Sindicatos de todo el mundo llaman a la acción para frenar la ola neoliberal imperante

La salud como derecho universal; un modelo de desarrollo sostenible y democrático; la protección a los más débiles; servicios públicos de calidad; sistemas fiscales más justos; empleos dignos y con plenos derechos…

El sindicalismo internacional levanta la bandera de la justicia social para la era post pandemia y reclama una nueva gobernanza mundial que ampare los derechos humanos en todos los rincones del planeta.

El llamamiento, formulado por sindicatos de todo el mundo, pide profundas reformas en el orden mundial para garantizar, entre otros, el derecho a la salud y al trabajo a escala universal, así como un cambio de rumbo de determinadas políticas económicas.

El capital avanza capturando las democracias a favor de sus intereses.

El manifiesto, divulgado este martes, llama a la acción frente a la hegemonía neoliberal dominante que, como en crisis anteriores, “ha utilizado la pandemia como pretexto” para “imponer más trabajo precario y la retirada de derechos sociales”.

La pérdida de empleos a consecuencia de la covid refleja datos dramáticos: más de 305 millones de trabajos menos según las estimaciones de la OIT. “Cadenas globales de producción con millones de trabajadores subcontratados en condiciones precarias” y un cada vez más debilitado paraguas de protección social en muchos países donde crece el hambre y la miseria. “En este escenario es donde el capital avanza capturando las democracias a favor de sus intereses”, advierten las organizaciones sindicales.

Sindicatos europeos -entre ellos los españoles-, latinoamericanos, asiáticos… se han sumado a este llamamiento junto con la Confederación Sindical Internacional (CSI) para frenar la deriva de la concentración de la riqueza en pocas manos y el crecimiento de la desigualdad a escala global.

“Venimos de décadas de hegemonía global del ultra liberalismo económico, que predica una narrativa individualista, anti pública, anti estatal, anti sindical y anti social. Las políticas neoliberales y de extrema derecha, así como los golpes de Estado, han provocado numerosas perturbaciones que atacan y debilitan la democracia. La pandemia también ha mostrado la aparición de un creciente nacionalismo que se opone a la acción de cooperación global necesaria para afrontar colectivamente este virus y sus consecuencias”, afirman.

Entre sus propuestas para un nueva gobernanza mundial, la coalición sindical plantea la suspensión de patentes de vacunas y medicamentos contra la covid para garantizar el acceso universal de los mismos.

En el marco de un nuevo modelo de desarrollo apuestan por una industria sostenible como respuesta a la crisis climática, y la conversión de la industria militar “en una industria civil sostenible y desarmada para construir derechos, democracia, cooperación y paz”.

También exigen nuevos ajustes en los sistemas normativos, fiscales y laborales; el fin de las privatizaciones, más inversión pública y la cancelación y renegociación de las deudas de los Estados y el fin de los embargos; así como impuestos sobre servicios digitales para gigantes tecnológicos, grandes fortunas y transacciones financieras.

Expresamente reclaman “no proporcionar ninguna financiación de rescate a las empresas que siguen operando a través de los paraísos fiscales”.

El empleo digno figura en el centro de sus reivindicaciones con una apuesta clara por la recuperación de los trabajos perdidos por la pandemia y el reconocimiento de las actividades esenciales. Sin olvidar el refuerzo de los mecanismos de garantía para la libertad de asociación o la negociación colectiva y la participación de los interlocutores sociales en todos los acuerdos y tratados que se negocien.

Las primeras adhesiones al llamamiento son de Argentina: CTA-A y CTA-T; Bélgica: FGTB; Brasil: CUT y UGT; Colombia: CTC; Francia: CGT y CUSG, Guatemala: UNSITRAGUA; Haití: CTSP; Italia: CGIL, CISL y UIL; Costa de Marfil: UGTCI y CGTM; México: UNT; Marruecos: CDT y UMT; Níger: USTN; Perú: CAT; Senegal: UNSAS; España: CCOO, UGT, USO y ELA; Corea del Sur: KCTU; Túnez: UGTT; Venezuela: ASI; y de la Confederación Sindical Internacional (CSI).


Texto del llamamiento por “Una nueva gobernanza mundial”:

Conscientes de nuestra responsabilidad en un escenario de tal magnitud decidimos unir nuestros esfuerzos para reflexionar y compartir, con colegas y organizaciones hermanas, nuestras preocupaciones, nuestras propuestas y nuestras sugerencias de actuación. 

