Para una cultura milenaria como la china, los cambios que en Occidente se impulsan con la inmediatez de unas décadas, se miran desde una perspectiva distinta. En la China antigua, lo fundamental a la hora de plantearse transformaciones no era la velocidad con la cual se llevaran a cabo los cambios, sino con la seguridad y certeza que de sí, en efecto, ocurrieran. La experiencia vivida a partir de la proclamación del triunfo de su Revolución el 1ro. octubre de 1949, si bien no siempre los procesos de cambio bajo la dirección del Partido Comunista de China fueron de carácter armónico, lo que sí podríamos indicar es que las metas propuestas, como regla general y siguiendo su tradición milenaria, siempre se planificaron sentando las bases para unas transformaciones que a su vez se encadenaran con otras. Para ello el nuevo instrumento fue el desarrollo de planes quinquenales. En ese sentido, desde el triunfo de la Revolución, la economía china, los planes de crecimiento y desarrollo económico, científico, educativo y militar, entre otros aspectos medulares, han descansado en la planificación.
Hace ocho años, en un discurso dado por su presidente Xi Jinping en ocasión de la Segunda Reunión de las III Sección Plenaria del XVIII Comité Central del Partido Comunista Chino, el dirigente chino nos decía:
“En la práctica, el socialismo mundial no ha podido resolver el desafío del cómo gobernar la sociedad socialista. Una sociedad totalmente nueva. Carlos Marx y Federico Engels no tenían experiencia práctica de cómo gobernar de manera integral un país socialista y muchas de sus leyes sobre las sociedades futuras eran previstas. Vladimir Ilich Lenin falleció poco después de la Revolución de Octubre y no tuvo tiempo para explorar a fondo este problema. La Unión Soviética llevó a cabo exploraciones sobre este problema, consiguió algunas experiencias prácticas, pero cometió errores que le impidieron solucionarlo. Nuestro Partido, desde que llegó al poder ha trabajado incansablemente en el estudio del problema. Pesa a los altibajos sufridos ha acumulado abundantes experiencias y ha conquistado importantes logros en el sistema y la capacidad de gobernación del Estado y avances a partir de la reforma son especialmente evidentes…Esto demuestra que nuestro sistema y capacidad de gobernación del Estado son buenos en lo global y se adaptan a la situación nacional y la demanda de desarrollo de nuestro país.”
Para atender los nuevos retos en el desarrollo del país, Xi Jinping convocaba a la “emancipación de la mente” como una “condición previa y la última llave para liberar y desarrollar a las fuerzas productivas y sociales y emancipar e intensificar la vitalidad de nuestra sociedad.” Apoyándose en la “reforma y la innovación”, indicaba, el país aspira a que “el socialismo con peculiaridades chinas sea más eficaz que el sistema capitalista.”
En su análisis, Xi Jinping identificó como la principal contradicción de la sociedad china las grandes limitaciones para atender “las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo chino debido a la atrasada producción social”. Por lo anterior, según su juicio, la tarea inmediata era establecer un equilibrio en el cual se fomente la equidad y la justicia, considerando “el hombre como el centro, respetando la posición de sujeto del pueblo en el país, dando riendas sueltas a su creatividad y promoviendo la reforma con el gran respaldo del pueblo.”
En el marco anterior, dos fechas emblemáticas fueron seleccionadas para trazar cronológicamente las nuevas metas en cuanto a desarrollo en China. La primera en el 2021, coincidiendo con el 1ro. de julio, cuando se conmemora el centenario de la fundación de Partido Comunista de China; la segunda, a tener lugar el 1 de octubre de 2049, cuando se conmemorará el centenario de la fundación de la República Popular China. Bajo la primera, el Partido Comunista de China se trazó como proyecto la eliminación de la pobreza en el país, desarrollando una “sociedad modestamente acomodada”.
En un discurso del presidente chino de 26 de julio de 2017, publicado bajo el título Construir una sociedad modestamente acomodada y materializar el sueño chino, indicaba que la “culminación en el año 2020 de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada constituye el objetivo de lucha fijado por nuestro Partido para el primero de los dos centenarios.” En ese empeño, la erradicación de la pobreza y controlar la contaminación fueron objetivos a alcanzar entre el XVIII y XIX Congreso del Partido Comunista de China, este último a celebrarse en el año 2022. Las metas de cumplimiento con la erradicación de la pobreza se definieron en el XIII Plan Quinquenal (2016-2020).
Este concepto de sociedad “modestamente acomodada”, surge de la propuesta hecha por el presidente Den Xiaoping al describir la modernización de China para finales del Siglo XX. El propósito, según expresa Xi Jinping en un discurso dado en 2015, era lograr una sociedad “con un nivel más alto de la que se beneficien los más de mil cientos de millones de habitantes en los primeros 20 años del presente siglo.” Para ello el XVIII Congreso del PCCh propuso el objetivo de duplicar para el año 2020 el PIB de China y la renta per cápita de la población urbana y rural con respecto al año 2010. A partir del 2020 y de cara al centenario de la fundación de la República Popular China debe volver a duplicarse la renta per cápita de la población urbana y rural en China.
