Francia: Los resultados de la Conferencia Nacional del Nuevo Partido Anticapitalista

NOTA EDITORIAL: Recientemente publicamos dos artículos sobre el debate surgido al interior del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) en Francia, de cara a la celebración de una Conferencia Nacional en que se decidiría la posición de dicho partido ante las elecciones presidenciales de 2022. De un lado la tendencia CCR denunciaba las medidas de exclusión tomadas por el liderato oficial del NPA mientras que, del otro lado, el liderato del NPA contestó que ningún sector había sido excluido. Finalizada la Conferencia Nacional, ofrecemos a nuestros lectores dos artículos sobre el resultado de la misma. El primer artículo es la declaración oficial de la conferencia, en que se fija la línea electoral del NPA de cara a las elecciones del 2022. El segundo artículo es un análisis sobre el debate interno desarrollado en la conferencia, en que se evalúa la posición de las diversas tendencias al interior del NPA. Salvando las evidentes diferencias históricas y geográficas entre Francia y Puerto Rico, el debate al interior del NPA nos resulta ilustrativo sobre el debate en torno a los objetivos de la participación electoral de la izquierda y la política de alianzas.


El Nuevo Partido Anticapitalista entra en la campaña presidencial

Declaración adoptada por la Conferencia Presidencial Nacional del NPA organizada los días 26 y 27 de junio de 2021.

Tras 18 meses de pandemia, ha quedado claro que el sistema capitalista es incapaz de resolver los grandes problemas de la humanidad, sino que, al contrario, acaba creando otros nuevos. Utilizando la estrategia del shock con ocasión de esta crisis sanitaria, las clases dominantes amplifican su ofensiva contra las clases trabajadoras: destrucción de empleo y despidos, reestructuraciones, desarrollo de la precariedad, cuestionamiento de las libertades democráticas… La caza a los beneficios por parte de una minoría pone en peligro los empleos, la salud de la mayoría de la población mundial, así como el estado del planeta y el futuro de la humanidad. Ya es hora de acabar con este injusto orden capitalista y de avanzar hacia una sociedad que organice la producción y las relaciones sociales en función de las necesidades sociales y de las necesidades ecológicas, llámese ecosocialista, comunista o autogestionaria.

La crisis sanitaria es reveladora a muchos niveles, ya sea por el origen de la pandemia o por la incapacidad de las autoridades para reaccionar, para frenar la máquina del lucro en detrimento de la salud de las personas que están en “primera línea”, así como del mundo del trabajo en su conjunto. La propiedad privada ha aparecido a gran escala en contradicción con la defensa de nuestras vidas, como ilustra el mantenimiento de las patentes sobre las vacunas. Todos los niveles de crisis -sanitaria, ecológica, económica, social, democrática- se combinan para producir un sombrío balance para el capitalismo. ¡Esto no puede continuar! No lo dice sólo el NPA, sino millones de personas explotadas y oprimidas que defienden sus derechos más elementales en distintas partes del mundo.

Ante un gobierno a la ofensiva, la ira social está presente

Desde el inicio del gobierno de Macron, la ira social no ha desaparecido, sino ¡al contrario! Ni los confinamientos ni la acumulación de leyes represivas han eliminado la radicalidad de la experiencia de los Chalecos Amarillos o la de la huelga contra la reforma de las pensiones del invierno de 2019-2020, las movilizaciones de la juventud por el clima, contra el racismo y el sexismo. El seguro de desempleo, la violencia policial, las ofensivas islamófobas y racistas, las leyes autoritarias y liberticidas, las políticas que incendian el planeta: no han faltado motivos de movilización en el último año para que la revuelta contra la política del poder se desconfine. También se desarrollan luchas en el terreno de la defensa de los derechos: de las mujeres desde el movimiento #Metoo, de las personas LGBTI, en particular en torno al PMA (procreación médica asistida), de las y los migrantes y contra la violencia policial y racista.

