Los días 11 a 13 de noviembre se celebrará desde Bilbao la IV Conferencia Internacional Marxista Feminista. Para para saber un poco más y conocer los que se está poniendo a debate, hemos entrevistado a Jule Goikoetxea, profesora de la Universidad del Pais Vasco (EHU-UPV), de Ciencia y Teoría Política. Autora de numerosas publicaciones, que casi siempre tienen que ver con las estrategias políticas y el feminismo, trata asimismo con cercanía los temas de Euskal Herria, Estado Español y Europa con una visión necesariamente global.
En este caso la entrevista se debe a que Jule Goikoetxea está en el Comité Organizador y en el Comité Científico de la IV Conferencia, perteneciente al grupo BIBA (Bilbao-Barcelona Critical Theory).
Begoña Zabala.- Después de la suspensión obligada debido a la pandemia Covid 19, y sus derivadas, ya se ha anunciado que la IV Conferencia Internacional Marxista Feminista se celebrará en Bilbao, los días 11 a 13 del próximo mes de noviembre. Me gustaría que nos explicases la relevancia e importancia que tiene este evento y, especialmente, la genealogía y la continuidad que se le pretende dar a través de estas conferencias internacionales a la confluencia de debates marxistas feministas.
Jule.- Lo primero que debo contar es que seguramente la Conferencia se va a realizar on line, debido a la cantidad de participantes que deben viajar desde diferentes lugares del mundo. Aunque nos comunican que quieren traerla dentro de dos años físicamente de nuevo a Bilbao, porque ven que aquí hay masa crítica y que hay un movimiento feminista muy potente. Probablemente, me atrevo a decirlo, de los mayores en estos momentos en toda Europa.
En lo que respecta a la genealogía de estos congresos, desde su inicio están impulsados por el Instituto de Teoría Crítica de Berlín y liderados por Frigga Haug, que es una filósofa histórica del marxismo feminismo.
Hasta ahora se han hecho tres congresos. Empezó en 2015 en Berlín, donde se juntaron unas 500 mujeres. Posteriormente se hizo en Viena en 2016 y en 2018 fue el último en Lund, Suecia. Cada vez con más participantes. En este último tomamos parte ya como grupo BIBA (Bilbao-Barcelona Critical Theory), que es en el que yo estoy.
Dicho lo anterior, es interesante saber que esto se empieza a organizar porque se ve como necesario desde los dos campos, marxista y feminista. Pero lo importante es que en el Comité organizativo de estos Congresos están muchas de las autoras del marxismo-feminismo. No solo Haug, también, por ejemplo, Gayatri Spivak. Estas son además las creadoras, las fundadoras y las mantenedoras de todos estos congresos.
Ahora, refiriéndonos a las partes más técnicas de estos Congresos, debe decirse que en la organización está Transform Europe, que es la coalición de fundaciones de los partidos de izquierdas de Europa, por ejemplo, de EH Bildu, Podemos, Die Linke, etc. En ese sentido es un foro muy interesante, en el que participan, además, la Fundación Rosa Luxemburgo, la UPV, en este caso Parte Hartuz, y de forma muy en especial, porque se va a hacer en Bilbao, la Fundación Iratzar, que es la Fundación de Sortu.
Y en el Comité Científico están no solo como ya he dicho Friga Haug y la gente de BIBA, también Mónica Clua o Cinzia Arruza. Es decir, hay una variedad tanto de grupo como de gente, que es igualmente teórica como militante. Y esto es muy importante de nuevo: visto el perfil de las invitadas y de las comunicaciones, que ya se han recibido, señalamos que está participando gente de una doble realidad: no tanto activistas y militantes como gente teórica, no necesariamente universitarias, sino gente que produce pensamiento, ya sea de manera individual, ya sea de manera colectiva, aunque sabemos que el pensamiento siempre se produce, en principio, de manera colectiva.
