La jura de Luis Arce Catacora y el regreso de Evo Morales a Bolivia: ¡Jallala Bolivia!

“La Wifala ondeó en casas, calles, plazas y actos oficiales en señal identitaria y digna, de augurio promisorio para Bolivia al que sumamos nuestra presencia y nuestra voz asertiva.”

Aída García Naranjo

El 20 de octubre de 2019 los electores bolivianos concurrieron a las urnas para la elección de su presidente y vicepresidente; 130 diputados y 36 representantes departamentales. No fue necesaria una segunda vuelta para certificar el triunfo de Luis Arce Catacora a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y su compañero de boleta a la vicepresidencia, David Choquehuanca Céspedes. Con ellos, el Movimiento al Socialismo (MAS) regresó al poder político en este país sudamericano tras obtener el 55.11% de los votos en la primera vuelta.

 En las elecciones, el MAS logró obtener 21 de los 36 integrantes de la “Cámara de Representantes Departamentales” (antes senadores) y un total de 75 diputados a la “Cámara de Diputados” de un total de 130; es decir, fue mayoría absoluta en las candidaturas al poder ejecutivo y al poder legislativo. En la Cámara de Representantes Departamentales se seleccionan cuatro (4) parlamentarios por cada uno de los nueve (9) departamentos.

En estas elecciones, de un total de 7,332,926 electores habilitados para votar, lo hicieron 6,483,893; es decir, el 88.42 %. De ellos, la combinación Arce-Choquehuanca obtuvo el respaldo de más de 3.5 millones de votos.

Nos dice Aída García Naranjo, en su artículo publicado el pasado 11 de noviembre en la página electrónica titulada Otra Mirada bajo el título ¡Jallala Bolivia!, que en lengua quechua-aymara unifica lo que en castellano son los conceptos de esperanza, festejo y bienaventuranza; que tras las elecciones y en atención a las disposiciones de ley que obligan a la elección de hombres y mujeres al parlamento en igualdad de género, el 55% de quienes integran la Cámara de Representantes Departamentales son mujeres. En la Cámara de Diputados,  por su parte, el 49.9% también son mujeres. 

En el Departamento de Beni, uno de los departamentos integrantes de la Media Luna (Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija), la mayoría también son mujeres. Lo mismo ocurre con la representación proveniente de la ciudad capital, La Paz. Los denominados departamentos integrantes de la Media Luna, son los mismos departamentos que 11 años antes habían promovido un proceso secesionista, pretendiendo fracturar el Estado boliviano, creando en la región oriental y limítrofe con la amazonia un Estado separado del resto de Bolivia.

Otro dato que destaca García Naranjo en su escrito es lo concerniente a las edades de los(as) diputados(as) electos(as). En la Cámara de Representantes Departamentales, el más joven cuenta con 29 años; mientras en la Cámara de Diputados, hay ocho legisladores con edades que fluctúan entre los 22 y 27 años. El promedio de edad en la Cámara de Representantes Departamentales es de 44 años, lo que se considera un cambio generacional.

Es significativo este triunfo obtenido por Arce y Cochehuanca, sobre todo si tomamos en consideración que apenas 11 meses antes, el presidente reelecto Evo Morales fue objeto, antes de la toma de posesión para un nuevo término, de un Golpe de Estado cívico-militar. Dicho Golpe fue organizado por los sectores oligárquicos defensores de un proyecto neoliberal y anti socialista para Bolivia con la bendición de la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos. El golpe significó un proceso acelerado de desmantelamiento de muchas de las reformas hechas durante el gobierno de Morales, donde el actual presidente Luis Arce fue pieza esencial en el desarrollo económico del país actuando como Ministro de Finanzas.

A pesar del triunfo de Evo Morales en las elecciones efectuadas un año atrás, los sectores de la derecha oligárquica boliviana iniciaron un proceso de movilizaciones que incluyó la quema de locales del Movimiento al Socialismo (MAS); agresiones a familiares de Evo Morales, militantes de su organización o funcionarios de su gobierno; así como de actos de violencia callejera dirigidos a forzar su renuncia a la presidencia y la dimisión de su gobierno. Luego  de Morales aceptar un proceso de recuento de los votos por instancias adscritas a la Organización de Estados Americanos (OEA), uno de los organismos conspiradores en su contra, el mandatario reelecto a la presidencia anunció su renuncia, instalándose un gobierno de facto bajo la presidencia de Janine Áñez Chávez el día 14 de noviembre de 2019.

La entonces decisión del presidente Morales fue tomada dentro de su confianza de que con ello, impediría una guerra civil, o la alternativa tantas veces habida en la historia de este país de una quiebra en la institucionalidad democrática, imponiéndose un gobierno militar. Sin embargo, a pesar de que no había una base material de la cual partir para asumir que ese ejercicio de confianza del presidente Evo Morales tendría una caja de resonancia en el futuro desarrollo de los sucesos en su país, el vacío de su renuncia y de importantes miembros de su gobierno dejó a Bolivia a la expectativa de si  hubiera nuevas elecciones y de si en efecto, la paz y la tranquilidad en el país serían restablecidas de inmediato. Esto no ocurrió. 

La jura de Áñez Chávez, abogada, presentadora de televisión y diputada por el Movimiento Demócrata Social como presidenta del país, fue seguida por incontables medidas de represión hacia el pueblo boliviano, particularmente hacia los dirigentes de base del MAS. Se emitieron múltiples decretos de detención que incluyeron al propio Evo Morales y otros funcionarios durante su gobierno. Tras su salida del país como refugiado político y tras una breve estadía en México, una vez Mauricio Macri perdiera las elecciones frente a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales estableció su residencia en Argentina, país limítrofe con Bolivia.