La necesidad de construir un movimiento global, una confrontación que pueda llegar hasta el final para conseguir victorias, está ahí. Porque, en ausencia de estas victorias sociales y perspectivas políticas para salir de este sistema, comienzan a soplar los peores vientos. Desde el gobierno hasta el Rassemblement National, pasando por la llamada derecha “clásica”, el discurso sobre el “islamo-izquierdismo” y el separatismo, las declaraciones de los militares, la manifestación de los policías a la que se sumaron varios dirigentes políticos frente a la Asamblea Nacional… participan de la misma dinámica. El ascenso al poder de la derecha y la extrema derecha tiene profundas raíces sociales, que se han desarrollado en el terreno abonado por cuarenta años de políticas racistas y antisociales. Las ideas de extrema derecha van en aumento, tanto en la sociedad como en el aparato estatal, especialmente en la policía y el ejército, y el gobierno es el principal responsable de ello.

Falta de alternativa, amenaza de la extrema derecha

Navegando sobre la desesperación de las clases trabajadoras, el RN intenta desviar la ira hacia un proyecto mortífero, liberal, racista e identitario. La toma del poder por parte de la extrema derecha se ha convertido en algo concebible, con todos los peligros que ello supondría para los derechos y libertades democráticas, para todas y todos, y para las organizaciones del movimiento social. Pero luchar contra la extrema derecha no es rehacer la “unión de la izquierda”, una unión electoral entre partidos de izquierda desacreditados por sus políticas pasadas y que en el mañana actuarían como fieles gestores de los intereses capitalistas.

Porque en el espacio de la izquierda, lejos de hacer frente a esta situación, los diques van cayendo uno tras otro. Desde el PS hasta el PCF, pasando por el posible candidato de EÉLV, todos estos partidos gestores del sistema se han desviado al ir a manifestarse junto a policías rabiosos y junto a la extrema derecha.

Jean-Luc Mélenchon y LFI no serán nuestros adversarios en las elecciones presidenciales, pero son la expresión de un populismo de izquierdas que se niega a enfrentarse a este sistema hasta el final. Es decir, a atacar los beneficios, la propiedad privada, el poder patronal y las instituciones. Está claro que no representan una alternativa para el campo de las y los explotados y las y los oprimidos. Las posiciones de la LFI para la segunda vuelta de las elecciones regionales muestran particularmente que esta organización no rompe con la izquierda institucional.

Las últimas elecciones regionales y departamentales son ricas en lecciones. Decenas de millones de trabajadores, empleados, jóvenes y clases populares no acudieron a votar. El partido en el poder, LREM, demuestra tener un tope del 10% de las y los votantes. Esto muestra el rechazo a la anunciada confrontación entre Macron y Le Pen el próximo año, sin que se esboce la más mínima alternativa popular y progresista. El RN, más débil de lo anunciado, sigue apareciendo como el principal opositor a los “salientes”, ya sean LR o PS.

Es en este contexto que comienza la secuencia de las elecciones presidenciales. Esta debe ser la ocasión de popularizar parte de nuestro programa para restablecer la confianza en un proyecto anticapitalista y revolucionario.

La ausencia de representación política anticapitalista de masas, la ofensiva reaccionaria y el retroceso de las luchas sociales, el aumento de la desesperación y el miedo a un futuro sombrío, son elementos que pesan sobre la situación. Por eso, un eje central de nuestra campaña será el construir frentes contra los temas reaccionarios y plantear la necesidad de combatir a la extrema derecha de a pie construyendo las más amplias movilizaciones unitarias.

Queremos llevar la idea de que las y los de abajo irrumpan en la escena política, que las y los explotados y las y los oprimidos se representen a sí mismos, para acabar con la explotación capitalista, la destrucción del planeta y todas las opresiones. Esto debe estar en el centro de nuestra campaña.

Una campaña basada en las urgencias sociales, ecológicas y democráticas

– Garantizar una vida y un salario digno para todos.

