Los aumentos de precios, especialmente de los alimentos, el combustible, el alquiler y otras necesidades, está trastornando la vida de millones de trabajadores. Lo que funcionarios del gobierno insistieron sería “transitorio” es, de hecho, parte de una crisis de largo plazo que los gobernantes capitalistas están cargando sobre nuestras espaldas.
El índice oficial de precios al consumidor subió al 7.9 por ciento durante los 12 meses que terminaron en febrero, el incremento más grande en 40 años. Pero estas cifras subestiman lo que realmente enfrentan los trabajadores.
Más trabajadores están en huelga, desde maestros en Minneapolis y mineros del carbón en Alabama hasta maquinistas en Davenport, Iowa, por aumentos salariales para poder cubrir los aumentos de precios.
“Estas luchas sirven de ejemplo para millones de trabajadores que están enfrentando condiciones similares y necesitan el apoyo de otros trabajadores y nuestros sindicatos”, dijo al Militante Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para gobernadora de Texas. “Para proteger a los trabajadores de los estragos de la inflación, nuestros sindicatos deben luchar por ajustes automáticos en los contratos que emparejen nuestros salarios y beneficios al aumento de precios.
Como lo sabe todo trabajador que tiene que comprar comestibles, los precios de muchos artículos son mucho más altos que las cifras oficiales. Los precios de comestibles aumentaron a una tasa anual del 8.6 por ciento, pero la carne, pollo, pescado y huevos, fuentes importantes de proteínas, aumentaron en un 13 por ciento. El costo de los productos lácteos fue el más alto en casi 11 años.
El New York Times entrevistó a trabajadores por todo el país que dijeron: “El tocino es tan caro como solía ser el filete mignon”; “Como comestibles que se han vencido”; y “Paso varios días al mes saltándome comidas o simplemente no como”.
Los precios de la energía aumentaron un 26 por ciento durante el último año y el costo de la gasolina está por las nubes, aumentando a más de 4 dólares por galón. En San Francisco el precio promedio es de 5.75 dólares.
Entre los más afectados están los conductores de Uber y Lyft y los camioneros propietarios que tienen que pagar por su propio combustible.
Algunos propietarios-operadores han sacado sus camiones de la carretera. No pueden ganarse la vida ya que los precios del diesel han alcanzado cifras históricas.
El conductor de flota, James McCurdy, le dijo a WCNC que su patrón lo llamó a él y a otros conductores para pedirles que apagaran los motores si no se estaban moviendo para ahorrar combustible. “En invierno, no podemos apagar el motor porque nos congelaríamos y podríamos morir de frio”, dijo.
Los salarios promedio aumentaron un 5.1 por ciento durante el año pasado, pero los salarios reales de los trabajadores cayeron a una tasa anual del 2.6 por ciento en febrero. Los hogares con bajos ingresos son los más afectados, ya que gastan una mayor parte de sus ingresos en alimentos y gasolina que los hogares de clase media y clase capitalista.
Dos años después de que comenzó la pandemia de COVID-19 hay 2.3 millones de trabajadores menos en la fuerza laboral. A medida que suben los precios, los patrones tratan de maximizar sus ganancias mediante una ofensiva para acelerar el trabajo, imponiendo turnos más largos y horas extras obligatorias y empeorando la seguridad en el trabajo.
Los agricultores enfrentan precios significativamente más altos para pesticidas, semillas, fertilizantes y reparaciones de equipos, lo que está reduciendo sus ingresos por debajo de sus costos de producción. Brooks Barnes, un agricultor de segunda generación del condado de Wilson en Carolina del Norte, que cultiva tabaco, maíz, soya, trigo y camotes, le dijo al Wall Street Journal que en febrero pagó 60 dólares por galón por el herbicida Roundup de Bayer AG, en contraste con 16 dólares el galón el año anterior. Los fertilizantes subieron a 500 dólares la tonelada, de 175 la primavera pasada.
“Para proteger a los agricultores de la ruina, el gobierno debe garantizar sus costos de producción”, dijo Kennedy. “Para construir el movimiento combativo que los trabajadores necesitamos, debemos forjar una alianza con los pequeños agricultores, que son explotados por los mismos capitalistas que nos explotan a nosotros”.
Alzas salariales no causan inflación
Los patrones y sus medios afirman falsamente que los aumentos salariales incrementan los precios. Esto es falso.
La inflación es un fenómeno que ocurre cuando disminuye el poder adquisitivo de una nación capitalista. Los gobiernos y los bancos echan a andar sus imprentas y emiten papel moneda y otros instrumentos financieros para cubrir la diferencia, sobrepasando por mucho la producción de mercancías que se pueden comprar con ese dinero. Bajo estas condiciones, en su competencia por ganancias los capitalistas hacen que los precios suban y suban, lo cual baja el nivel de vida de los trabajadores. Así que los aumentos salariales no impulsan la inflación, solo significa que nos quedamos con más de la riqueza que producimos y los patrones sacan menos ganancias.
“Debemos romper con los partidos Demócrata y Republicano y formar nuestro propio partido, un partido obrero basado en nuestros sindicatos”, dijo Kennedy.
“Ese tipo de partido puede organizar a los trabajadores en millones y atraer aliados a luchas comunes para defender a nuestras familias y medios de subsistencia contra los ataques de la clase patronal y sus fines de lucro”.
Fuente: El Militante