Se recrudecen los enfrentamientos militares entre el Reino de Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática

El 13 de noviembre de 2020, el presidente Bahim Ghali de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) declaró roto el alto al fuego decretado entre su país y el Reino de Marruecos desde el 1991. En su declaración el presidente saharaui indicó que “las fuerzas armadas saharauis asumen el pleno control de la seguridad nacional” por lo que “decreta un estado de guerra.” La ruptura del alto al fuego viene como consecuencia de la penetración del ejército marroquí en la parte sur de la RASD, cercana a Mauritania, lo que se conoce como “zona de amortiguamiento de Guerguerat”, donde Marruecos había levantado barreras de arena ante el bloqueo levantado por militantes saharauis el 21 de octubre entorpeciendo el flujo comercial. 

La RASD es un territorio localizado en la porción más occidental del continente africano. Comprende una superficie de 266 mil kilómetros cuadrados, casi treinta veces el tamaño de Puerto Rico. Cuenta con una población estimada en poco más de medio millón de habitantes. Es una nación sin Estado, formada por lo que hasta el año 1975 fue conocida como Sahara Occidental o Sahara Español, conquistada por España a Marruecos en 1860. Luego de 1920, el territorio pasó a ser un protectorado español y en 1957 quedó integrado como una provincia de España. En 1967 la ONU le planteó a España la independencia del territorio, entonces disputado por sus vecinos, al norte de Marruecos, al sur de Mauritania y al este de Argelia. 

A partir del 10 de mayo de 1973, con la fundación del Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, también conocido como “Frente Polisario”, se profundizaría el proceso de liberación nacional del país a través de la lucha armada y la guerra de guerrillas adaptada a zonas desérticas.

En 1975 se firmaron los llamados “Acuerdos de Madrid” a partir de los cuales España, sin contar para nada con la población sahararui, cedió el territorio que ocupaba a Marruecos y Mauritania. Ambos países se enfrentaron militarmente frente al Frente Polisario, que con el apoyo de Argelia, proclamó la independencia del territorio el 27 de febrero de 1976 fundando la RASD y promulgando su Constitución.

Como resultado de la guerra librada por el Frente Polisario frente a Mauritania, este país cedió finalmente a sus pretensiones sobre el territorio saharaui. En el caso de Marruecos, con el apoyo de los Estados Unidos, optó por anexarse ilegalmente el territorio saharaui introduciendo en dicho territorio cientos de miles de marroquíes como  mecanismo de sustitución de población. Así, mediante la convocatoria a lo que Marruecos llamó la “Marcha Verde”, sobre 300 mil marroquíes, en su mayoría gente pobre, se instaló como colonos en territorio saharaui. El propósito de tal traslado de población se vincula con la estrategia por parte de Marruecos de afectar cualquier proceso de consulta bajo la supervisión de las Naciones Unidas en el marco del ejercicio del derecho a la libre determinación del pueblo saharaui.

A pesar de que alrededor de 82 países en el mundo en algún momento han expresado su reconocimiento a la RASD, como también lo ha hecho en el pasado la Organización por la Unidad Africana; y también, a pesar de que existe un fallo de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya de 16 de octubre de 1975 indicando que no ha encontrado “vínculos jurídicos de tal naturaleza que puedan afectar la aplicación de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General  a la descolonización del Sahara Occidental y, en particular al principio de la autodeterminación a través de la libre y genuina expresión de la voluntad de los pueblos del territorio”, Marruecos, al igual que Estados Unidos, España y otros países europeos, se niegan a reconocer el derecho del pueblo saharaui a constituirse en un Estado soberano e independiente.

En 1991 las Naciones Unidas auspiciaron un cese al fuego en la lucha que el Frente Polisario venía librando frente a la invasión de su territorio por Marruecos, colocando una fuerza de paz en el territorio denominada como MINURSO, a la vez que prometió llevar a cabo un referéndum bajo su supervisión para que el pueblo ejerciera su derecho a la libre determinación. Sin embargo, Marruecos y sus aliados, no sólo han bloqueado esta consulta, sino que el propio Consejo de Seguridad se ha negado a implantarlo o permitir que la fuerza de paz desplegada en el territorio monitoree el cumplimiento por Marruecos de la vigencia de los derechos humanos en el territorio que se anexado forzosamente.

La ocupación del territorio saharaui por parte de Marruecos obedece a intereses estrictamente económicos donde prima el control de sus inmensos depósitos de fosfato, materia prima esencial para la producción de fertilizantes; sus recursos de pesca, con un litoral costanero de alrededor de 1,100 kilómetros de longitud y el petróleo de su subsuelo.