Se trata de garantizar una vida digna con unos ingresos durante toda la vida, al menos iguales a un salario mínimo de 1.800 euros netos, incluso cuando se está en paro, estudiando, buscando trabajo o jubilado. Todo el mundo debe poder tener un trabajo que satisfaga las necesidades de la sociedad y la preservación del planeta. Esto requiere una reducción masiva de las horas de trabajo, sin que haya un aumento del ritmo de trabajo, en paralelo a un aumento de los salarios de 400 euros al mes para todos. Este reparto del trabajo entre todas y todos es la única manera de acabar con el desempleo. También significa quitarle a los capitalistas el derecho a decidir sobre nuestras vidas, prohibiendo los despidos. También queremos desarrollar lo que hace que la vida sea “bella”, la diversidad de expresiones artísticas y culturales…

– Controlar, socializar y ampliar los bienes comunes para resolver la emergencia social, sanitaria y ecológica.

Proponemos reforzar los servicios públicos existentes y crear otros nuevos. En los sectores de la sanidad, la industria farmacéutica, la educación, la energía o el transporte, los capitalistas se han cebado lo suficiente, destruyendo el planeta y nuestra salud. Debemos expropiarlos y nacionalizar los bancos en un monopolio público. Defendemos el transporte gratuito y otros servicios.

El productivismo y la carrera por los beneficios impiden la reorganización de la producción y amenazan al planeta. Es urgente planificar la reorganización de la economía sobre una base ecológica y democrática. Esta es la única manera de preservar todos los puestos de trabajo al tiempo que se produce de forma diferente y se preserva el planeta.

– Acabar con un régimen autoritario, racista e injusto

Para controlar nuestra ira, el gobierno refuerza los medios represivos y autoritarios del Estado, y trata de enfrentarnos entre nosotros: nuestros enemigos, según ellos, son las y los inmigrantes, las feministas, los LGBTI…

Nuestra campaña defenderá la necesidad de acabar con esta república imperialista de los ricos y la patronal y del presidencialismo particularmente encarnado por Macron. Los salarios de los cargos electos se reducirán al salario medio de la población y todos los cargos electos serán revocables durante su mandato.

La policía, gangrenada por la extrema derecha, mantiene el orden social mediante la violencia y el racismo. Nos oponemos a la represión policial y reclamamos la abolición de los cuerpos especiales de represión (Brigada Anti Criminalidad – BAC –, Brigadas motorizadas para represión de acciones violentas – BRAV – …).

A contracorriente, frente al aumento del racismo y la islamofobia, seremos los únicos que defenderemos la solidaridad internacional, con la libertad de circulación y asentamiento, con o sin papeles, y el derecho de voto para las y los extranjeros.

Lideraremos la batalla contra la violencia y por la igualdad de derechos para las mujeres y las personas LGBTI. La crisis sanitaria nos ha recordado la necesidad de revalorizar los trabajos de las y los primeros en hacer los “marrones” y de socializar las tareas “reproductivas”.

En esta campaña, tenemos la voluntad de unirnos para cambiar la relación de fuerzas, para construir una contraofensiva, una movilización global del mundo del trabajo con huelgas masivas, manifestaciones, revueltas. Porque no hay un “salvador supremo”, debemos unir a nuestro pueblo para luchar y defender nuestros derechos.

Defendemos la perspectiva de una ruptura con el capitalismo: construir conscientemente nuestras luchas, nuestras movilizaciones para ejercer nuestro control sobre la organización de la sociedad, de la producción, para reconstruir asociaciones, sindicatos y marcos de autoorganización. Por un gobierno del mundo del trabajo, tan fiel a los intereses de nuestro campo como Macron y Le Pen a los de los capitalistas.

Propondremos a quienes se encuentren en nuestras perspectivas que se reagrupen sin demora. Las y los explotados y las y los oprimidos necesitan un partido para la transformación revolucionaria de la sociedad, que debe ser mucho más amplio que el NPA, más implantado en los lugares de vida, trabajo y estudio. Una herramienta para contribuir al derrocamiento del capitalismo, hacia una sociedad ecosocialista, para la emancipación de la humanidad.

Philippe Poutou defenderá los colores anticapitalistas y revolucionarios

Presentamos la candidatura de Philippe Poutou porque encarna la necesidad de enfrentarse a este sistema, de organizarse para ello y de defender la perspectiva de una sociedad libre de explotación y opresión. Esto es lo que queremos contribuir a llevar a la calle y a las urnas.