Un poco al hilo de esta genealogía es importante saber que en la preparación de estos Congresos están involucradas, de una manera o de otra, ya sea porque organizan, ya sea porque participan, la mayoría de las autoras referenciales, no sólo del marxismo-feminismo, sino de otras corrientes, como puede ser el feminismo materialista, que es la corriente en la que yo estoy. Pero también participan feministas decoloniales, feministas interseccionales como Elsa Dorlin, Francesca Gargallo, y las más conocidas: Nancy Fraser, Tithi Bhattacharya, Silvia Federicci.
Lo que nosotras tenemos en mente al organizar todo esto es juntarnos para poner en común todas las corrientes del feminismo interesadas en propuestas políticas emancipatorias e integrales. Es decir, que se centren no sólo en un eje, sino en todos los ejes que consideramos hoy importantes a la hora de analizar los elementos que crean nuestras condiciones de bienestar tanto material como simbólico.
BZ.- Dentro del amplio paraguas del titular, “marxismo-feminismo”, vemos que hay diez ejes temáticos que figuran en la propia página. ¿En qué consideraciones os habéis basado para establecerlos? ¿Hay alguno que hoy mismo resulta imprescindible y vital?
Jule.- Los ejes temáticos, que realmente son un montón, al hacerlo on line vamos a tener que reducirlos. Pero no pasa nada, pues este es un proyecto a medio y largo plazo e iremos metiendo este debate a lo largo del tiempo. De hecho ya hemos realizado algunos webinar a lo largo del año. Uno de ellos fue con Gayatry Ch. Spivak, Gina Dent, Surya Parekh y yo misma sobre Black lives matter (BLM): ¿Cómo puede el feminismo marxista conectar con el BLM en su concepción global?
Así pues, analizando los ejes, el primero se refiere a los movimientos sociales, sindicales y políticos. Creemos, por ejemplo, que están en crisis los movimientos; pero al mismo tiempo hay una nueva época, o todo un nuevo proceso y ciclo de renovación de lo que serían los movimientos sociales y los movimientos políticos y sindicales. Necesariamente, porque el siglo XX ha llevado a la crisis a ciertos tipos de organizaciones que, supongo, el siglo XXI aprovechará lo mejor de ellas. Pero, sin duda, tendrán que renovar muchísimas cuestiones, entre otras cosas porque el enemigo va cambiando de forma y por tanto tú tienes que cambiar la forma de enfrentarte a ese enemigo.
Es decir, de existir un capitalismo, por ejemplo, muy centralizado en el siglo XX, pasamos a uno descentralizado por abajo y monopolístico por arriba. La lucha contra eso tiene que ser muy coordinada por arriba pero muy descentralizada por abajo. Entra, además, la dimensión digital, por eso también hemos incluido en un eje el hacktivismo. Estamos en un capitalismo digital. Las barricadas ya no pueden ser solo barricadas en la calle, tienen que ser barricadas digitales. Y todo esto está relacionado con el capitalismo algorítmico. Esto yo lo considero muy importante meterlo como eje porque si tú no sabes cómo funciona el gobierno algorítmico neoliberal, es muy difícil entender de dónde vienen los tiros y a dónde van.
El segundo eje se refiere a crear un diálogo entre las diferentes corrientes que luchan en contra del capitalismo heteropatriarcal, racista y colonial, y por tanto hemos incluido no solo el feminismo marxista, como ya he señalado, sino el feminismo materialista, el feminismo negro, el comunitario, el decolonial, el lesbofeminismo, el anarcofeminismo, etc. y otros diferentes marcos analítico-propositivos.
En el tercer eje aparece la interseccionalidad específicamente: género, sexualidad, raza clase y demás intersecciones. Como veremos, estos ejes están ya bien tratados en las trece tesis del feminismo marxista.