En un discurso de Xi Jinping del 23 de junio de 2017 establecía, aun reconociendo que salir de la pobreza no era sinónimo de que tales sectores alcanzaran los niveles prevalecientes en las áreas desarrolladas, que la meta para 2020 era:
“…librar a la población rural pobre de la preocupación por la alimentación y el vestido, y garantizar su acceso a educación obligatoria, la asistencia médica básica y a vivienda; hacer realidad que el crecimiento de los ingresos disponibles per cápita del campesinado en as zonas pobres sea superior a la media nacional, y conseguir que los índices de los principales sectores de los servicios públicos básicos se acerquen al nivel promedio nacional; y garantizar que la población rural considerada pobre según los estándares nacionales vigentes, salga de la pobreza, todos los distritos necesitados se quiten el sanbenito de ‘distrito pobre’ y se resuelva el problema de la pobreza en territorios íntegros.”
Otro elemento al cual el dirigente chino prestaba atención era aumentar la inversión por parte del Estado y el apoyo brindado por éste en el alivio de la pobreza, lo que incluía el desarrollo de las regiones. En su discurso del 30 de mayo de 2016 titulado Construir un país poderoso en ciencia y tecnología, el presidente chino señalaba que la “ciencia y la tecnología son el arma que permite prosperar un país, desarrollar sus empresas y proporcionar una vida mejor a su pueblo”. De lo anterior se desprende que el objetivo de China era y es alcanzar un alto nivel científico y tecnológico.
A diferencia de Occidente, donde se debate en cuanto al ejercicio de la democracia entre el concepto democracia representativa vs. democracia participativa, China ha adoptado una definición distinta a partir del concepto “democracia consultiva”. Xi Jinping la define como “democracia popular ejercida por el pueblo bajo la dirección del Partido Comunista”, indicando que la misma garantiza al pueblo ser el dueño del país. Sobre el particular nos dice el presidente chino:
“La democracia puede materializarse de muchas formas, por lo que no debemos limitarnos a modalidades inflexibles y menos aún afirmar que solo existe un criterio universalmente válido para juzgarla. Para determinar si el pueblo disfruta de derechos democráticos, hay que comprobar si quienes lo integran tienen derecho a votar en elecciones y a participar en todo momento en la vida política cotidiana. Asimismo, es vital comprobar si tienen derecho a participar en elecciones por vía democrática y, al mismo tiempo, tomar decisiones, administrar y supervisar por esta misma vía. La democracia socialista no solo necesita procedimientos institucionales completos, sino también una participación y una práctica integradas. La condición de pueblo como dueño del país debe plasmarse concreta y tangiblemente en la gobernación del país y el gobierno del Estado por parte del Partido Comunista de China, en el trabajo en diversos aspectos y niveles de los organismos del Partido y el Estado, y en la materialización y el desarrollo por parte del pueblo de sus propios intereses.”
En la realidad china, indica, se exige “mantener consulta con los distintos sectores del pueblo sobre la gobernación del país y el manejo de los asuntos administrativos.” En el contexto de la realidad china, con su población y su extensión geográfica, señala que el mecanismo práctico, más efectivo, es el mecanismo consultivo, estableciendo así lo que considera es el balance entre el centralismo y la democracia.
Recientemente la prensa internacional destaca tres grandes momentos en la construcción del socialismo en China: la primera etapa bajo la dirección de Mao Zedong, que incluye la fundación de la República Popular China y el inicio de la construcción de un modelo socialista en el país; la segunda etapa bajo la presidencia de Deng Xiaoping tras la muerte de Mao Zedong, destacando sus iniciativas económicas a partir de 1978. Con la resolución aprobada en 1981 relacionada con la política de reforma y reapertura, se inicia bajo la dirección del Partido Comunista de China el proceso de modernización del país y la planificación económica de su economía prestando particular atención a la apertura de China a las inversiones extranjeras. El modelo impulsado por Deng Xiaoping produjo entre 1978 y 2008 un sorprendente desarrollo económico para China. Este modelo fue seguido por los siguientes presidentes de China, Jiang Zemin y Hu Jintao, e incluso durante los primeros años de su mandato, por Xi Jinping.
La tercera etapa, la lanzada por Xi Jinping con su estrategia de Estado benefactor, donde se hace hincapié en el desarrollo de un mercado económico interno, para lo cual es esencial elevar la capacidad de compra del pueblo chino, superar los límites impuestos por la pobreza, el desarrollo de una amplia clase media con poder adquisitivo, la cual en un momento se llevó a la cifra de 400 millones y hoy de promueve alcanzar en los próximos 10 años, la cifra de 800 millones de ciudadanos. Se trata de las aspiración a una China autosuficiente. Con su población, China puede desarrollar internamente un mercado más amplio en cuanto al número de personas de lo que es al presente, por ejemplo, la comunidad europea. La gran diferencia estriba en el nivel adquisitivo de la población de los bienes de servicios y consumo. De ahí la importancia para las políticas de Xi Jinping en torno al desarrollo de una amplia clase media con poder adquisitivo.
