Sobre las elecciones de 2020 en Puerto Rico: logros y límites

Muchos celebran los resultados de las elecciones efectuadas en Puerto Rico el 3 de noviembre de 2020. Unos dicen que estas crearon otro país; otros que constituyeron una revolución. Desde el punto de vista de los oprimidos, es razonable alegrarse con el avance de las fuerzas progresistas y con la decadencia de los partidos neoliberales. Pero quizás valga la pena evaluar estos eventos cuidadosamente preguntándonos ¿qué cambió y qué permanece?

Aclaremos que las discusiones subsiguientes se basan en los números preliminares provistos por lo que la Comisión Estatal de Elecciones llama “Noche del Evento”. Estos resultados varían a partir del Escrutinio General. Más allá de esto, es crucial señalar que existen muchas críticas a lo desorganizado de este proceso (algo que también sucedió en las primarias del Partido Nuevo Progresista) y que la abundancia de irregularidades ha levantado sospechas de fraude electoral.  

Contexto socio histórico

Notemos que la colonia, el capitalismo, la devastación ambiental, el patriarcado, la xenofobia y el racismo continúan vigentes. Aunque ya en menor grado, los partidos defensores de ese sistema social todavía son los más fuertes.

Ese decrecimiento en poder del Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD) resulta de décadas de políticas neoliberales perpetradas por esos partidos. Esas políticas han incluido degradar las condiciones laborales de la clase trabajadora, despedir miles de trabajadores del gobierno, privatizar corporaciones públicas, incrementar el cobro por servicios gubernamentales e innumerables casos de corrupción. Al reducir el poder adquisitivo de las mayorías asalariadas del país, el neoliberalismo ha intensificado la crisis económica surgida en 2006, lo cual trae consigo una de las más altas tasas de desigualdad del mundo, la mitad de la población en pobreza, un desempleo real astronómico, una economía informal gigantesca, condiciones de trabajo precarias y un gobierno en quiebra. La crisis social generada por esa crisis económica incluye decenas de feminicidios anuales, la devastación del medioambiente, problemas de salud mental y de adicciones, y la abundancia de crímenes violentos. Como resultado del neoliberalismo, de la falta de voluntad de esos partidos de construir otro modelo económico y de las limitaciones que impone el colonialismo, tenemos una economía decrépita, un gobierno en quiebra y la imposición desde Washington de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) para garantizar el pago a los bonistas a costa del presupuesto gubernamental necesario para el bienestar de gran parte de la población.

Ante el malestar generado por esta multi-crisis surgieron intentos de desarrollar alternativas políticas. En la elección de 2008 apareció el partido Puertorriqueños por Puerto Rico como opción electoral. En 2012 el Partido del Pueblo Trabajador (PPT) y el Movimiento Unión Soberanista (MUS) tuvieron su primera participación. Los comicios de 2016 trajeron las candidaturas a la gobernación de Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre. En 2020 aparecieron en el horizonte Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Proyecto Dignidad (PD) y Eliezer Molina (este último tenía a Movimiento de Conciencia como su organización de apoyo). Antes de estas últimas cuatro elecciones habría que ir a 1984 (Partido Renovación Puertorriqueña) o a 1976 (Partido Socialista Puertorriqueño) para encontrar partidos nuevos. La creación de ocho nuevas organizaciones políticas en cuatro elecciones indica un nivel de búsqueda de opciones inédito en la historia de este país.

Tabla 1: Organizaciones políticas nuevas

Año20042008201220162020
Cantidad de nuevas organizaciones políticas 0122

Luego del sufrimiento y de las miles de muertes provocadas por el mega-huracán María en 2017 y por la ineptitud y la corrupción del gobierno al manejar dicho fenómeno, y en medio del contexto de crisis económica y social y de exploración política, se publicó el irrespetuoso chat del grupo de altos funcionarios del gobierno PNP de Ricardo Rosselló. Eso detonó la movilización sin precedentes de masas hartas del despotismo neoliberal: exigieron la renuncia de ese gobernador y la desaparición de la Junta de Control Fiscal junto con sus políticas de austeridad. El primer objetivo se logró; el segundo no. Podemos interpretar la votación del tres de noviembre como una continuidad de ese masivo anti-neoliberalismo.

