Dentro de la incertidumbre que prevalece en el país los sindicatos están obligados a definir prontamente las coordenadas sobre las cuales desarrollarán su acción. Escudriñar los pocos elementos de certeza que se vislumbran en esta etapa y fijar posiciones sobre los mismos, a la vez que se define la estrategia central que guiará el quehacer sindical, son dos pasos necesarios para enfrentar con posibilidades de éxito una administración gubernamental altamente fragmentada en cuanto a su dirección ideológica y con un alto nivel de suspicacia en cuanto a la posibilidad de establecer alianzas para poner en vigor una dirección gubernamental coherente que satisfaga las aspiraciones del pueblo trabajador.
En el campo de las certezas podemos señalar que los dos partidos decadentes, PNP y PPD, mantienen, cada uno, un polo de poder, el primero el Ejecutivo y el segundo el Legislativo, en los que al momento de preparar esta nota ninguno de los dos tiene el control suficiente para ir uno sobre el otro, tomando excepción de la práctica de gobernar por decreto usada y abusada por la administración Vázquez Garced.
Una segunda certeza, en el mismo orden gubernamental, es la fragmentación ideológica que también prevalece en la legislatura con la presencia en ambos cuerpos, Cámara y Senado, de representación de los dos partidos decadentes y los tres en crecimiento.
En cuanto al poder judicial, los sindicatos no tienen mayor dificultad en entender que constituye una ruleta rusa la comparecencia a los tribunales, tomando excepción de cuando se acude al Tribunal Supremo local donde las posibilidades de prevalecer son 1 a 9 en contra de la clase trabajadora.
En cuanto a la verdadera instancia de poder en el país, la Junta Dictatorial, esta ha dado signos claros de hacia dónde se dirige con la incorporación de sus nuevos miembros. Se propone reducir los costos de su operación, no para que PR tenga más recursos, sino para que haya más dinero disponible para los bonistas. En segundo término, lograr más precisión en cuanto a la capacidad fiscal del ela, obviamente dirigido a su exclusivo objetivo. Tercero, acelerar el pago a los bonistas implantando mayores medidas de austeridad a los empleados del gobierno y confiscando las pensiones de los retirados. Finalmente, para encubrir su agresiva política de cobro a favor de los bonistas, los nuevos miembros hablan de usar los recursos que provee la Ley Promesa para promover el desarrollo económico del país. Esto último no lo han hecho en el pasado y no creemos que lo veremos hacer en el futuro.
En cuanto a la crisis económica que arrastra el país desde hace más de una década, el PIP tiene una propuesta racional de desarrollo económico y el MVC tiene una Agenda Urgente claramente definida. De igual manera, periférico al movimiento sindical hay todo un conjunto de organizaciones y personas progresistas con las cuales se debe explorar la posibilidad de integrarlas en un frente común de lucha para adelantar los objetivos comunes.
Todas las otras formaciones políticas hablan únicamente de mejorar la administración fiscal, aspiraran a recibir más fondos federales y a contener la corrupción. La apuesta a la atracción de la industria farmacéutica, tanto del PNP como del PPD, depende más de factores externos que de la capacidad interna del país. Además, tendría que mirarse como un objetivo a mediano plazo, lo que nos deja con la realidad económica actualmente existente.
Una realidad económica actualmente existente que está condicionada por el desarrollo de la Pandemia provocada por el coronavirus. El anuncio de la vacuna, la presencia de nuevos medicamentos, sin una efectiva planificación por parte del gobierno, significan muy poco sobre el control de este importante aspecto para la salud del pueblo y la recuperación económica.
Otra certeza del movimiento obrero, relacionada con los asuntos que día a día manejan los sindicatos en el sector público es la pobreza del Banco de Talento del cual el Gobernador pretende seleccionar los jefes de agencia. Si las noticias que han circulado son ciertas, tendrán que seguir lidiando con un gran número de personas que han dejado su huella de ineptitud y falta de conocimientos que dieron lugar al Gobierno Fallido que concluye el próximo mes de enero, con todo lo que esto significa.
En el polo de la empresa privada, los sindicatos que operan en la misma, no tienen expectativa de cambios significativos a no ser, la reducción de horarios de trabajo de sus representados, la lucha por el cumplimiento con los protocolos de seguridad, incremento de las cesantías, y el avance de la precarización del trabajo.
Finalmente, dentro de las certezas de la clase trabajadora organizada, vemos con gran optimismo la acción coordinada entre un nutrido grupo de sindicatos del sector público y privado que se han unido para impulsar una agenda común integrada por las propuestas contenidas en el documento para la Construcción de un Nuevo País. Lo anterior, con el compromiso de desarrollar un proyecto organizativo de carácter regional que integre sectores comunitarios y sociales que, desde abajo hacia arriba, demanden un cambio total en el país.
El análisis que debe practicarse, partiendo de estas certezas y los otros elementos constitutivos de nuestra realidad que impactan el trabajo sindical, debe ser objeto de serena ponderación por el conjunto del Movimiento Obrero con el objetivo de descartar los métodos de lucha que se han probado ineficaces hasta el presente, la insistencia en aquellos que han demostrado ser efectivos y la innovación operacional que es necesaria ante la nueva realidad social, política y económica que confrontamos.
Hay un conjunto de elementos que a primera vista se hace necesario considerar. La imprescindible acción unitaria la cual, como hemos señalado, debe trascender nuestros gremios, la definición clara de los elementos que constituyen una prioridad común a todos los trabajadores organizados sindicalmente, la necesidad de ampliar la organización sindical, la insistencia en aquellos objetivos que llevan a mejorar las condiciones de vida y trabajo de las grandes mayorías del país, el fortalecimiento de la conciencia de clase, la promulgación de la solidaridad como elemento fundamental de la integración en la lucha, la definición de una certera política de alianzas, entre otros elementos igualmente importantes, deben ponerse sobre la mesa para su discusión y acuerdo.
De entrada, la definición precisa de las coordenadas de lucha que se hace necesaria e impostergable nos puede parecer abrumadora. Sin embargo, debemos reconocer que mucho del trabajo ya está realizado. La mayoría de los gremios tiene definidos sus planes de trabajo, sus métodos de lucha, el balance entre los aciertos y los fracaso, lo que es necesario entonces es la socialización de dichas experiencias, y el fortalecimiento de ese elemento cardinal que es necesario e imprescindible al triunfo, la plena confianza en la capacidad y el poder de la clase trabajadora y en la honestidad y responsabilidad de su liderato.