No es un político profesional. Un obrero que luchó contra la Ford, uno de estos grupos industriales que nos pone al borde del colapso, despedido tras de 10 años, es un obrero que no se rinde y hace política, se opone a las grandes empresas, y quiere deshacerse de Macron y de todos los políticos, de derecha o de izquierda, al servicio de las clases dominantes. A través de su actividad militante, política y sindical, también representa nuestro deseo de unirnos y tomar las riendas de nuestros asuntos.

Porque rechazamos la personalización, queremos liderar una campaña colectiva que muestre una diversidad de perfiles de compañeros de las luchas de los últimos años. Así, junto a nuestro candidato y a los portavoces del NPA, crearemos un colectivo de portavoces para la campaña de Philippe Poutou.

Paris el 27 de junio 2021

Publicado originalmente en la revista Cuarta Internacional.


Francia: Philippe Poutou será nuevamente el candidato del NPA

La conferencia nacional del NPA reunida los días 26 y 27 de junio en París validó a Philippe Poutou como su candidato para una tercera campaña presidencial consecutiva. En efecto, de entre los 152 delegados, alrededor del 45% de estos aprobó la elección de Poutou, frente a una mayoría de abstenciones y de algunos votos en contra. El NPA contará entonces con un candidato propio en las presidenciales 2022 (siempre y cuando se supere el requisito proscriptivo de juntar las 500 firmas de alcaldes necesarias). La conferencia demuestra, al mismo tiempo, una discusión estratégica que se encuentra abierta al interior de la organización.

Una tercera campaña presidencial de Philippe Poutou

La conferencia nacional electoral del NPA validó la presencia de Philippe Poutou como candidato para las elecciones presidenciales del 2022. Un candidato que es nacionalmente conocido por sus intervenciones en el debate presidencial del 2017, denunciando fuertemente a los políticos de la derecha Marine Le Pen y a François Fillon, frente a un público de masas. Un candidato obrero que peleó durante años contra el cierre de la fábrica Ford Blanquefort y que incluso fue despedido por la empresa automotriz durante el gobierno de Macron. Un candidato que supo encarnar en ocasiones anteriores la voz de una alternativa anticapitalista frente a los políticos del sistema.

Por estas razones, una candidatura del NPA encabezada por Poutou puede representar sus  potencialidades. Sobre todo teniendo en cuenta que el contexto de una abstención récord en las elecciones regionales, llegando al pico del 65% (¡87% entre los jóvenes de 18 y 24 años!) abre una brecha importante de construcción de una alternativa anticapitalista y revolucionaria. El rechazo al sistema de los políticos tradicionales se vislumbra en las abstenciones masivas y en unos resultados que fueron una cachetada contra Macron y su política capitalista. Al mismo tiempo, la Agrupación Nacional de Le Pen también retrocedió en las urnas, cediendo lugar a la derecha tradicional de Los Republicanos, que se anota también en la carrera electoral.

Tras años de luchas sociales intensas se fue amasando un descontento generalizado contra el gobierno de Macron. Un descontento que se expresó en las calles con los chalecos amarillos, las huelgas ferroviarias, pasando por la lucha contra la reforma jubilatoria o los movimientos anti-racista, feminista y ecologista y todas las movilizaciones desarrolladas como respuesta a la gestión capitalista de la pandemia. Una bronca social que debe continuar expresándose en la lucha en las calles y que debe al mismo tiempo encontrar la vía para transformar todas las revindicaciones de la clase trabajadora en una expresión anticapitalista de los de abajo.

Una discusión estratégica abierta al interior del NPA

Sin embargo, más allá de los aspectos positivos del candidato que justamente mencionamos, lo cierto es que la candidatura de Poutou lejos estuvo en la conferencia nacional de suscitar un acuerdo masivo entusiasmante al interior de la organización. Esto se debe no tanto al perfil del candidato sino a la orientación política defendida por la plataforma que lo propuso. En este sentido, consideramos que la elección de Poutou se inscribe en una lógica conservadora de la actual mayoría del partido que buscó legitimarse como dirección del aparato del partido, desarrollando una política que buscó conscientemente marginalizar al resto de las corrientes de la izquierda del NPA.