Marruecos ha sido aliado de Estados Unidos desde el siglo XVIII habiendo sido el primer país en reconocer en el año 1777 a la naciente república. Siglos después, continúa siendo uno de los principales aliados de Estados Unidos en África. Allí se encuentra, en la base de Tan-Tan, la sede del Comando de África de los Estados Unidos (AFRICOM). Marruecos es también aliada de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), recibiendo de Estados Unidos miles de millones de dólares en ayuda militar destinada a modernizar sus capacidades armamentistas, que incluye desde 2018 la compra de 25 aviones de combate F-16; helicópteros de combate; sistemas defensivos de radares 3D; misiles de corto, mediano y largo alcance tierra-aire, aire-tierra y aire-aire, blindados, buques y carros de combate, lanza cohetes; así como una gran cantidad de municiones, equipos de radio, sistemas de visión nocturna de última generación, etc. Bajo la administración de Donald Trump solamente, se estima en $12 mil millones las compras en equipos militares a Estados Unidos. 

También Marruecos ha comprado distinto tipo de armamentos a Francia y a Israel. En el caso de este último, se menciona la compra de “drones” de fabricación israelí “Hebrón” para el cual Marruecos no cuenta con la tecnología necesaria para operar los mismos, lo que llevará inevitablemente, como ha ocurrido con otros países que han adquirido este tipo de armamento pero no poseen la tecnología para utilizarlos, que tengan que acordar con las autoridades de Israel el desplazamiento de personal militar en su territorio para operar tales medios aéreos de combate.

En el caso del Frente Polisario, su armamento principal proviene del período de Unión Soviética en el marco de la denominada Guerra Fría, y de la República Popular China. Este incluye una cantidad limitada de tanques, sistemas de lanza cohetes móviles tipo “Katiuska” y armamento liviano. Recientemente, Marruecos rompió relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán, las cuales mantenía desde 1979, aunque fueron restablecidas en 2014 tras cinco años de interrupción. Marruecos le imputa a Irán estar proveyendo armamento, financiamiento y entrenamiento de combatientes del Frente Polisario. Esta misma acusación Marruecos la ha hecho a Hezbolah, organización político-militar con sede en el Líbano. Tales imputaciones tienen como telón de fondo los vínculos de los musulmanes chiitas del Frente Polisario con Irán y Hezbolah; a diferencia de la corriente musulmana a la cual responde el gobierno de Marruecos, que es la suni. 

En el proceso de anexión llevado a cabo por Marruecos del territorio saharaui, siendo Henry Kissinger asesor en seguridad del presidente Gerald Ford,  dicho funcionario abogó por el apoyo de su gobierno a dicha anexión forzosa, posición que Estados Unidos respaldó ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Habiendo ocupado al presente dos terceras partes del territorio saharaui, Marruecos ha colocado entre 7 a 10 millones de minas antipersonales en una franja de terreno entre la porción ocupada y el resto del territorio saharaui. Igualmente, Marruecos ha construido un muro de aproximadamente 1,700 millas de largo, el cual corre de manera perpendicular de norte a sur y divide el territorio entre la zona ocupada por su país y la zona saharaui, ocupando casi el 80% del mismo, el cual es el segundo más largo a escala global. En las inmediaciones del muro Marruecos ha colocado cerca de 150 mil efectivos militares. Se estima que la mitad de la población saharaui se ha visto forzada a desplazarse en Argelia como refugiados.

Marruecos siempre ha tenido en su agenda la ampliación de sus fronteras territoriales más allá de las que al presente se reconocen internacionalmente. En el sueño del alcanzar el “Proyecto del Gran Marruecos”, promovido desde su origen por el Partido de la Independencia bajo el mandato del Rey Hassan II en 1961, se aspiraba a integrar dentro del Reino de Marruecos una porción oeste de Argelia, parte de Mali y Mauritania, así como la totalidad de lo que antes fue el Sahara Occidental o Sahara Español y que hoy reclama la República Árabe Saharaui Democrática.

En 1997 siendo Kofi Anan Secretario General de la ONU, nombró a James Baker III, ex Secretario de Estado de los Estados Unidos, como mediador en el conflicto. Mediante los llamados “Acuerdos de Houston”, se alcanzó un compromiso fijando una “hoja de ruta” con un calendario de eventos que culminaría en una consulta a celebrarse el 8 de diciembre de 1998, para que la población del territorio ejerciera, bajo la supervisión de la ONU, su derecho a la libre determinación. Desde esta fecha al presente, Marruecos ha descarrilado todos los esfuerzos hechos para que se lleve a cabo la consulta.

En el año 2000, Marruecos propuso la sustitución del Plan Baker por un estatuto autonómico bajo la soberanía marroquí para el territorio ocupado. Bajo el nuevo plan, los saharauis debería renunciar al referéndum bajo supervisión internacional de la ONU. De esta iniciativa surgió el “Acuerdo Marco del Estatuto del Sahara”, otra modalidad del Plan Baker. En él se propone la elección de un Consejo Ejecutivo con una amplia definición sobre sus competencias y un Consejo Legislativo, el cual sería designado por los habitantes del territorio residentes en el mismo hasta el año 2000; es decir, con la participación de nacionales y no nacionales en el territorio. Bajo esta propuesta, al cabo de cuatro años este cuerpo político discutiría con Marruecos un estatus final que excluiría la independencia como opción final. Esta propuesta fue rechazada por el Frente Polisario.