Macarena Vidal Liy, en una reseña periodística que elabora para el periódico El País/Internacional del día 7 de noviembre de 2021, bajo el título Xi Jinping se prepara para abrir una nueva era en el desarrollo de China, lo anterior de cara al próximo Congreso del Partido Comunista de China en el año 2022, indica que “Mao logró que China se levantara tras el siglo de humillación a manos de potencias occidentales; Deng, que se enriqueciera tras siglos de pobreza; y Xi, hacerla un país fuerte, encaminado a convertirse en una gran potencia para 2049, cuando la República Popular cumplirá su primer centenario.”
Entre los asuntos que también corresponderán atender a Xi Jinping y su eventual sucesor, lo que se considera no ocurrirá en el próximo Congreso dado que ya no está presente la limitación en la presidencia a dos términos, se encuentra la conclusión para el año 2047, es decir, antes del centenario del triunfo de la Revolución, del proceso de integración del área administrativa de Hong Kong (antiguo enclave inglés) a la República Popular China; como también, del área administrativa de Maçao (antiguo enclave portugués).
En aras de alcanzar acuerdos que permitieran acoplar temporalmente el régimen especial acordado para estos dos enclaves a la soberanía china, el gobierno de la República Popular China en 1997, a través de Deng Xiaping, desarrolló el modelo o principio de un país, dos sistemas.
Otro asunto político que no fue resuelto bajo la presidencia de Deng Xiaoping ni bajo los presidentes chinos que le han sucedido, es la reunificación de Taiwán, asunto planteado por China desde su fundación como República Popular China. El tema de Taiwán ha sido y sigue siendo un asunto en extremo sensitivo en el futuro de las relaciones políticas entre los Estados Unidos y China.
Taiwán es una isla aledaña a la costa china. Cuenta con una superficie de 35,980 kilómetros cuadrados, lo que es aproximadamente cuatro veces el tamaño de Puerto Rico. Su población, sin embargo, comparada con la nuestra, alcanza 23.5 millones de habitantes. Taiwán, es 266.73 veces más pequeña que la superficie del territorio que ocupa la República Popular China en el marco continental. Resulta un gran contrasentido, sólo explicable por las políticas de la guerra fría por Estados Unidos, que no fuera sino hasta el comienzo de la década de 1970 que los Estados Unidos reconociera a la República Popular China como la verdadera y legítima representación del pueblo chino descartando así y el reconocimiento diplomático que hasta entonces había dado a Taiwán.
En el caso de Taiwán, además, es improbable la aplicación de la solución diseñada por el gobierno chino para Hong Kong y Maçao, declarando la misma como una área administrativa temporal de la República Popular China; como tampoco lo sería en los casos del Tíbet, o cualquier otra provincia autónoma o región actualmente bajo la soberanía china, como es Xinjiang, cuyo nombre oficial es Región Autónoma Uigur de Sinkiang.
En días pasados se ha dado una llamada “cumbre virtual” entre Xi Jinping y el presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden. Se indica que el presidente estadounidense trajo a la atención del presidente chino precisamente las preocupaciones de su gobierno en torno a Xinjiang, Hong Kong y Tíbet. Se indica, sin embargo, que gran parte del tiempo que duró la reunión (tres horas y cuarenta y dos minutos) se dedicó al tema de Taiwán, donde el nivel de tensiones entre las dos potencias se ha recrudecido. Entre los factores que generan la actual tensión se encuentran: la presencia de buques estadounidenses en lo que China considera es una zona de interés para su país, el Mar de China; el envío de medios aéreos chinos sobre áreas de defensa aérea de Taiwán; y las expresiones del presidente de los Estados Unidos de ayuda militar a Taiwán si era atacada por China. Ante el reclamo hecho por Taiwán de decretar su independencia con relación a China, el presidente Xi Jinping fue enfático en responder que si ello ocurriera, China actuará con “medidas contundentes”.
Sobre los próximos Juegos Olímpicos de Invierno a realizarse en China en el mes de febrero, varias organizaciones de derechos humanos han solicitado a diversos países, incluyendo a los Estados Unidos, de llevar a cabo un boicot alegando el trato dado por China a las minorías musulmanas, particularmente uigur en Xinjiang.
El balance de la reunión fue que hubo expresiones de ambas partes con relación a sus respectivos puntos de vista y el manifiesto interés por mantener las buenas relaciones, pero más allá de eso, nada en concreto.
Las proyecciones de crecimiento y desarrollo de China, frente a las realidades por las que atraviesa los Estados Unidos, permite suponer que en los próximos años aquel país que en 1949 se describía como un país atrasado, feudal y semifeudal, con una población que superaba por mucho las posibilidades del Estado para atender su alimentación, vestido, educación y salud, quedaron atrás. Muy pronto, la República Popular China superará la capacidad económica y productiva de los Estados Unidos. Hacia este objetivo se dirige China.
El próximo XIX Congreso del Partido Comunista de China a efectuarse en el año 2022 será el que oriente sus pasos hacia una sociedad próspera y moderna.