Es necesario explicar esto en detalle. Para la conferencia nacional fueron seis [1] las plataformas que se presentaron, siendo la plataforma 2 (44%) y la plataforma 5 (37%) [2] las principales alternativas votadas por las asambleas locales de la organización.

La plataforma 2 estaba representada por la histórica dirección mandelista del NPA, que tenía como objetivo imponer a Philippe Poutou como candidato, junto a los portavoces Olivier Besancenot y Pauline Salingue. Se trata de la dirección histórica surgida de la LCR, que cuenta también con algunos cuadros más jóvenes. El problema de estas figuras públicas reside en el hecho de haberse identificado con las alianzas legislativas regionales con La Francia Insumisa, cuestión central del debate en el seno del NPA. En efecto, tanto Poutou como Salingue apoyaron listas de alianza con el partido de Mélenchon [3], al tiempo que esta formación hacía listas lisa y llanamente burguesas en otras regiones con Los Verdes y el Partido Socialista. Volveremos sobre esto más adelante.

Por su parte, la plataforma 5 fue impulsada por la Fracción L’Etincelle (La Chispa) y por Anticapitalismo y Revolución, al tiempo que fue apoyada por los compañeros del ARC. Desde Socialismo o Barbarie apoyamos esta plataforma[4] entendiendo que se trata de la única que garantiza completamente la independencia de clase del partido y que comparte la necesidad de un partido militante revolucionario. Además, se trata de las corrientes que rechazaron las listas “reformistas” en las elecciones legislativas y que llamaron a votar correctamente en cambio a Lutte Ouvrière [5]. Esta plataforma propuso una moción, ampliamente validada en las asambleas locales, para abrir la posibilidad a la emergencia de nuevas figuras públicas a través de una comisión de candidaturas para ser votadas en la conferencia.

Si algo había en común entre la plataforma 2 y la 5 era la necesidad de que el NPA tuviera un candidato propio (agreguemos independiente) de cara a las próximas elecciones presidenciales francesas. Una línea que coincidía con el 90% de los 1200 militantes del partido que se expresaron enérgicamente en las asambleas locales a favor de que la Conferencia Nacional tome una determinación en este sentido para impulsar la campaña del NPA.

Por esas razones, era totalmente legítimo que las dos plataformas mayoritarias llegaran a un acuerdo programático mínimo a pesar de sus diferencias y pudieran designar un candidato y un equipo de campaña paritario. Sin embargo, la dirección de la plataforma 2 decidió darle la espalda a los cientos de militantes que querían una campaña unitaria del NPA, bloqueó la designación de portavoces de la minoría hasta septiembre y suscribió, por el contrario, un acuerdo de aparato con la plataforma 4 (10%) [6], los únicos que se mostraron en contra de que el NPA tuviera una voz independiente propia en la contienda electoral. Un arreglo conservador con el ala más derechista, no militante, derrotista y envejecida del partido. [7] Un acuerdo que logró imponerse en los hechos, aunque con una mayoría endeble, y que buscó legitimar (o barrer bajo la alfombra) la deriva institucionalista de la alianza con LFI llevada a cabo por la plataforma 2, representada por sus figuras públicas en las elecciones regionales y que produce amplios rechazos en el partido.

La campaña del NPA debe ponerse al servicio de la construcción de un partido militante

Entendemos que la oposición de las dos orientaciones que polarizaron la conferencia del partido no responden tanto a una discusión de candidatos sino a un verdadero desacuerdo político sobre las tareas de los revoluciones en el período que no ha encontrado ni clarificación ni resolución hasta el momento. Porque por algo la mayoría mandelista impuso guardar la fórmula “terminar con la 5° República” o peor aun “Mélenchon y la LFI no son nuestros adversarios” en la declaración política de la conferencia. La plataforma 5 explicó en cambio que la FI es un partido político que tiene como objetivo gobernar las instituciones del Estado burgués y que por lo tanto sí son nuestros adversarios. Los militantes de la 2 terminaron defendiendo la explicación de que la FI es un “partido del movimiento obrero” y que como aun no han llegado al poder, todavía no se los puede considerar enemigos de clase… En fin, puros artilugios discursivos para justificar un proyecto todavía latente de “superación” del NPA hacia un nuevo reagrupamiento electoral a la “izquierda de la izquierda” del sistema.