Análisis de los resultados electorales: las derechas

Lo primero que debemos señalar sobre las elecciones es la tendencia a una reducción significativa en la proporción de participantes. En 2004 votó el 82% de los electores hábiles, en 2008 votó el 79% de estos electores y en 2012 el 78%; pero en 2016 esa proporción bajó al 55% y en el 2020 a 53%. Estimamos que las recientes décadas de opresión neoliberal, corrupción, desatención a los feminicidios y a la defensa del medioambiente se combinan con apatía previamente existente para generar esa baja tasa de participación. La Tabla 2 muestra esa disminución.[1]

Tabla 2: Tasa de participación electoral 

Año20042008201220162020
Tasa de participación 82%79%78%55%53%

Dentro de esa reducción en participación electoral encontramos una disminución en el por ciento de votos obtenidos por los partidos que defienden lo establecido (capitalismo neoliberal y poder federal), el PNP y el PPD. Estos dos partidos difieren en cuestiones sociales y morales: el PNP es más tradicionalista (tiene fuertes vínculos con el fundamentalismo cristiano) y el PPD es moderadamente modernista. Pero en asuntos económicos coinciden en su postura neoliberal: han privatizado corporaciones públicas, despedido trabajadores del gobierno, eliminado leyes de protección laboral, reducido servicios gubernamentales, cobrado más por los servicios públicos e implantado impuestos al consumo (el IVU) y eximido a las grandes corporaciones de pagar impuestos. Reconociendo esto, podemos entender la suma de los votos de estos partidos como un indicador del apoyo al neoliberalismo. A partir de ahí, vemos que en las elecciones de 2004, 2008 y 2012 el conjunto de votos del PNP y el PPD fluctuó alrededor del 95% de los votos; pero en las de 2016 bajaron al 81% y en 2020 consiguieron solo el 65%. De 2004 a 2020 el apoyo al bipartidismo neoliberal se redujo en 32 puntos porcentuales, 16 de los cuales perdieron en el último cuatrienio. Multiplicando los porcientos de votos obtenidos con las tasas de participación sabemos qué proporción de los adultos apoyaron a los partidos neoliberales. Notamos una reducción masiva en el apoyo real a estos partidos: en el 2008 y en 2012 estos partidos consiguieron el 74% del apoyo de los adultos; pero en el 2016 ese apoyo bajó a 45% y en 2020 fue de solo el 33%: una disminución de 41 puntos porcentuales en ocho años. Así lo presentamos en la Tabla 3.

Tabla 3: Apoyo a partidos neoliberales

Año20042008201220162020
Votos de los partidos neoliberales97%94%95%81%65%
Adultos que apoyaron partidos neoliberales80%74%74%45%33%

Podemos calcular la proporción de los adultos apoyó a cada candidato multiplicando el porciento de sus votos por la tasa de participación. En 2008 el PNP (Luis Fortuño) obtuvo el 53.6% de los votos; con una tasa de participación fue de 79% este gobernó con el apoyo del 42% de los adultos. En 2012 el PPD (Alejandro García Padilla) obtuvo el 48% de los votos; pero, como la tasa participación fue de 78%, este gobernó con el apoyo de solo el 37% de los adultos. En 2016 el PNP (Rosselló hijo) logró la gobernación con el 42% de los votos; pero la tasa de participación de 55% significa que su victoria ocurrió con solo el 23% de apoyo entre los adultos. Al momento de escribir estas líneas Pedro Pierluisi gana la gobernación con un 33%; pero la tasa de participación de 53% plantea que contó con solo el 17% del apoyo adulto. Durante las últimas cuatro elecciones hemos visto que el apoyo real de los gobernantes ha bajado de 42% a 37% a 23% y a 17%. La Tabla 4 expone esto.

Tabla 4: Apoyo a los gobernadores electos

Año20042008201220162020
Votos del gobernador electo49%53%48%42%33%
Adultos que apoyaron a gobernador electo40%42%37%23%17%

Debemos notar que en estas elecciones surgió el Proyecto Dignidad (PD), que obtuvo el 7% de los votos para la gobernación. Esta opción política es de derechas, pero difiere del neoliberalismo de los partidos principales. Se ubica cerca de la tradición demócrata-cristiana, la que critica las formas más extremas del capitalismo y defiende la moral tradicional; pero asume una vertiente extrema de la democracia cristiana que tiende a surgir en las crisis contemporáneas: el fundamentalismo religioso. Cuenta con el apoyo de las feligresías de muchas iglesias Pentecostales, entre las que abundan personas pobres (trabajadores manuales, personas con condiciones laborales precarias, desempleados, marginados del mercado laboral…). PD promueve valores morales tradicionales y se opone a los reclamos de los movimientos feminista y LGBTTIQ+. En términos socioeconómicos su postura ante el neoliberalismo es ambivalente, pues defienden la salud y la educación como servicios esenciales, pero ven al empresarismo (basado en propiedad privada) como fundamental para desarrollar la economía y no critican a la JCF (aunque proponen auditar la deuda). No tienen preferencia de estatus. Parece ser una escisión del PNP, la cual cobra más sentido con el liderato de Pierluisi, quien está más cerca del liberalismo clásico que del típico conservadurismo de ese partido. Es posible que, con un candidato a la gobernación más dinámico que César Vázquez, PD logre mejor acogida electoral.

