Por primera vez desde 1970, más de 4,500 miembros de la Federación de Maestros y del Local 59 de los Profesionales de Apoyo Educativo de Minneapolis abandonaron sus labores el martes 8 de marzo.
Los piquetes se reunieron en las escuelas públicas de Minneapolis por la mañana y luego se unieron a una gran manifestación y marcha en el norte de Minneapolis. La protesta culminó esa tarde ante la sede del Distrito de las Escuelas Públicas de Minneapolis.
Las marchas y manifestaciones han sido una característica diaria de esta huelga, incluida la que ocurrió ante el Capitolio estatal en St. Paul el 9 de marzo para exigir que el estado asigne una parte de su actual superávit de $9.5 mil millones al financiamiento de la educación pública.
Los maestros exigen que el distrito limite el tamaño de las clases, pague los costos adicionales para apoyar la salud mental de los estudiantes y aumente los salarios de los maestros de aula y de los 1,600 profesionales de apoyo educativo (ESPs por su sigla en inglés).
Los miembros del sindicato señalan que los salarios anuales de los maestros en Minneapolis promedian alrededor de $71 mil dólares, o sea $14 mil menos que en la ciudad vecina de St. Paul. El sindicato también exige que los salarios iniciales para los empleados ESP aumenten de $24 mil a $35 mil al año.
La respuesta del Distrito Escolar es que no hay dinero para ninguna de estas cosas porque los niveles de inscripción escolar han disminuido.
En el mitin ante el Capitolio estatal, Shaun Laden, presidente del sindicato de ESPs señaló al distrito escolar de St. Paul, donde el sindicato evitó por muy poco una huelga logrando un acuerdo tentativo, a pesar de enfrentar desafíos presupuestarios similares a los de Minneapolis. “Porque lo hicieron en St. Paul, sabemos que en Minneapolis no tenemos una crisis presupuestaria—tenemos una crisis de valores, una crisis de prioridades”, dijo Laden.
Antes de la huelga, las Escuelas Públicas de Minneapolis no presentaron contraofertas de ningún tipo que abordaran las demandas de los maestros.
“No podemos seguir negociando contra nosotros mismos. Ahora es su turno… ésta es una lucha en que ellos (el distrito) buscan obtener un control total y absoluto”, dijo Greta Callahan, presidenta del capítulo del sindicato de docentes, durante una conferencia de prensa el 10 de marzo. Callahan dijo que la demanda principal del sindicato es aumentar los salarios iniciales de los ESP a $35 mil dólares. Dijo que la principal prioridad del sindicato es garantizar que los ESP ganen un salario digno.
El sindicato ha solicitado que los verdaderos responsables de la toma de decisiones, el Superintendente y la Junta de Educación, vengan a la mesa de negociación en lugar de los abogados, los representantes de recursos humanos y los actuarios.
Alrededor de 30 mil estudiantes y 4,500 empleados han permanecido fuera de las aulas desde el comienzo de la huelga. La huelga ha recibido un amplio apoyo de los padres, los estudiantes y la comunidad en general.
Fuente: Panorama Mundial