En definitiva, el acuerdo del llamado reagrupamiento del “3 y 4 de octubre” (esto es la unidad de las plataformas 2 y 4) pasando por encima de la plataforma 5 pone en riesgo la propia existencia de una campaña independiente. Porque no se puede hacer caso omiso de las corrientes de la izquierda de la organización, cuando lo que se necesita es poner en marcha una ardua campaña militante para ir a la búsqueda de las 500 firmas de los alcaldes. Y porque la campaña electoral es una posibilidad que tenemos los revolucionarios para hacer oír nuestras ideas frente a una tribuna masiva, utilizándola al servicio de la construcción militante para la intervención en la lucha de clases. La campaña del NPA debe servir a este objetivo, alejándose por completo de cualquier partido institucional en momentos de rechazo generalizado de las instituciones.

La plataforma 5 ha permitido iniciar una dinámica de reagrupamiento de las corrientes de la izquierda del partido. Aunque también es cierto que no logró imponer su orientación en la conferencia, ni proponer hasta el final la presentación de una candidatura alternativa a la de la dirección que sintetizara claramente el desacuerdo político que atraviesa al partido. Sin embargo, la batalla por la independencia política del NPA se encuentra plenamente abierta. Desde Socialismo o Barbarie consideramos que la plataforma 5 debe continuar con el proceso comenzado, llamando próximamente a una reunión de sus militantes, para decidir los pasos a seguir en el terreno electoral, en la intervención en la lucha de clases y en la pelea abierta por la construcción de una dirección alternativa para el NPA.

Publicado originalmente en la revista digital de Socialismo o Barbarie.


NOTAS

[1]    Una de ellas, la de CCR, quedó “auto-eliminada” luego de romper con el partido antes de que comiencen las asambleas locales de la conferencia. Ver El método de la calumnia como política internacional.

[2]    Las plataformas obtuvieron los resultados siguientes: P1 (5%), P2 (44%), P3 (3%), P4 (10%), P5 (37%), P6 (0%).

[3]    Se trata de las listas “On est là” y “Occitanie Populaire” encabezadas por la Francia Insumisa, junto a los militantes del  NPA de la plataforma 2. Poutou y Salingue son las caras visibles de esta política “reformista” que rechazamos. Nuestra posición al respecto de estas alianzas, así como del frente “Bordeaux en Luttes”, puede consultarse en: http://izquierdaweb.com/algunas-apreciaciones-sobre-el-acuerdo-electoral-npa-francia-insumisa/

[4]    La tribuna de la plataforma 5 se encuentra disponible en: http://izquierdaweb.com/francia-por-una-candidatura-obrera-anticapitalista-y-revolucionaria/

[5]    LO obtuvo alrededor de 300.000 votos en las elecciones regionales, una suma nada despreciable para la izquierda revolucionaria en un contexto de abstención masiva. Bajo iniciativa de la P5, el NPA se pronunció a favor de votar a las listas de Lutte Ouvrière.

[6]    En la asamblea de la región parisina en la que participamos, varios dirigentes de la P2 votaron en contra de la P4 y a favor de la moción de la P5. Si bien se trata quizás de un reflejo “local” es sintomático de las contradicciones internas que atraviesan al mandelismo.

[7]    La plataforma 4, representada por Christine Poupin, es la responsable de las amenazas de “implosión” del NPA. Han firmado el llamado “Rejoignons-nous” proyectando abiertamente la construcción de otra organización con un programa mucho más diluido que el del NPA. Para las presidenciales han propuesto que el partido no tenga candidato, en un claro guiño a hacerle el juego a la campaña de Mélenchon. Hemos votado enérgicamente en contra de esta plataforma.

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