El cuarto eje sería sobre la producción de valor y de vida. Aquí entendemos que hay que proponer nuevas teorías del valor, sí o sí. Por muy bien y muy eficaces que sean ciertas teorías del valor, sobre todo y en concreto la marxista, para explicar ciertas dimensiones del capitalismo, no es suficiente para explicar el patriarcado neoliberal, racista y colonial. Habrá que explicar qué es el valor y quién lo ha definido hasta ahora y cómo queremos definirlo. Y lo mismo con la producción de vida. Y aquí está muy interesante el debate porque entre las marxistas feministas y materialistas tenemos discusión, aunque una vez más en el feminismo marxista no todas están de acuerdo, por ejemplo la corriente de Federicci no es la misma que la de Arruzza, ni que la de Haug.
Por eso aquí hay muchísimas discusiones muy interesantes respecto a qué llamamos producir y a qué reproducir. Nosotras, por ejemplo, estamos en contra de usar el término reproducción de la vida. Nosotras hablamos de producción de sujetos modernos, producción de seres humanos y producción de vida. Porque eso de utilizar el término reproducir para todo lo que hacen las mujeres, desde mi punto de vista no vale. Y además reproduce un marco absolutamente androcéntrico.
Luego estaría el quinto eje: territorio, decolonialidad, soberanía y luchas de liberación nacional en el siglo XXI. Porque muy probablemente dichas luchas se van a volver a dar intensamente en otros formatos, sea de liberación nacional, de liberación colectiva o de emancipación colectiva, en donde el eje territorio va a ser importantísimo, exactamente igual que el eje de soberanía, para referirnos no ya a la soberanía estatal tradicional, sino a la soberanía alimenticia, tecnológica, energética. ¿Qué queremos decir cuando decimos que queremos autogobernarnos? Queremos decir autogobernar nuestros cuerpos y nuestra comunidad y ambos son un tipo de territorio, por lo que el territorio es un eje absolutamente principal y además es una de las apuestas más interesantes del feminismo comunitario y del feminismo decolonial. Que nos viene muy bien además en Euskal Herria, porque la mayoría del movimiento feminista organizado ha sido pro-soberanista, en general, y eso lo ha diferenciado de otros movimientos feministas que normalmente suelen ser o más anarcos, o más antisistema, en diferentes países, y sobre todo más estadofóbicos. Probablemente en los países donde no hemos tenido Estado los movimientos sociales, incluido el feminista, ha estado muy pendiente de las estructuras públicas, es decir, del Estado y de lo que necesitamos para que nuestras vidas sean sostenibles en el tiempo y el espacio y tengamos bienestar estructurado. Este eje también va a ser importante.
El sexto eje es el correspondiente a Ecofeminismo y Ecosocialismo. De nuevo se trata de ver cómo se inter-relacionan y qué entendemos por ecofeminismo. Esto es interesante porque las madres del ecofeminismo son las madres del feminismo materialista y es importante porque el feminismo materialista es un feminismo post-esctructural que no pertenece al Movimiento Feminista Clásico (MFC). Por ahí vienen cosas muy interesantes, también en lo que se ha llamado el feminismo neomaterialista. Ahí hay muchas cosas por indagar.
El séptimo eje sería cuerpos, discursos y materialidades disidentes. Ahí se trata de abrir el abanico de cómo se entiende la materialidad de la que estamos hablando. Porque ya no entendemos la materialidad en el mismo sentido en el que la entendíamos en el XIX, por mucho materialismo científico o histórico que queramos subrayar. Obviamente, frente al idealismo o el neoidealismo, nosotras somos materialistas. Pero qué queremos decir en el siglo XXI con materialismo, de qué materialidad estamos hablando, es la cuestión peliaguda que queremos abordar. Desde luego no estamos solo hablando de condiciones salariales, sino del cuerpo mismo, del territorio; o sea, la materialidad misma implica muchísimas cosas y además tiene una dimensión discursiva muy importante.
El eje ocho, que sería Arte, estética, lenguaje y cultura política, se introduce para recoger todo lo que se está produciendo desde el ámbito artístico, desde el ámbito estético y desde el ámbito más tradicionalmente llamado cultural, incluida la política cultural.
El noveno es para el Estado, poder constituyente y legislación anticapitalista y feminista, para incluir a quienes analizan, desde una perspectiva tanto marxista como feminista, en sentido amplio, lo que es el Estado, el sistema de leyes, el sistema judicial, etc. así como las nuevas reflexiones sobre el poder constituyente que vienen de Latinoamérica y otros continentes como África.
Y, por último, estaría el alzamiento de la derecha y la nueva ola contra el feminismo y el socialismo, que van un poco relacionadas porque al final, cuando hablamos del fascismo, sabemos que el fascismo en sentido amplio es una ideología principalmente blanca, misógina y xenófoba. Es decir, es la ideología per se extrema del patriarcado neoliberal y colonial.
BZ.- Te agradezco mucho el esfuerzo de síntesis y pedagógico que has hecho explicando los diez ejes, pues para situarnos, sobre todo desde el movimiento feminista, muy interesado y muy participante en estos debates, es crucial conocer los posicionamientos y el alcance de los mismos para nuestras vidas y luchas concretas. Siguiendo al hilo de estos ejes, ¿piensas que puede servir para una confrontación entre posicionamientos en términos de victorias y derrotas o estáis pensando en otro modelo?
Jule.- El objetivo es claro y explícito: vamos a debatir entre las diferentes posturas. Y por eso decía que el objetivo de estos congresos es aunar las diferentes corrientes feministas y de izquierdas, que en gran mayoría provienen obviamente del socialismo, porque es el marco amplio de la modernidad en donde surge la izquierda. Es decir, la izquierda normalmente viene del marxismo y de todo lo que se ha desarrollado en el siglo XX, también de otras ideologías como el anarquismo, el libertarismo, y muy en especial, el feminismo y el antirracismo.
Lo que queremos es poner a hablar a estas corrientes, porque creemos que tenemos más cosas en común que diferencias, en este nuevo siglo XXI. Y además creo que esto es posible porque hemos cambiado mucho la manera de pensar en los últimos 60 ó 70 años, gracias a esta tercera ola feminista que empieza en los 50-60, y que creo que en esta cuarta ola feminista está corporalizándose. Todo lo que se dijo hace ahora 30 ó 40 años está ahora materializándose o practicándose en algunas esferas. Y al revés, ¿no?, todo lo que se hizo hace cuarenta años está ahora también adquiriendo un mayor desarrollo teórico. Y por eso más que analizar en qué consistiría un feminismo marxista, que también, se trata de hacer un feminismo anticapitalista, antirracista, materialista. Como digo, político y eminentemente emancipador.
BZ.- Hay una reivindicación importante del anticapitalismo, del antirracismo y del feminismo de clase en algunos sectores del movimiento, y también en lo que dices. Vosotras tenéis redactadas las 13 tesis, que vienen a nombre de Frigga Haug aunque son, como ella dice, una creación colectiva, y que se trata de un inicio. En realidad aparecen como el sostén de las Conferencias, no únicamente teórico, sino también una carta de presentación que puede estar en construcción-discusión. ¿Hablamos de esto? Yo creo que es muy necesario, también, porque en sectores del movimiento todavía están en la memoria los debates setenteros de los malos noviazgos y matrimonios mal avenidos entre el feminismo y el marxismo, por lo que ven con mucho recelo las aproximaciones al feminismo de clase, al propio marxismo.
Jule.- Las trece tesis del feminismo marxista en realidad lo que pretenden es darle una vuelta a todo eso que señalas. Es decir, otra manera de entender el marxismo y el feminismo. Ya no es la manera del siglo XX. Ya no estamos en plena modernidad; estamos en una modernidad fragmentada, desgajada, que empieza a entrar en la era posmoderna a finales del siglo XIX, es decir hace un siglo y pico, y eso ya se nota. Lo que hacen estas mujeres, lideradas por Frigga Haug, y lo que se hará de nuevo en este próximo Congreso y se ha hecho en anteriores, es ir ampliando las tesis, pues no son cerradas, son tesis que van agrandándose y reformulándose desde las diferentes corrientes.
En las 13 tesis se dice, para empezar, que el marxismo feminista son dos caras de la misma moneda, pero que hay que cambiar la moneda. O sea, que ya no vale eso de coger algo que se decía y ahora añadir el feminismo como un petacho al marxismo. Significa que el marxismo tiene que cambiar para que sea feminista y que el feminismo, para ser emancipador, tiene que adoptar perspectivas marxistas en el sentido de materialistas, emancipadoras, socio-económicas e integrales. Esa es un poco la primera idea. Y eso se desarrolla a lo largo de las trece tesis.
En la segunda tesis se habla de que somos productoras tanto de vida, como de los medios de vida. Que es lo que decía antes, el concepto de producción. Nosotras producimos vida, no reproducimos vida, producimos vida y medios de vida. ¿Cómo se va a conceptualizar eso analíticamente?
En la tercera, también se dice que las relaciones de género son relaciones de producción, no una adición a ellas, como se ha entendido tradicionalmente. Es decir, hasta mediados del siglo XX se ha tratado de solucionar todos los marcos androcéntricos, poniendo petachos, y eso no funciona. Tiene que haber una reconceptualización entera, tomando elementos básicos de todas esas ideología modernas y de todo lo que tenemos a mano, pero para transformarlo, no para seguir poniendo añadidos. Entonces el género se produce, los sexos se producen, el hombre y la mujer se producen -la tercera tesis- y esto recoge todo lo que se dijo a partir de Simone de Beauvoir; es decir las mujeres no nacen, sino se hacen. Y por tanto vamos a hablar de cómo se hacen.
Recoge, además, en la cuarta tesis, el tratamiento histórico crítico. Es decir, la autocrítica como base -y por tanto la reconceptualización- para hacer un movimiento eficaz hoy en día en el siglo XXI, emancipador y que no deje a nadie fuera. Es lo que decíamos antes: hay que ir cambiando las propias disciplinas académicas y cómo se han entendido la explotación y la dominación para que puedan servir a todas las que son explotadas y dominadas.
La tesis cinco propone un estudio concreto de los nudos de dominación que paralizan o encadenan el deseo de cambio en el patriarcado capitalista, y, como ves, ya se usa este nombre de patriarcado capitalista. Había tradicionalmente, sobre todo en el siglo XX, una idea predominante de que si desparecía el capitalismo desaparecerían todos los males. Pero no había ninguna teoría patriarcal. Entonces, ¿qué pasa en el siglo XX? Pues que se dieron cuenta de que el patriarcado ya existía, que venimos de un patriarcado feudal que luego se desarrolla capitalistamente. Es decir que el capitalismo viene del patriarcado, igual que el colonialismo. El colonialismo (como dicen las decoloniales, las ecofeministas y las materialistas) y el capitalismo, explotan y colonizan primero el cuerpo de las mujeres. Es lo primero que van a desposeer: a las mujeres de sus propios medios de vida y de sus productos, incluidos los seres humanos que paren y crían. De ahí se va a ir desarrollando el concepto de patriarcado capitalista y colonial. Hay que aunar todo y reordenar las prioridades, no hay una sola prioridad y no hay una sola causa. El monoteísmo y la metafísica no nos van.
Y todo esto está relacionado también con la sexta tesis, que dice que todos los miembros de la sociedad capitalista sufren el daño por estar insertos en las relaciones de dominación y sometimiento que llamamos capitalismo patriarcal, pero se dan de forma diferente, con grados y formas de violencia en diferentes contextos. Y eso nos llevaría a lo del conocimiento y la lucha situada. Y esto va un poco, también, rasgando la idea de sujeto universal. Es decir, aquí universalidad hay poca y la dominación se da de maneras muy diferentes, en cuerpos muy diferentes. Aquí es donde se introduce el concepto de interseccionalidad en las 13 tesis.
Además se explica muy bien que el patriarcado no es una cosa antigua, que ahora sigue, como si la violencia patriarcal fuera una expresión de tradiciones obsoletas. No, el patriarcado capitalista se reproduce todos los días y de diferentes maneras en cada sitio y eso es lo que hay que analizar. Veremos cómo, y de qué manera y en todos los sitios.
En la tesis ocho se da también mucha primacía al movimiento, al movimiento de la clase trabajadora. Es decir, a que esto se desarrolle, como decía Marx, desde una teoría de la praxis. O sea, nosotras filosofamos porque queremos cambiar el mundo, porque si no para qué vamos a filosofar. Entonces a mí me da igual lo que hayan dicho unos señores en un determinado momento, porque yo lo escupo, lo manipulo y hago lo que quiera con eso porque mis objetivos son los que son. Y nadie nos va a decir, ni siquiera la ciencia, si estamos explotadas o no. Es lo único que faltaba. Eso lo decidimos nosotras. De igual manera, nadie, ni la ciencia ni las leyes nos va a decir si hemos sido o no violadas. Eso lo decidimos nosotras.
La tesis octava y la novena vuelven de nuevo a meter el concepto de interseccionalidad, imbricación, consustancialidad, depende en qué país se llama de diferente manera. Y, además, rompen con esta idea ilustrada del progreso lineal. Las tesis introducen así la interseccionalidad como materialidad diversa, es decir, desde los cuerpos; cuerpos que son siempre contextuales y viven en un determinado territorio, por lo que la lucha tiene que darse desde el propio territorio, desde el propio cuerpo y se tiene que llevar a cabo desde las propias comunidades, las cuales no comparten la epistemología eurocéntrica en muchos casos, ni los conceptos ilustrados de dicha mirada eurocéntrica. Que no venga alguien con un estupendo mapa metafísico que nos diga: bueno hay que hacer esto para la revolución mundial. Bueno, esto lo decidirán las comunidades africanas, cómo quieren hacerlo. Y las europeas, pues haremos también lo que podamos. Desde luego no vamos a ir a explicarle a nadie cuál es el camino hacia la utopía, entre otras razones porque las utopías occidentales son eso, occidentales, ni universales, ni mundiales ni únicas.
La tesis novena abunda un poco en lo mismo. Posiciona todo esto en una época post-fordista, en un capitalismo digital. Ya no estamos en la era fordista, está cambiando el tipo de capitalismo, el tipo de patriarcado y el tipo de colonialismo, y por tanto nos tendremos que adaptar a ello para luchar.
Se hace también un repaso en la tesis décima a la globalización. Está fragmentándose, derritiéndose, un Estado del bienestar que ponía algún que otro freno al capitalismo guerrero en Europa, jodiendo al resto del mundo obviamente; y esto afecta especialmente al cuidado. Porque en tanto que es un patriarcado neoliberal, todo lo que las mujeres hacen como mujeres en el patriarcado (en concreto, el trabajo esclavo no remunerado que hacen como madres, esposas, abuelas, etc. y que se había publificado en parte mediante residencias, sanidad y educación públicas) se vuelve a privatizar. Porque, como decimos, el neoliberalismo es patriarcal. Cuando reprivatizas algo, lo que aumenta es la carga de trabajo no remunerada de las mujeres. Ese trabajo esclavo se lo comen las mujeres con patatas. Y por eso hay que relacionar todo esto.
La tesis once ya mete un poco la perspectiva de Haug, algunas propuestas que ella realiza en su teoría sobre cómo dividir el tiempo para que de nuevo no sea solo el trabajo remunerado el que produzca capital económico. O sea, cómo dividir el tiempo entre trabajo remunerado, trabajo no remunerado, formación, etc.
La tesis doce de nuevo hace un reclamo a la democracia, en el sentido de reconceptualizar el término de democracia. No abandonarlo sino explicar y re-explicar qué significa realmente derrocar todas las relaciones en las que somos un ser degradado, esclavizado, abandonado y despreciable, como decía Marx.
Y en la última tesis se dice literalmente que las “feministas marxistas ya no permanecen en la posición que el movimiento obrero les atribuyó en virtud de la división del trabajo, como mujeres que encarnan las paces y son responsables de mantenerla, mientras los hombres continúan librando guerras. Rechazamos ser reducidas a esta política y queremos asumir la responsabilidad del conjunto. En la situación de capitalismo global actual, caracterizada por crisis y guerras, consideramos indispensable el poder feminista. Asumimos la responsabilidad y tenemos poderosas posibilidades”.
Como se ve, todas estas tesis son muy abiertas e incluye las aportaciones del feminismo marxista, del feminismo decolonial, del feminismo comunitario, del feminismo negro… Por eso digo que es muy prometedor.
Es una crítica profunda a la izquierda clásica y al sujeto ilustrado, del cual participan en general las ideologías modernas, que son todas androcéntricas. Que se haya acabado ese sujeto universal no significa que no haya sujetos políticos, emancipatorios, sino que hay que organizarlos y de hecho en ello está la gente. Y ahí entraríamos a la discusión que se ha dado en estos congresos. Está muy bien recogida en estas tesis cuando se dice que ya no aceptamos que el patriarcado sea definido como una opresión cultural. No, el patriarcado explota a las mujeres materialmente y produce materialmente hombres y mujeres, que son las categorías básicas del patriarcado neoliberal.
Así que hay dos corrientes generales –y otras específicas– dentro del feminismo marxista: están la corriente clásica ilustrada y la corriente neomaterialista que no es ilustrada, en donde se posicionan la mayoría de las feministas marxistas actuales. Spivak, como ejemplo, es post-estructuralista, es neo-materialista, como Braidotti, Mies, Davis, Haug, Sholz… Toda esta gente ya no viene del marco del sujeto universal, el de hay solo una contradicción, hay una causa, hay una única moral. Por ahí es por donde se va abriendo el debate y esto es prometedor y super-enriquecedor porque es lo que permite que nos juntemos las decoloniales, las anarcofeministas, las feministas negras, las comunitarias, las materialistas, las lesbo- y las eco-feministas post-coloniales… y esto es lo que permite precisamente crear una lucha emancipatoria conjunta con ejes estructurales de dominación muy claros.
BZ.- Con respecto al movimiento feminista organizado, ¿lo ves en algún sentido en estos debates y en estas preocupaciones? Parece que realmente hay muchos temas importantes que están otra vez en la palestra, como el sujeto, el movimiento y su composición y organización, las políticas de alianzas… Al lado, sin duda, de una ola de movilizaciones claramente exitosa y masiva.
Jule.- Aquí están pasando muchas cosas en el movimiento feminista. Hemos entrado en una cuarta ola. Esto hace que, a diferencia de hace diez años que era un desierto, de repente ahora aparezcan un montón de organizaciones autónomas dentro del feminismo. Ahora somos unas doscientas y pico solo en EH. Y esto por un lado es una maravilla, pues eso significa que el feminismo está llegando a un montón de gente que antes no llegaba, y además de todas las edades, y transversal, en el sentido de que ya seas una trabajadora doméstica migrada o autóctona, ya seas cuidadora euskaldun o racializada, ya seas sindicalista o gitana vasca de Otxarkoaga, ya seas blanca murciana, universitaria o precarizada (o ambas a la vez), seas estudiante o pensionista, este movimiento llega a todos los sitios.