A raíz del triunfo de Arce, se indica que la presidenta golpista Janine Áñez Chávez solicitó del Departamento del Estado de Estados Unidos visados para al menos 250 funcionarios de su gobierno y familiares. No obstante, entre las primeras medidas adoptadas por el parlamento del nuevo gobierno, se encuentran la autorización para seis procesos penales contra Áñez Chávez, once de sus ministros y siete altos oficiales de la Policía y de las Fuerzas Armadas. Los cargos contra la expresidenta golpista incluyen la adopción de resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes; el incumplimiento de los deberes de su cargo; genocidio, asesinato, asesinato en grado de tentativa; lesiones graves y lesión seguida de muerte; asociación delictiva; privación de libertad; y desaparición forzada de personas por sucesos acaecidos en Sacaba, Cochabamba, Senkata y El Alto.

A la presidenta impuesta tras el Golpe a Evo Morales se le imputa haber emitido el 12 de noviembre de 2019 un Decreto eximiendo de responsabilidad a los militares bolivianos por actos contra la población civil con la secuela de más de 20 muertos, 861 heridos y más de 1,831 detenidos.

El día 7 de noviembre el ex presidente Evo Morales regresó a su país siendo recibido al calor de miles de bolivianos en medio de cánticos, bailes y diversas expresiones de solidaridad y afecto.  Fue un verdadero arcoíris de colores la manera en que el pueblo boliviano demostró su afecto a su presidente depuesto mediante un Golpe de Estado.

De acuerdo con la publicación Alainet.org, en escrito de Javier Tocalchier, titulado Victoria Popular en Bolivia, hay varios factores que pesaron en el resultado de las pasadas elecciones. En primer lugar, que el “manifiesto racismo que destiló la gestión de Áñez tocó el nervio histórico de la comunidad de naciones que luego de siglos lograron respeto, un importante grado de autodeterminación y valoración cultural y social. Ante ello—indica–, se levantó el clamor profundo de la rebeldía frente a la violencia instalada, logrando cimentar nuevamente la unidad que había comenzado a resquebrajarse en el último período de gobierno de la Revolución Democrática Cultural.”

Un segundo factor que menciona la publicación es la candidatura de Luis Arce, quien como vicepresidente en el gobierno de Evo Morales, fue responsable de las políticas económicas impulsadas por su gobierno; mientras describe como tercer factor el acierto de la sustitución de Evo Morales por la candidatura de Arce a la presidencia, acompañado de un prestigioso dirigente indígena como Choquehuanca.

Ya instalado el nuevo gobierno, le corresponderá ahora atender asuntos tan urgentes como la pandemia de la COVID-19 y sus efectos en Bolivia; el desempleo, los estragos causados por el gobierno golpista; la atención a problemas tales como la marginación, la violencia, el discrimen y el incremento  del costo en los niveles de vida; así como la reconciliación entre los distintos sectores componentes del pueblo boliviano. 

El presidente electo ha indicado que Evo Morales no formará parte de su gobierno aunque también señaló que si Morales quería prestar su ayuda al mismo, era bienvenido. En fin, sus palabras textuales han sido: “Si Evo Morales quiere ayudarnos será bienvenido pero eso no quiere decir que él estará en el gobierno.” De otra parte, el nuevo presidente también ha señalado tras su toma de posesión en referencia a la presidencia de Morales, que lo que se ha hecho bien se profundizará y lo que no se haya hecho bien, se corregirá. 

De hecho, en sus pronunciamientos iniciales Arce ha abogado por el regreso a la doctrina de la integración latinoamericana, la reconstitución de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); como también, ya ha tomado la decisión en torno al restablecimiento de relaciones diplomáticas con la República Bolivariana de Venezuela e intercambio de embajadores

Arce, quien cuenta con 57 años, es egresado de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, capital del Estado Plurinacional de Bolivia, nombre oficial del país, y de la Universidad británica de Warwick. Durante el tiempo que fungió como Ministro de Finanzas bajo el gobierno de Evo Morales, el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia aumentó de $9,500 millones a más de $40,000 millones, a la vez que se redujo la pobreza de 60% a 37%. Pilares en este esfuerzo fueron los programas de industrialización del gas llevados a cabo y la explotación del litio. 

En una publicación de la BBC News Mundo de 20 de octubre de 2020, bajo la firma de Cecilia Barría, se indica que los tres grandes retos económicos para el nuevo gobierno serán: (a) disminuir el déficit fiscal, el cual se proyecta para el próximo año en un 12%; (b) reconstruir la economía devastada por la pandemia de la COVID-19, ello tomando en consideración que el 70% de la población activa trabaja en la economía informal; y (c) diversificar el aparato productivo, dado el hecho que, como en otros países, Bolivia depende en gran medida de la explotación de sus recursos naturales a partir de sus reservas de hidrocarburos.

Como indicamos a raíz del triunfo electoral de Arce, las cartas están echadas. El Estado Plurinacional de Bolivia cuenta con un nuevo presidente, un nuevo parlamento y con la confianza de todo un pueblo que apoya la ruta iniciada en el año 2006 de construcción del socialismo con las características particulares bolivianas. La oligarquía, sin embargo, no está derrotada. Serán años importantes en la reconstrucción del Estado boliviano y de sentar nuevas bases para el desarrollo de mayores conquistas para los sectores populares en Bolivia. ¡Jallala Bolivia!

Foto cortesía de Barómetro Latinoamericano

Author: Alejandro Torres Rivera

Nacido en Vega Baja, es un reconocido abogado laboral en San Juan, además de ser un prolífico escritor sobre asuntos políticos, laborales e históricos. Durante los años 2016-2018 fue Presidente del Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico. Actualmente es miembro de la Dirección del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH).