La convención de la AFL-CIO debe apoyar incondicionalmente a los sindicatos de Puerto Rico

Este artículo fue redactado para Worker’s World por un obrero de la construcción y miembro de la AFL-CIO. La convención de 2022 de la AFL-CIO se llevará a cabo en Filadelfia del 12 al 15 de junio. La traducción es de Rumbo Alterno


Cada cuatro años, la AFL-CIO (Federación Estadounidense del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales) se reúne en una convención para hablar sobre sus logros y lo que debe lograrse en el futuro cercano. Se escuchará a muchos oradores de los gremios de la construcción, sindicatos de maestros, trabajadores de servicios, etc., de conformidad a quién apoyan políticamente, acuerdos comerciales que los afectan, proyectos de infraestructura que creen que están justificados, etc.

Lo que no se escuchará, ni con un susurro, son las actividades antisindicales en Puerto Rico por parte del sindicato de Trabajadores Eléctricos (IBEW). Otro tema que no se tocará es la falta de apoyo de la Federación Estadounidense de Maestros (AFT) a los maestros puertorriqueños en su lucha contra las medidas de austeridad, impulsadas por una junta de control fiscal dictatorial, para reducir las pensiones, el pago por enfermedad, el pago de vacaciones y las bonificaciones, que fueron duras batallas contra los gobernadores antisindicales de la isla.

En la lucha actual, tanto la AFL-CIO como los sindicatos Change to Win (que se escindieron de la AFL-CIO) han ido en contra del sindicato de maestros en Puerto Rico. Change to Win en el pasado se negó a apoyar a los maestros en huelga en Puerto Rico y en cambio favoreció al gobierno colonial en Puerto Rico.

No se escuchará en la convención de la AFL-CIO sobre la deuda ilegal de Puerto Rico y cómo se debe pagar a Wall Street a través de recortes de pensiones, privatizaciones y reducción de servicios. Tampoco se mencionará que los miembros de IBEW Local 222 cruzaron los piquetes de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER).

No se escuchará sobre el apoyo de IBEW a contratistas como Luma Energy (subsidiaria de Quanta Services y Atco), a la que se le otorgó el contrato para reconstruir la red eléctrica de Puerto Rico de los daños causados ​​por el huracán María en 2017. Luma no ha mejorado la red eléctrica y tampoco ha incorporado energía eólica y solar a la red. Solo está cosechando los beneficios de su contrato.

Nada se dirá sobre los problemas de transparencia de Luma, la falta de servicio de calidad y la falta de suficientes trabajadores para hacer el trabajo. Luma ha hecho un mal trabajo y ha aumentado las tarifas eléctricas seis veces en menos de un año de servicio.

Una cosa que la AFL-CIO ignorará por completo es el estatus político de Puerto Rico como colonia de los EE. UU. y la necesidad de apoyar los derechos de los trabajadores y poner fin a esta relación abusiva.

¡Regreso al pasado radical del trabajo!

La organización sindical en los EE. UU. se remonta a principios del siglo XIX, pero cobró fuerza durante la Gran Depresión del siglo XX. Los líderes de los movimientos sindicales entonces eran de extrema izquierda: comunistas, socialistas y anarquistas. Las fuerzas gubernamentales atacaron a los organizadores sindicales, utilizando la violencia y llegando al extremo de asesinar a los líderes. Los sindicatos lucharon organizándose y defendiéndose de las fuerzas represivas, lo que tenían derecho a hacer.

Muchos de estos sindicalistas en la década de 1930 simpatizaban con la Revolución Bolchevique, en la que los trabajadores le quitaron el poder al Zar en Rusia y pusieron la riqueza en manos de la clase trabajadora, lo que transformaría la economía de la Unión Soviética, además de tener una impacto en todo el mundo. Con un fuerte enfoque no colaboracionista hacia la burguesía, el movimiento obrero en los EE.UU. creó un ambiente que fue testigo de la erradicación del trabajo infantil y el establecimiento de los derechos de los trabajadores, la negociación colectiva, los beneficios, la salud laboral y la jornada laboral de ocho horas más el pago de horas extras.

Aplaudimos y reconocemos los logros de los sindicatos. Lo que no aplaudimos es hacia dónde va gran parte del movimiento sindical en los EE.UU. Los líderes sindicales ya no desafían a la América corporativa, sino que se alinean con cualquiera de los dos partidos corporativos sin darse cuenta de las terribles consecuencias que produce esta fusión. La AFL-CIO sigue la posición de los principales medios de comunicación sobre la guerra. No existe una solidaridad fundamental con los trabajadores de otros países.

Las dos federaciones laborales se adhieren a la vieja mentalidad de la Guerra Fría, denunciando el comunismo cuando deberían denunciar el capitalismo y su política de explotación hacia la clase trabajadora en todo el mundo. Se niegan a desafiar el estado policial y la política exterior de los EE.UU., lo que ha llevado al declive de los sindicatos y los esfuerzos de organización en todo el mundo. Esto ha resultado en que los dóciles líderes del movimiento obrero se conviertan en vasallos del capital y en obstáculos al progreso.

Dado como tratan a los trabajadores puertorriqueños, imagínese lo que los afroamericanos y todos los demás trabajadores oprimidos en este país deben pensar sobre la dirección de la AFL-CIO. Por eso es hora de un liderazgo nuevo y progresista dentro de las filas de la AFL-CIO. Esto solo puede suceder cuando los miembros se enfrenten a su liderazgo, cambien de rumbo y regresen a los días de su pasado radical.

Fuente: Worker’s World

Author: Admin