En el año 2002, Argelia propuso que la ONU asumiera la administración directa del territorio. Kofi Anan, a su vez, propuso cuatro opciones: (a) Continuar con el Plan de Arreglo, incluyendo el referéndum de libre determinación; (b) Continuar con el llamado “Acuerdo Marco”, aunque con ligeras modificaciones; (c) Comenzar negociaciones para la partición del territorio; (d) La retirada de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental.

Al año siguiente, en 2003, surgió otra propuesta de “Plan Baker”. En ella se proponía un estatuto de autonomía por espacio de cuatro años; y luego, entre 2007 y 2008, una consulta en la cual los saharauis decidieran su futuro político. El Consejo de Seguridad de la ONU asumió el contenido de la propuesta prorrogando el mandato de la Misión de la ONU en el territorio. Desde entonces no ha habido cambios.

El cese al fuego ha sido violado en múltiples momentos. Así por ejemplo, el 8 de noviembre de 2010 ejército marroquí atacó un campamento de refugiados saharauis en la ciudad de Aaiún, capital de la RASD, mientras manifestantes reclamaban su derecho a la independencia. De hecho, Noam Chomsky ubica el inicio de la llamada “primavera árabe” precisamente a finales de 2010 en la respuesta del pueblo saharaui a la agresión por parte de Marruecos.

Durante los días 19 y 20 de diciembre de 2019, bajo el lema Lucha, Perseverancia y Sacrificio por la Íntegra Soberanía del Estado Saharaui, se llevó a cabo el XV Congreso del Frente Polisario en Tifariti, capital provisional de la República Árabe Saharaui Democrática. Este XV Congreso, fue el primero que se efectúa luego de que Brahim Ghali asumiera la dirección del Frente Polisario tras la muerte del líder histórico, Mohamed Abdelaziz, fallecido hace cinco años. Antiguo dirigente militar, a Ghali se considera parte de la “rama dura” del  Frente. En su discurso en el XV Congreso, Ghali fue enfático al señalar: 

“El Frente Polisario no puede continuar tratando de la misma manera con los esfuerzos de las Naciones Unidas, a menos que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas asuma su responsabilidad y compromiso de implementar todas las disposiciones descritas en el Plan de Arreglo ratificado por las dos partes en 1991.” 

A pesar de que una parte de la población saharaui la constituyen tribus que aún al presente son nómadas y viven en tiendas en zonas desérticas, otra gran parte de la población vive en campamentos para refugiados localizados en el territorio ocupado por Marruecos y en Tinduf, Argelia en casas construidas en adobe. Actualmente el Reino de Marruecos se refiere al territorio ocupado como sus “Provincias Meridionales”. Lo cierto es que desde el año 1991 una porción del territorio saharaui pasó a quedar bajo administración de las Naciones Unidas en lo que hoy se denomina como “Sáhara Liberado”.

La decisión de Ghali en estos momentos de abandonar el alto al fuego alcanzado en 1991 y colocar en estado de guerra a la RASD frente a Marruecos ha desatado nuevamente la lucha que se libró en a partir de la década de 1970 por el Frente Polisario, lucha en la cual sus combatientes demostraron una extraordinaria capacidad en la aplicación de los principios de la guerra de guerrillas al ambiente desértico. Partes noticiosos internacionales mencionan que la RASD ha iniciado el reclutamiento de jóvenes para atender el estado de guerra decretado. Por su parte, Sidi Mohamed  Omar, representante de la RASD ante las Naciones Unidas ha rechazado la falta de acción del Consejo de Seguridad de dicho organismo respecto a la agresión y ocupación marroquí del territorio saharaui, recordando que “el derecho del pueblo saharaui a la libertad y a la independencia es sagrado e innegociable.”

Ciertamente Marruecos posee al momento una capacidad técnico-militar es superior a aquella con la que cuentan los combatientes del Frente Polisario. Sin embargo, a diferencia de las tropas de ocupación marroquíes, los saharauis cuentan con la mística, la voluntad y el arrojo de encontrarse luchando por alcanzar sus objetivos de libre determinación e independencia. Los saharauis, además, desde años han ajustado sus estrategias de lucha adaptándolas al terreno donde la misma ha de librarse, donde si bien, aún no han conseguido el triunfo, tampoco han sido derrotados. Será una lucha larga, prolongada y costosa donde al final esperamos, como en Vietnam, que el pueblo saharaui triunfe. 

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Author: Alejandro Torres Rivera

Nacido en Vega Baja, es un reconocido abogado laboral en San Juan, además de ser un prolífico escritor sobre asuntos políticos, laborales e históricos. Durante los años 2016-2018 fue Presidente del Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico. Actualmente es miembro de la Dirección del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH).