Puerto Rico se encuentra en una encrucijada histórica que puede definir el futuro de la educación pública para las próximas décadas. En los últimos años, hemos sido testigos de un interés cada vez más mayor para implantar escuelas charter y privatizar la educación pública en la isla. Pero ¿son realmente las escuelas charter una solución al problema de la educación en Puerto Rico?
La respuesta es sencilla: no lo son. Las escuelas charter son instituciones educativas financiadas con dinero público, pero gestionadas por compañías privadas. Esto significa que las mismas no están sujetas a las mismas regulaciones y supervisiones que las escuelas públicas tradicionales, lo que puede dar lugar a numerosos problemas.
En primer lugar, las escuelas charter son dirigidas por empresas privadas que les dan prioridad a sus beneficios económicos sobre la calidad educativa. Esto puede derivar en situaciones en las que se sacrifican elementos claves de la educación, como la formación integral, la equidad o el acceso, para mantener una rentabilidad económica.
En segundo lugar, las escuelas charter son utilizadas por los grupos empresariales y los políticos del bipartidismo tradicional como una forma de debilitar el sistema educativo público y llevar a cabo la privatización del mismo. La privatización de la educación significa que el Estado cede la función educativa a las empresas y organizaciones privadas, lo que limita el acceso y mercantiliza la educación.
En tercer lugar, las escuelas charter llevan a la fragmentación del sistema educativo, lo que resulta en una sociedad cada vez más segregada entre los que pueden permitirse el acceso a centros educativos privados y aquellos que no tienen otra opción que los centros públicos tradicionales, que sufren de cada día menos recursos.
Finalmente, como toda privatización en que el gobierno provee el financiamiento, las escuelas charter son fuentes de corrupción. Un estudio realizado en los EE.UU. demostró que durante los años 2001 y 2013 cerraron 2,500 escuelas charter y se perdieron $200 millones en esquemas fraudulentos. Tan reciente como el mes de septiembre pasado se descubrió que el incorporador de una de las escuelas charter en Puerto Rico fue convicto de malversación de $115,000 en fondos federales.
Por todas estas razones, nos oponemos radicalmente a las escuelas charter y a la privatización de la educación pública en Puerto Rico. En su lugar, apostamos por una educación pública de calidad, gratuita y universal, dirigida y regida por un sistema democrático de planificación, control social y participación del magisterio y las comunidades. Ahora bien, ¿es posible garantizar ese tipo de educación pública en Puerto Rico?
La contestación es que no. En Puerto Rico sufrimos de un régimen capitalista que exige que todas las relaciones humanas se rijan por el afán de lucro. De ahí la obsesión de los gobiernos de entregarle a la empresa privada todos los servicios públicos tales como la energía eléctrica, la salud y la educación. Por eso gran cantidad de buscones capitalistas van detrás de los contratos con el Departamento de Educación: la agencia con el mayor presupuesto del país.
A través de nuestra lucha es posible – y necesario – derrotar las escuelas charter hoy. Pero de igual manera debemos comprender que mañana resurgirá una nueva ofensiva para privatizar la educación. Mientras vivamos en el capitalismo, la educación pública siempre se verá como un negocio potencial para que una minoría se lucre a costa de las necesidades de nuestra juventud y de nuestro pueblo.
Por eso desde Rumbo Alterno promovemos la necesidad de acabar con el sistema capitalista que sufrimos en la actualidad, el cual es incapaz de garantizar los servicios públicos mínimos necesarios a nuestra población. Mientras una pequeña minoría se apropie de la riqueza que producimos las grandes mayorías, la educación seguirá siendo una mercancía más. Si realmente queremos derrotar las escuelas charter, si realmente queremos evitar – de una vez y por todas – la privatización de la educación pública, tenemos que organizarnos para erradicar el capitalismo.
