El poder no corrompe, el poder desenmascara. Esa es la realidad respecto a quienes cometen actos de corrupción en cualquier lugar del planeta. Se trata de predadores(as) prestos(as) a delinquir contra los bienes del Estado y del pueblo, que se resguardan bajo lúcidos antifaces y máscaras pomposas que a simple vista aparentan ser cordero(as) pero a contraluz sus sombreadas siluetas se descubren como buitres, tal cual son. Por eso hay que desenmascararlos(as).
Lamentable por demás resulta la corrupción institucionalizada existente en el gobierno de nuestro país, razón por la cual se tuvo que llegar al extremo de aprobar un Código Anticorrupción (Ley 2-2018), pues la misma se manifiesta de todas formas, maneras y a todos los niveles imaginables:
El acto de corrupción más frecuente es el uso indebido del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada. Otros tipos de corrupción son el uso ilegítimo de información privilegiada y el patrocinio; también los sobornos, el tráfico de influencias, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el quid pro quo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, la impunidad y el despotismo.
Puerto Rico tiene una tasa considerablemente alta de corrupción, usualmente relacionada al mal uso de fondos públicos. La modalidad de corrupción más frecuente en el país es la que se da a través de sobornos entre una empresa privada y un funcionario público. La mayoría de los casos que han llegado a los tribunales y ciertamente los más notables, se relacionan con la otorgación de contratos. Sin embargo, la corrupción no se limita al proceso de contratación de servicios, por lo que probablemente otros actos corruptos pasan desapercibidos. Véase, Exposición de Motivos de la Ley 2-2018.
Peor aún, y hasta increíble, resulta el hecho de que quien propuso el Código Anticorrupción fue el primer gobernador en la historia de Puerto Rico que el pueblo le hizo renunciar por su conducta inmoral, antiética y corrupta, contraria al mencionado código. Sobre este particular, nadie puede obviar que en verano de 2019 cientos de miles de hombres y mujeres que aman a este terruño se levantaron hastiados e indignados por la corrupción existente y la impunidad del propio gobierno ante ésta. Y por medio de protestas, marchas, piquetes, entre otras manifestaciones, rescataron el valor más preciado de nuestra Constitución que por derecho les corresponde: QUE EL PODER POLÍTICO EMANA DEL PUEBLO Y HABRÁ DE EJERCERSE CON ARREGLO A SU VOLUNTAD. Logrando que Ricardo Rosselló renunciara como gobernador de Puerto Rico. Eso, no es poca cosa. Por tal razón, quienes traicionan la confianza del pueblo al repetir las mismas barbaries que motivaron el rechazo y enjuiciamiento de otros(as), demuestran que poco le importamos y que viven en el fantasioso mundo de la infalibilidad. A esos(as) ni los(as) queremos ni los(as) necesitamos.
Agraciadamente existen seres nobles con vocación de servir y no ser servidos. Ansiosos(as) por trabajar a favor del bien común, en defensa de nuestros derechos democráticos, por el bienestar y el progreso de su país y su gente.
Nuestro pueblo está harto de quienes, en vez de servir, llegan al gobierno a servirse. De quienes, con su arrogancia, autoritarismo y prepotencia pisotean la honra y la dignidad de aquellos(as) que entregan parte de su existencia y con su fuerza de trabajo aportan al desarrollo social y económico de nuestro país.
Ya era hora de comenzar a erradicar la corrupción que subyuga entre la desesperanza, el desasosiego y la aprehensión a nuestra Gente, dejando maltrecha su dignidad y espíritu. Es tiempo de que encuentren una voz queprocure que sus derechos alcen vuelo y le brinde fortaleza a sus reclamos de Equidad y Justicia. Se trata de construir un mundo mejor en cada ápice, con cada aliento. Que cada poro se erice con el simple susurro de lo Justo, de lo Bueno. Solo así podremos forjar una nueva Patria, empapada de Equidad, Justicia y Democracia. Y crear conciencia de que ello se concreta con la consecución de nuestra Independencia, de nuestra Libertad.