Por una nueva gobernanza mundial basada en derechos universales y justicia social 
LOS TRABAJADORES Y LAS TRABAJADORAS ante la coyuntura y la post-pandemia 

Estamos viviendo una profunda crisis sanitaria que ya está generando trágicas consecuencias económicas y sociales para la humanidad, especialmente para las zonas más pobres y vulnerables del mundo. La desconcertante dinámica inherente a la pandemia se suma a anteriores situaciones de la crisis en el ámbito multilateral. La suma de estos hechos aporta aún más claridad sobre la vulnerabilidad de la globalización neoliberal y la falta de gobernanza mundial.

Todo este escenario ha puesto al descubierto la realidad social de nuestros pueblos, dejando al descubierto a amplios sectores invisibles, los más vulnerables, aquellos que no están siendo contemplados por los mecanismos de protección social, se hacen más visibles y reclaman la atención que merecen. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la jornada laboral total será 10,5% menos que antes de la crisis provocada por la COVID-19, lo que equivale a la pérdida de más de 305 millones de empleos formales a tiempo completo. 

Como es característico de la etapa actual del capitalismo, esta crisis también afecta de forma más dramática a las mujeres, así como a las minorías y grupos vulnerables: negros, jóvenes, indígenas, inmigrantes, población LGBTIQ+ y ancianos. Los sectores económicos hegemónicos ya están imponiendo más trabajo precario y la retirada de derechos sociales. De hecho, muchos ya han utilizado la pandemia como pretexto para rebajar las protecciones sociales y los derechos, y el hambre y la miseria aumentan en numerosos países. 

Las condiciones de producción actuales tienen lugar en cadenas globales de producción que ya cuentan con millones de trabajadores subcontratados en condiciones precarias o excluidas de los mercados laborales. En este escenario donde el capital avanza capturando las democracias a favor de sus intereses, la automatización que ya se viene dando en varios centros de trabajo desafía a la clase trabajadora. 

Los impactos de estos avances tecnológicos también serán desiguales en función de la posición que ocupen los países en las cadenas globales de producción, afectando más severamente a aquellos países donde el nivel de desarrollo y acceso a las nuevas tecnologías es menor y donde existe una mayor explotación de la mano de obra, generando así más pobreza en los países periféricos. 

Venimos de décadas de hegemonía global del ultra liberalismo económico, que predica una narrativa individualista, anti pública, anti estatal, anti sindical y anti social. Las políticas neoliberales y de extrema derecha, así como los golpes de Estado, han provocado numerosas perturbaciones que atacan y debilitan la democracia. La pandemia también ha mostrado la aparición de un creciente nacionalismo que se opone a la acción de cooperación global necesaria hacia afrontar colectivamente este virus y sus consecuencias. 

La era inaugurada por los gobiernos de Thatcher, Reagan y por diferentes dictaduras en América Latina, y luego reforzada por el consenso de Washington, mantuvo muchas de sus premisas hasta hoy y sufrió una mutación de una “revolución” neoconservadora a un liberalismo “pseudo-progresista” generando así una aceleración, nunca vista en la historia, de la enorme concentración de la riqueza y las desigualdades. 

La expansión de la especulación financiera a expensas de la economía real ha generado una crisis global en el sistema económico, con la consiguiente pérdida de millones de puestos de trabajo. La crisis generada por el COVID-19 representa una nueva oportunidad para realizar un cambio de rumbo en aquellas políticas económicas que han demostrado su fracaso. 

El sistema financiero internacional está elaborando sus estrategias para el pos pandemia y sabemos que estas estrategias vendrán a concentrar aún más la riqueza y los ingresos. Es bueno recordar que durante la crisis de 2008, los Estados rescataron a los bancos y después de eso, los bancos volvieron a estrangular a los Estados. 

Nuestra primera tarea sigue siendo salvar vidas y proteger los puestos de trabajo y los ingresos. Pero al mismo tiempo tenemos la urgencia de apuntar y construir alternativas diferentes a las propuestas de quienes dirigen el sistema. Alternativas que abren caminos que conducen efectivamente a la promoción de una mayor justicia social y a la lucha contra las desigualdades e injusticias. 