El Diagrama 1 ayuda a captar las principales tendencias políticas del mundo contemporáneo. La ubicación de las principales organizaciones políticas de Puerto Rico se ilustra en el Diagrama 2.[2]

Diagrama 1: Las tendencias políticas generales

Leyenda:

AC : Anarquismo Comunista

C : Conservadurismo

DC : Democracia Cristiana

DM : Dictadura Militar

E : Estalinismo

F : Fascismo

LC : Liberalismo Clásico

Ln : Libertarianismo

R : Reformismo/Progresismo

SC : Socialismo Cristiano

SD : Socialismo Democrático

V : Verdes

Diagrama 2: Ubicación de las organizaciones políticas de Puerto Rico

Leyenda:

CD: Charlie Delgado

CFC: Colectiva Feminista en Construcción

EM: Eliezer Molina

FS: Frente Socialista

JSALP: Jornada se Acabaron las Promesas

MST: Movimiento Socialista de Trabajadores

MVC: Movimiento Victoria Ciudadana

PD: Proyecto Dignidad

PIP: Partido Independentista Puertorriqueño

PNP: Partido Nuevo Progresista

PP: Pedro Pierluisi

PPD: Partido Popular Democrático

Análisis de los resultados electorales: los progresismos

En las elecciones de 2020 los partidos progresistas (PIP y MVC) se combinaron para el 28% de los votos. Eso es mucho más que el 4.4% de los votos de que sumaron PIP, PPT, MUS y PPR en 2012 y muchísimo más que el 2.5% combinado del PIP y el PPT en 2016. Sin embargo, sumando las candidaturas de Alexandra Lúgaro (11.1%) y de Manuel Cidre (5.7%), podemos decir que en el 2016 la búsqueda fuera de las fronteras del bipartidismo consistió en el 19% de los votos.  Podemos ver eso en la Tabla 5.

Tabla 5: Tamaño de la búsqueda fuera del bipartidismo

Año20042008201220162020
Votos no PNP-PPD2.8%4.8%4.4%19%36%
Adultos que no apoyaron PNP-PPD2.3%3.8%3.4%10.5%18.8%

Pero, reconociendo las tasas de participación, los progresistas lograron 2.2% en 2004, 1.7% en 2008, 3.9% en el 2012, 1.4% en el 2016 y 14.7% en 2020. En las elecciones de 2020 el voto progresista se multiplicó por 10, lo cual es mayúsculo. Podemos observar la Tabla 6 para visualizarlo más claramente.

Tabla 6: Votos por partidos progresistas

Año20042008201220162020
Votos para partidos progresistas2.8%2.1%4.4%2.5%28%
Adultos que apoyaron a progresistas2.2%1.7%3.9%1.4%14.7

También es relevante el incremento del PIP. Dicha organización pasó de 2.1% a 13.7%, lo que es multiplicarse por 6.5. Desde 1952, cuando logró el 19% de los votos y fue el segundo partido, el PIP no había alcanzado el 6%. Su escaso apoyo se explica por factores como el crecimiento económico de los años 50 y 60, la represión política, las campañas de miedo a la independencia y la dependencia económica de asistencia social federal . De esos factores resultó un PIP confinado a sectores medios educados: los más pobres quieren la presencia del gobierno federal de cuya asistencia social dependen y la burguesía no quiere cambio en el orden político dentro del cual tienen privilegios. Elementos de purismo y sectarismo aparecieron como mecanismo de defensa. Habría que definir cuánto de su aumento en estas elecciones se debe a la imagen de rockstar proyectada por su candidato a la gobernación (Juan Dalmau), a su desempeño como senador en el cuatrienio 2017-2020, a las propuestas del partido o a la combinación de un récord limpio de corrupción con el fuerte rechazo contemporáneo a la misma. Sin embargo, notamos que la campaña de 2020 recababa el apoyo de personas no independentistas enfatizando en un modelo de país distinto: Patria Nueva. Todo lo anterior parece haber cosechado éxito, pues Dalmau logró aprobación hasta entre quienes tenían la intención de votar por otros candidatos e incluso entre los otros candidatos.

El éxito de MVC es notable. En su origen hay gente de organizaciones como Vamos, el PPT, el MUS y el MIHN. Su Agenda Urgente prioriza la lucha anti-neoliberal y anti-corrupción. Sus miembros asumen diversas posturas ante el estatus y socialmente provienen mayormente de sectores medios; hay independentistas no-afiliados, socialistas, sindicalistas reformistas, líderes de luchas comunitarias y profesionales tecnocráticos. Sabemos que existe discontinuidad entre las ideas neoliberales de Alexandra Lúgaro en 2016 y las de economía mixta de MVC en 2020. Pero, como ese partido contó con un equipo de trabajo, y con otros candidatos llamativos como Manuel Natal, Eva Prados y Mariana Nogales, que Lúgaro no tuvo en 2016, evaluamos que el aumento de 11.1% a 14.2% es un incremento moderado. Ajustando el por ciento de votos logrados a la tasa de participación vemos un crecimiento de 6.1% (Lúgaro en 2016) a 7.5% (MVC en 2020). También debemos notar que en todos distritos senatoriales MVC llegó en tercer lugar, menos en el de Ponce, donde llegó cuarto; también que Rosa Seguí superó a los candidatos PPD en el distrito de San Juan.

Es importante mencionar dos candidaturas de MVC: Manuel Natal (alcaldía de San Juan) y Eva Prados (Precinto 3). Al momento de esta redacción, ambos resultan derrotados por márgenes muy pequeños, por lo cual es posible que estas contiendas vayan a recuento, a escrutinio, o a los tribunales. Una victoria de Natal daría a MVC la capital (ciudad con la mayor población, presupuesto y visibilidad). Una victoria de Eva Prados sería un logro a favor de la auditoría de la deuda y de haber conseguido que los cuerpos legislativos publicaran los jugosos salarios de sus empleados. En caso de quedar derrotados en 2020, queda implicado que en un futuro cercano las victorias son accesibles para estas candidaturas, y también para otras. 

Seguramente en la legislatura habrá un panorama mucho más favorable al progresismo que en cuatrienios anteriores. Este cuerpo consiste de 81 legisladores: actualmente hay tres progresistas (dos del PIP y José Vargas Vidot); este cuatrienio ese número incrementa a siete u ocho. Esa presencia, si se combina con que ni el PNP ni el PPD tendrán mayoría absoluta, puede darle poder significativo al conjunto de legisladores progresistas. La Cámara de Representantes incluirá un miembro del PIP y dos de MVC (tres si Eva Prados gana); aquí sobresale Mariana Nogales (MVC), quien destaca como abogada de los activistas, y logró el tercer lugar entre los representantes por acumulación. En el Senado estará un legislador del PIP, dos de MVC y Vargas Vidot; aquí resaltamos al socialista Rafael Bernabe (MVC) y a María de Lourdes Santiago, quien fue la senadora por acumulación con más votos. Está en veremos si logran coordinarse e impulsar reformas electorales de corte democrático como la realización de una segunda vuelta en la elección de puestos en la rama ejecutiva, la representación proporcional en la legislatura y la eliminación del financiamiento privado de las campañas políticas. También está por verse si logran medidas de justicia social favorables a los trabajadores, al medioambiente y un currículo con perspectiva de género y anti-racista.

Balance

En resumen, no estamos ante una revolución. No se está gestando la transformación profunda del orden social; por ejemplo, expropiar a los capitalistas e implantar propiedad colectiva de las empresas, control de estas por parte de sus trabajadores y que la clase trabajadora dirija el país. Tampoco estamos ante un cambio político significativo, como lo sería la independencia de Puerto Rico.

Ni siquiera estamos ante el triunfo del progresismo que, aunque no erradica el capitalismo, implanta significativas reformas favorables para los desposeídos. Estos cambios incluirían elementos como aumentar el salario mínimo, fortalecer los servicios públicos, establecer un sistema de salud universal, implantar un currículo con perspectiva de género y antirracista, crear un nuevo trato verde y subir los impuestos a los más ricos para financiar esto.

Estamos ante un avance de los partidos progresistas; eso acarrea diferencias en la dinámica política para este cuatrienio. Delineamos estas fuerzas:

1. el PNP: ganó la gobernación con 33% de los votos, cuenta con presencia considerable en la legislatura y tiene casi la mitad de las alcaldías; pero su poder ha menguado y cuenta con menos apoyo que cualquier partido gobernante en la historia del Estado Libre Asociado;

2. el PPD: aparentemente obtendrá mayorías relativas en la legislatura y tiene poco más de la mitad de las alcaldías; pero su decadencia le impidió ganarle al peor incumbente en décadas;

3. el progresismo de MVC y el PIP: suma el 28% de los votos y tiene presencia en la legislatura; puede ser frágil por consistir en dos organizaciones distintas que tienen ante sí el reto de aliarse;

4. el fundamentalismo cristiano: PD logró el 7% de los votos, pero probablemente cuenta con más apoyo entre la población que lo indicado por esa cifra; en cuestiones económicas está en un punto medio entre el progresismo de MVC-PIP y el neoliberalismo de PNP-PPD, aunque en cuestiones morales supera al PNP en tradicionalismo moral.

En asuntos económicos, es probable la oposición entre los neoliberales (PNP-PPD) y los progresistas (MVC-PIP). PD parece ubicarse en un punto medio; en esto puede ser pertinente para los progresistas lograr el apoyo de PD. En cuestiones morales, es posible la alianza entre el modernismo de los progresistas (MVC-PIP) y el PPD versus el tradicionalismo del PNP y PD.

De fondo está la Junta de Control Fiscal, la que sin tener funcionarios electos, es muy poderosa, pues controla el presupuesto por disposición de la ley federal PROMESA. Marginalmente están los grupos anticapitalistas (Colectiva Feminista en Construcción, Jornada se Acabaron las Promesas, Movimiento Socialista de Trabajadores…), que no son masivos, pero que en manifestaciones públicas se destacan por su combatividad contra las políticas neoliberales y las fuerzas represivas del Estado que son instrumento de aquellas.

La magnitud del cambio está por verse. El triunfo del reformismo en un mediano plazo puede ser un resultado del proceso actual. Celebremos los logros y entusiasmémonos por las posibilidades futuras. A la vez, reconozcamos que este es un paso tan imprescindible como insuficiente, incluso en términos progresistas.

Diagrama 3: Mapa ideológico de las elecciones de 2012 en Puerto Rico (el número adyacente a las siglas es el por ciento de votos obtenidos; la ausencia de número significa una cantidad menor a 1%)

Leyenda:

MUS: Movimiento Unión Soberanista

PIP: Partido Independentista Puertorriqueño

PNP: Partido Nuevo Progresista

PPD: Partido Popular Democrático

PPR: Puertorriqueños por Puerto Rico

PPT: Partido del Pueblo Trabajador

Diagrama 4: Mapa ideológico de las elecciones de 2016 en Puerto Rico (el número adyacente a las siglas es el porciento de votos obtenidos; la ausencia de número significa una cantidad menor a 1%)

Leyenda:

C: Manuel Cidre

L: Alexandra Lúgaro

PIP: Partido Independentista Puertorriqueño

PNP: Partido Nuevo Progresista

PPD: Partido Popular Democrático

PPT: Partido del Pueblo Trabajador

Diagrama 5: Balance político post elecciones de 2020 en Puerto Rico

Leyenda:

AC: Anti-Capitalistas (Movimiento Socialista de Trabajadores, Jornada se Acabaron las Promesas, Colectiva Feminista en Construcción…); “¿?” indica cantidad de poder desconocido, aunque estimamos que es poco

F: Fundamentalismo Religioso (Proyecto Dignidad)

JCF: Junta de Control Fiscal; “¿?” indica cantidad de poder desconocido; su monto de poder es quizás superior al de cualquiera otra fuerza

P: Progresismo (PIP y MVC)

PNP: Partido Nuevo Progresista

PPD: Partido Popular Democrático 


[1] Estimamos que estas reducciones también se deben a la emigración de unos 200,000 personas, a la pandemia del Covid-19 y a que la Comisión Estatal de Elecciones cambió sus definiciones de modo que el universo electoral ahora incluye a los activos y a los inactivos.

[2] El artículo “El mapa ideológico de las organizaciones políticas de Puerto Rico” discute la ubicación de los partidos políticos de Puerto Rico dentro de las principales tendencias de pensamiento sociopolítico del mundo moderno. Ese artículo está disponible en: http://elpostantillano.net/index.php?option=com_content&view=article&id=25930:el-mapa-ideologico-de-las-organizaciones-politicas-del-puerto-rico&catid=331:agenda-caribena&Itemid=1035

[3] Un análisis más profundo sobre el PIP se encuentra en “¿Votar PIP? Reflexiones históricas sobre un escaso apoyo electoral”. Está disponible en:

http://elpostantillano.net/index.php?option=com_content&view=article&id=25795:por-que-hay-que-votar-por-el-pip-ante-la-historia-de-escaso-apoyo-electoral&catid=295&Itemid=1004

Author: Ramón Rosario Luna

Ramón Rosario Luna es profesor de sociología en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Investiga sobre música, epistemología de la ciencia, ecología social, economía política contemporánea y subjetividad política.