Seymour Hersh, el periodista estadounidense que sacó a la luz la masacre perpetrada por soldados de EEUU en la aldea vietnamita de My Lai, la práctica sistemática de la tortura en la cárcel iraquí de Abou Ghraib -durante la ocupación de Irak- así como la manipulación sobre el supuesto uso de armas químicas por el gobierno sirio, revela en el sitio web Substack que buzos de la la marina de guerra de EEUU [US Navy] instalaron explosivos bajo los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 durante el ejercicio conjunto Baltops 22, realizada por la OTAN del 5 al 17 de junio de 2022.
Tres meses después, el 26 de septiembre, efectivos noruegos activaron esos explosivos lanzando desde un avión un dispositivo que los hizo estallar [“How America Took Out The Nord Stream Pipeline”, Seymour Hersh, Substack, 8 de febrero de 2023.].
Todas las acciones vinculadas al sabotaje contra los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 se desarrollaron bajo la supervisión de Jacob Sullivan -el consejero de seguridad nacional de Biden-, del secretario de Estado Antony Blinken y de la subsecretaria de Estado Victoria “Fuck Europe” Nuland.
La planificación del sabotaje comenzó en diciembre de 2021, o sea 2 meses antes del inicio de la operación militar especial rusa destinada a aplicar en Ucrania la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Como hemos señalado repetidamente, el 7 de febrero de 2022, en una conferencia de prensa conjunta con el canciller alemán Olaf Scholz -quien se hallaba de visita en Washington- Biden había declarado que si Rusia llegaba a intervenir en Ucrania «ya no habrá más Nord Stream 2».
Posteriormente, en junio de 2022, el parlamento de Noruega adoptó un acuerdo militar con EEUU, concediendo a este último país pleno acceso y uso ilimitado de 4 zonas del territorio noruego, incluidas áreas marítimas.
La ejecución del sabotaje contra los gasoductos fue confiada a la US Navy ya que el Mando de Operaciones Especiales [SoCom] está obligado a rendir cuentas al Congreso.
La voladura de los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 es el acto de sabotaje más importante realizado desde la Segunda Guerra Mundial.
El impacto de ese acto de terrorismo económico, que ha impedido la llegada de gas barato ruso y obligado a Europa a comprar el gas de EEUU mucho más caro, ha afectado gravemente toda la economía de la Unión Europea, provocando un alza nunca vista de los precios de la energía en todos los países miembros de la UE.
La decisión
Según el artículo, Biden decidió sabotear el Nord Stream después de más de nueve meses de discusiones secretas con el equipo de seguridad nacional de Washington, abordando diferentes maneras de hacerlo con el fin de encontrar la mejor.
“Durante gran parte de ese tiempo, el problema no era si llevar a cabo la misión”, sino cómo llevarla a cabo sin dejar pruebas evidentes “de quién era el responsable”, aseguró Hersh. Teniendo en cuenta que las explosiones ocurrieron en medio de las hostilidades entre Moscú y Kiev, cualquier “acción que pudiera atribuirse a la Administración violaría las promesas de EEUU de minimizar el conflicto directo con Rusia. El secreto era esencial”.
La elaboración del plan
A medida que las tensiones entre Ucrania y Moscú iban en aumento, la Administración Biden también se iba centrando en el Nord Stream. “Mientras Europa siguiera dependiendo de los gasoductos para obtener gas natural barato, Washington temía que países como Alemania fueran reacios a suministrar a Ucrania el dinero y las armas que necesitaba para derrotar a Rusia”, escribió el reportero, señalando que “fue en ese momento inestable que Biden autorizó a Jacob Sullivan a reunir a un grupo interinstitucional para idear un plan”.
“Lo que quedó claro para los participantes, según la fuente con conocimiento directo del caso, es que Sullivan tenía la intención de que el grupo presentara un plan para destruir los dos gasoductos Nord Stream, y que estaba cumpliendo con los deseos del presidente”, reza el artículo.
Al principio, la Marina propuso utilizar un submarino para asaltar el gasoducto directamente, mientras que la Fuerza Aérea pensó en lanzar bombas con fusibles retardados que podían activarse de forma remota. No obstante, la CIA insistió en que cualquier método tendría que ser encubierto. “Esto no es cosa de niños”, dijo la fuente, agregando que, si el ataque era rastreable hasta EEUU, sería interpretado como “un acto de guerra”.
En ese contexto, el equipo de trabajo de la CIA se dedicó a elaborar un plan para una operación encubierta que utilizaría buzos de aguas profundas para provocar una explosión, pese a que al principio esa idea fue recibida con escepticismo por los miembros del grupo interinstitucional. Uno de los factores que les inquietaba era que las aguas del mar Báltico están fuertemente patrulladas por la Armada rusa y no había plataformas petrolíferas que pudieran usarse como cobertura para una operación de buceo.
El operativo
Para poder continuar con el plan, los estadounidenses decidieron solicitar ayuda a Noruega. “Odian a los rusos, y la Armada noruega está llena de magníficos marineros y buzos que tienen generaciones de experiencia en la exploración altamente rentable de petróleo y gas en aguas profundas”, dijo la fuente, agregando que los noruegos sabrían mantener el secreto, ya que la destrucción del Nord Stream les permitiría vender mucho más de su propio gas natural a Europa
En marzo, algunos miembros del equipo volaron a Noruega desde EEUU para reunirse con el Servicio Secreto y la Armada del país nórdico. “Una de las preguntas clave era qué lugar exacto del mar Báltico era el mejor para colocar los explosivos”, explicó el periodista. Los noruegos no decepcionaron y no tardaron en encontrar el lugar adecuado.
Posteriormente, se decidió que se lanzaría al agua una sonoboya que emitiría “una secuencia de sonidos tonales únicos de baja frecuencia, muy parecidos a los emitidos por una flauta o un piano”, que serían reconocidos por el temporizador con el fin de activarlo y detonar los gasoductos.
El 26 de septiembre de 2022, un avión de vigilancia de la Armada de Noruega realizó un vuelo aparentemente de rutina y dejó caer una sonoboya. “La señal se extendió bajo el agua, inicialmente hasta el Nord Stream 2 y luego al Nord Stream 1”. Unas horas más tarde se activaron los explosivos de alta potencia y “tres de las cuatro tuberías quedaron fuera de servicio”. “En unos pocos minutos, las bolsas de gas metano que permanecían en las tuberías cerradas se podían ver extendiéndose en la superficie del agua y el mundo se enteró de que algo irreversible había sucedido”, concluyó el artículo.
Fuente: La Haine