Sólo lograremos un reinicio justo si todos y todas tienen voz en las definiciones de las decisiones que tomaremos para construir otro mundo que aún sea posible. Hoy, más que nunca, esta construcción colectiva es necesaria, ya que incluso compromisos como la Agenda 2030 están en riesgo y la humanidad corre el peligro de no poder revertir los numerosos retrocesos económicos, ambientales y sociales agravados por la pandemia del COVID-19. 

Hay consenso en que el mundo no será el mismo después de la pandemia, pero este mundo podría ser mejor o mucho peor que el actual, dependiendo de la correlación de fuerzas que se establezca. En este sentido, presentamos propuestas que deben ser implementadas de inmediato para asegurar que podamos superar la pandemia a nivel global y promover la justicia social para los pueblos: 

1) Por el derecho a la salud como derecho humano y por la suspensión de las patentes 

Por el derecho a la salud como derecho humano y por la suspensión de las patentes de las vacunas y medicamentos contra el COVID-19. Por la efectiva transferencia de tecnología e insumos que permitan a los países la producción de las vacunas y medicamentos tan necesarios. Que esto se realice a través de los mecanismos previstos en las leyes nacionales o en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con la garantía del acceso universal e inmediato a las vacunas y demás elementos. 

2) Para otro modelo de desarrollo 

– Desarrollo sustentable con democracia efectiva, transición justa y medidas de emergencia para salvar vidas, proteger el empleo y los ingresos. Propuestas de reconversión industrial que tengan en cuenta la sostenibilidad y un sistema de producción que garantice una respuesta a las crisis climática y medioambiental provocadas precisamente por los actuales patrones de producción, consumo y distribución; conversión de la industria militar en una industria civil sostenible y desarmada para construir derechos, democracia, cooperación y paz. 

– Ajustes necesarios en los sistemas normativos, fiscales, laborales y de protección social para incluir a los excluidos; 

– El fin de las privatizaciones y la garantía de servicios públicos de calidad y universales como la salud y la educación; un modelo de Estado con inversiones públicas que protejan a las personas y la cancelación y renegociación de las deudas del Estado para que las crisis de pago no limiten la respuesta esencial a la salud y no perjudiquen el crecimiento económico, desde una perspectiva de ganancias compartidas y no de mayor concentración de la riqueza o la renta. 

– Sistemas fiscales más justos y creación de impuestos sobre los servicios digitales para los gigantes tecnológicos, las grandes fortunas, las transacciones financieras y los grandes beneficios. No se debe proporcionar ninguna financiación de rescate a las empresas que siguen operando a través de los paraísos fiscales. 

3) Por empleos dignos y plenos derechos 

– Acceso a empleos decentes, derechos, protección social e ingresos. Por unas redes de seguridad social universales y unos ingresos mínimos garantizados. Poner en marcha inmediatamente planes de inversión para recuperar millones de puestos de trabajo perdidos o en riesgo; 

– El reconocimiento de los empleos esenciales, a menudo no remunerados o mal pagados, como los de la economía asistencial y la garantía de los derechos de los trabajadores en las nuevas formas de empleo relacionadas con la digitalización y también en el teletrabajo. 

– Que los avances tecnológicos redunden en una reducción de la jornada de trabajo con igual remuneración, manteniendo el empleo y no a la reducción de los puestos de trabajo, la precarización y la exclusión. 

4) Por un nuevo acuerdo de gobernanza mundial 

– Cumplir los compromisos adquiridos por los Estados que permiten el desarrollo sustentable. Cambio en el orden internacional y redefinición del multiculturalismo junto con un Nuevo Acuerdo de Gobernanza Global; 

– Acuerdos e instrumentos globales efectivos y vinculantes basados en las normas y derechos de la OIT, como la libertad de asociación y la negociación colectiva para acabar con las violaciones de los derechos humanos en las cadenas globales de producción y la agenda transnacional que sólo sirven a los intereses del capital; 

– El fin de los embargos y por la integración de los pueblos. La garantía de los derechos humanos y los escenarios de paz son esenciales para un nuevo comienzo justo y libre de violencia y guerras. 

– Nuevas reglas del comercio global enmarcado en el desarrollo sustentable, en la promoción de los derechos humanos universales y establecimiento de estructuras, políticas, procedimientos y recursos en todos los acuerdos y tratados que se negocien, que garanticen la participación concreta y eficaz de los interlocutores sociales y de la sociedad civil organizada. 

Fuente: Nuevatribuna

Author: Isabel García

Directora de Nuevatribuna.es