Declaración de profesoras y profesores de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico sobre el derecho al aborto

Quienes suscribimos esta declaración, somos profesoras y profesores de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Como juristas, creemos firmemente en la naturaleza progresiva de los derechos. Por eso, sentimos la obligación de expresarnos ante las amenazas a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y personas gestantes mediante proyectos de ley corno el Proyecto del Senado 693 y otros que están pendientes en la Legislatura. 

Nos oponemos firmemente a cualquier afrenta a los derechos sexuales, reproductivos y constitucionales de las mujeres y personas gestantes. 

Denunciarnos que detrás de proyectos como el Proyecto del Senado 693 subyacen visiones sexistas, misóginas y discriminatorias sobre el rol de las mujeres, sus cuerpos, sus sexualidades, sus libertades sexuales y políticas, y sus capacidades para tomar decisiones libre y voluntariamente.

Rechazamos cualquier legislación que sirva para imponer creencias religiosas como una herramienta opresiva y contraria a nuestras libertades y a la Justicia.

Repudiamos proyectos de ley que pretendan legalizar desigualdades y crear estados de Derecho contrarios a la salud integral y a la existencia misma de las mujeres; que las empujen a la clandestinidad, la cárcel o las condenen a la muerte. 

Invocamos el mandato de la Constitución de Puerto Rico de que no se negará a persona alguna la igual protección de las leyes. 

Afirmarnos contundentemente la primacía del derecho a la intimidad consagrado explícitamente en la Constitución de Puerto Rico. Nuestro derecho constitucional a la intimidad es uno de raíces propias y fuertes. Optar o no por la maternidad, cuándo y cómo hacerlo, es una de las decisiones más intimas en la vida de las mujeres. La intrusión del Estado en esa decisión reproductiva tan profunda es despojar a las mujeres del ejercicio pleno de sus derechos constitucionales. Es negarles su humanidad y personalidad misma. Es reducirlas a un vehículo reproductivo. Es, en palabras de Hannah Arendt, negarles el “derecho a tener derechos”, 

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