganización económica de la sociedad isleña. La agricultura entró en un rápido descenso y los empleos de la industria aumentaron. Crecieron las oportunidades de empleos que requerían educación secundaria o destrezas técnicas. La educación primaria en masa se convirtió en una realidad. La floreciente universidad producía una gran cantidad de profesionales y trabajadores especializados, entre otros, miles de mujeres. Puerto Rico contaba ahora con una nueva clase trabajadora, una nutrida población estudiantil y una capa incipiente de profesionales.”[8]  Así describen los profesores Cesar J. Ayala y Rafael Bernabe,  en Puerto Rico en el siglo americano: su historia desde 1898, la situación de lo que los promotores del momento llamaban la vitrina del Caribe.

Pero esa no es la realidad del país a 57 años de la muerte del Maestro. El independentismo desarrolló múltiples y diversos instrumentos de lucha a partir del final del 1950. La agenda libertaria ha incluido visitas a la ONU, marchas, piquetes, actos de desobediencia civil pacíficos y violentos, lucha armada, huelgas estudiantiles, propaganda armada, organizaciones comunitarias o sindicales, organizaciones de la diáspora, expresiones culturales, lucha ambiental, por los derechos humanos, en particular por la equidad y en contra del discrimen contra la mujer. Cada experiencia alimentó la posibilidad de alcanzar conquistas sociales. Sin ello, la lucha en Vieques, la elección de independentistas a la Asamblea Legislativa y Asambleas Municipales, la huelga del pueblo, la campaña de excarcelación de presos políticos, la defensa de los recursos naturales, las campañas por la equidad de género y contra el discrimen y el histórico verano de 2019 no hubiesen sido posibles. Esto a pesar del fraccionamiento y dispersión de las organizaciones independentistas.

Al cabo de los años, el modelo económico del ELA dista de ser una buena vitrina. A la colonia se le han roído los ropajes de un traje mendaz y presentable ante la comunidad internacional en los años siguientes a la Ley 600. La opinión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos publicada hoy reitera que el poder del Congreso sobre los territorios incluye el discriminar contra sus residentes.

La crisis de la economía de Puerto Rico, expresada por una prolongada depresión, revela el rostro grotesco de un fracasado modelo capitalista colonial.

La estructura económica promovida por el capital arroja a la juventud, las mujeres, los estudiantes, los recién graduados a la calle, a la dependencia, la economía informal o a la emigración. Al 2019 el 43.5% de la población vivía bajo el nivel de pobreza. En Puerto Rico hemos visto que la pobreza tiene cara de mujer. Cerca del 54% de las personas que viven bajo el nivel de pobreza son mujeres.

El gobierno colonial de Puerto Rico se ha descapitalizado. La infraestructura se financió con deuda pública, pero la ganancia de dicha infraestructura, como la AEE, quedó en manos de la empresa privada. Nos dejaron la deuda y la infraestructura obsoleta y precarizada. Por medio del servicio a la deuda se impone la dictadura del capital financiero norteamericano. Los gobernantes suspiran, con la mano extendida, a una política de dependencia de fondos federales de emergencia. Contratistas del desastre, amigos del alma, inversionistas políticos buscan su tajada. La corrupción y la dependencia abruman y nos alejan de un desarrollo económico sostenible en el tiempo.

La Ley federal PROMESA, aprobada por demócratas y republicanos con el auspicio de colonizados del patio, creó a la Junta de Control Fiscal que nos gobierna sin ser electa y para el beneficio de fondos buitres del extranjero. Dijo Albizu “el imperio no se ejerce nunca por razones sentimentales sino para satisfacer egoísmos materiales colectivos de la nación invasora o de la clase privilegiada que rige sus destinos.”[9]

El plan de restructuración y el presupuesto adoptado está basado en severas políticas de austeridad que han promovido aumentos en tarifas de servicios esenciales, un terrible golpe a los empleados públicos y pensionados, eliminación de derechos laborales, venta de propiedades públicas, y privatización de corporaciones públicas, entre otros. Se trata de una perversa receta de políticas neoliberales promovidas por el capital financiero y para su beneficio. 

Las cifras de la crisis abruman por sus consecuencias en la salud, educación y vivienda de quienes no disfrutan de los recursos para eludirla. La crisis económica de Puerto Rico no es del capital, siquiera es de los que lo controlan. Se trata de una crisis que afecta con mucha mayor violencia a la juventud, los adultos mayores, los habitantes de las zonas no urbanas, los empleados precarizados, los pensionados y las mujeres. La unidad de las fuerzas independentistas tiene en ellos un punto innegable de partida.

Las medidas neoliberales han provocado también su contraparte. Organizaciones políticas, estudiantiles, juveniles, de mujeres, ambientales, comunitarias, sindicales y profesionales han hecho manifestaciones de denuncia, protestas, foros, charlas, campamentos, piquetes, actos de desobediencia civil, actos de protesta y resistencia retando al estado de derecho y demostrando el repudio a las medidas de control y explotación patrocinadas por el gobierno al servicio de la clase dominante. 

El Estado ajustó sus mecanismos de represión. Han contado para ello con analistas radiales, medios de televisión, y prensa como una Santa Alianza en contra de todo sector o persona que lucha. La fiscalía federal se ha puesto a sus servicios. Incluso, con la excusa de que están en el comercio interestatal, la ex jefa de la fiscalía federal hizo expresiones a los efectos de que estaban evaluando asumir jurisdicción federal sobre cristales de negocios rotos en protestas como las del 1ro de mayo.  

Se aprobaron diversas enmiendas al Código Penal para criminalizar la lucha social, aumentando penas e incorporando conductas a las prohibidas por ley.  

La policía ha movilizado a miles de efectivos, con equipos antimotines, cámaras de fotografía y de video y helicópteros para perseguir y reprimir a quienes protestan. Han arrestado sin someter cargos a varios manifestantes. La fiscalía ha acusado de motín, agresión agravada, violación a la ley de tránsito, obstrucción a la justicia, y daño a la propiedad. Incluso han acusado por no contestar preguntas sobre la identidad del detenido.

La represión contra los sectores en lucha no discrimina. Sin embargo, a la fecha no existe un junte de organizaciones en lucha que permita aunar esfuerzos, fortalecer la solidaridad contra las detenciones, denunciar ampliamente los actos de persecución y represión del Estado y desarrollar una ofensiva en favor de los derechos a la protesta, asociación, libertad de expresión de los manifestantes, la resistencia y la lucha revolucionaria.

César Andreu Iglesias escribió el 24 de abril de 1965 en su columna Cosas de Aquí, que “Para definir a Albizu Campos basta una sola palabra: Albizu fue la conciencia de Puerto Rico.”.[10]

Esa conciencia reclama buscar una estrategia anticolonial, que adelante la independencia, los derechos humanos, la protección de nuestros recursos naturales, y desarrolle un sistema económico que no promueva el discrimen y la desigualdad. Veámonos en el espejo de otros pueblos como el de Chile que han logrado un frente con unos puntos de entendimiento iniciales para comenzar el cambio que urge. 

Una noche como esta nos estimula a proponerles

(1) La creación de un espacio unitario independentista de coordinación de lucha política, participativo, democrático, que respete la diversidad de opiniones, estrategias, métodos de lucha y que ocupe un lugar público en la defensa de las luchas sociales de las organizaciones, personas, comunidades del país;

(2) Una organización que eventualmente se convierta en el referente unitario de la defensa de las luchas sociales, por la equidad, la protección de los recursos naturales, defensora de los derechos humanos;

(3) Un frente de lucha que promueva un espacio para el desarrollo de propuestas anti-neoliberales, el acercamiento de los sectores en lucha y que no se limite al escenario electoral.

Ese sería un gran homenaje para los miles de personas luchadoras que nos precedieron en el tiempo y que como Pedro Albizu Campos tanto amaron a este Archipiélago.

Muchas gracias


Notas

[1]  Pedro Albizu Campos: un Adelantado, J. Benjamín Torres, páginas 19 y 20. Publicación en recordación del 20 aniversario de su muerte, 20 de abril de 1965, por el Movimiento Ecuménico Nacional de Puerto Rico (PISA), Inc., Bayamón, Puerto Rico, 1985

[2]  Pedro Albizu Campos: un Adelantado, página 19.

[3]  Pedro Albizu Campos: un Adelantado, página 17.

[4]  Elida Negrón de Rivera, Pensamientos del Maestro Pedro Albizu Campos, Homenaje en su centenario, Chicago, 1992, página 9. Citado en Pedro Albizu Campos, Escritos, página XVI.

[5] Del 1936 al 1943 fue encarcelado por espacio de siete años, del 1950 al 1953 por tres años y del 1954 al 1964 por diez años y once meses. 

[6]  Marisa Rosado, Las Llamas de la Aurora, página 404.

[7]  Che Paralitici, Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico: una lucha por la soberanía y la igualdad social bajo el dominio estadounidense, Ediciones Gaviota, Río Piedras, Puerto Rico, 2017.

[8] Cesar J. Ayala y Rafael Bernabe, Puerto Rico en el siglo americano: su historia desde 1898, Ediciones Callejón, San Juan, Puerto Rico, 2011

[9] Pedro Albizu Campos, La República Mediatizada, editorial del Partido nacionalista de Puerto Rico, página 6.

[10]  Marisa Rosado, Las Llamas de la Aurora, páginas 406 a 408.

Ponencia presentada por el Lcdo. Edgardo Román Espada en la Vigilia «Conmemorando el trance a la inmortalidad de Pedro Albizu Campos», celebrada el pasado 21 de abril.

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Author: Edgardo Román Espada

Portavoz del Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico. Fue Presidente del Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico del 2018 al 2020.