El problema es que es mucho más complicado organizarlo y coordinarlo con una estructura estable. Entonces, ahora mismo, estamos en un muy buen momento de movilización y estamos en un mal momento de estructuración. ¿Por qué? Pues porque es verdad que cuando las sin voz se ponen a hablar, pues va a haber hostias, y hay hostias. Pero las hay en todos los sitios, igual que en el movimiento antirracista. Cuando se abren las ventanas y entra el aire, entran voces tradicionalmente excluidas que antes no podía hablar, es normal que haya este alboroto, y es normal que cueste muchísimo establecer lo que decía antes, dos o tres ejes principales, estructurales, de dominación, donde se vaya a poner de acuerdo todo el mundo. Porque hay gente que quiere centrarse solo en lo suyo. Hay gente que le atraviesa más lo que es y le importa más lo que es que lo que quiere hacer. Ahí está el peligro del identitarismo. Es decir, está el peligro de estar poniendo todo el tiempo encima de la mesa que yo soy vasca y tu española, que yo soy analfabeta y tu universitaria, que yo soy negra y tú eres blanca, que yo soy cis y tu trans, que yo soy latina y tú europea, que mis padres son del campo y los tuyos de ciudad, etc. Y todo eso hay ponerlo en la mesa, claro, ese es el primer paso, pero no el último. Yo no quiero un movimiento identitario, sino político: es importante quienes somos y de dónde venimos cada una, pero igual de importante es a dónde queremos ir todas juntas.
Estamos en un momento en el que se han socializado un montón de ideas y demandas por las que llevamos luchando cien años, y es de celebrar. Pero la socialización masiva de ciertas cosas o ideas trae consigo, por un lado, la banalización y, por otro, la esencialización o el identitarismo, donde la estrategia política puede quedar a veces en segundo plano.
A mi personalmente el Movimiento Feminista de Euskal Herria, en el que también meto a las mujeres organizadas de los movimientos mixtos y sindicales como las trabajadoras domésticas o de la limpieza, me parece un grandísimo movimiento y en comparación con el resto de Europa, somos grandes, para las pocas que somos. Eso nos lo han transmitido, no solo las del Congreso Internacional de feminismo marxista, sino las italianas, las francesas, las nórdicas y las inglesas, que el nivel de politización que tenemos aquí es muy alto y es gracias a nuestra historia política y a todo lo que hemos vivido también en los últimos 40 o 50 años.
BZ.- Con el aforo lleno hace tiempo y un centenar, más o menos, de aportaciones al debate, supongo que el llamamiento ya ha dado sus buenos resultados, en lo que respecta a la participación. Habría quizá que hacer un llamado para seguir de cerca este Congreso, ¿te parece?. Aparte, por supuesto de consultar la página que es muy interesante en informaciones.
Jule.- Quiero animar a todo el mundo. Ahora vamos a volver a abrir otra vez la inscripción, en el sentido de que como va a ser online, probablemente, mucha más gente podrá acceder y participar. Animo a la gente a que encuentren algún momento para entrar algún día en el Congreso. Os aseguro que va a merecer la pena, muchos colectivos participarán, se pondrán en la mesa nuevas ideas y experiencias de lucha entorno a las últimas huelgas, revueltas y estallidos; habrá gente que pertenece a diferentes movimientos sociales provenientes de diferentes países y continentes, que ofrecerán tanto propuestas analíticas como de movilización, que luego está en nuestras manos el poner en marcha. Así que animo a la gente a que se apunte y participe online.
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Begoña Zabala es militante feminista vasca de Emakume Internazionalistak. Del Consejo Asesor de la revista viento sur. Autora de artículos sobre feminismo, referidos especialmente, a la intervención en el movimiento: violencia machista, derechos de las mujeres, judicialización, maternidades.
Jule Goikoetxea Mentxaka es una filósofa política, escritora y activista feminista vasca, conocida por su producción teórica y literaria. Es profesora del Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco. Además de su actividad académica es conocida por su activismo feminista, independentista y anticapitalista.
Tomado de Viento Sur
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