Entre las lágrimas de cocodrilo de Joseph Biden y la cara de “póker” de Vladimir Putin, escojo la vida.
La primera frase “lágrimas de cocodrilo,” se trata de una falsa emoción que refleja la antigua costumbre de los cocodrilos, de producir lágrimas mientras devoran salvajemente a sus presas.
La otra frase significa esconder de forma exitosa, todas las emociones bajo una expresión imperturbable, que no revela ningún sentimiento, denotando indiferencia, en este caso por el dolor ajeno.
Cualquier parecido con esas conocidas tácticas manipuladoras, no son pura coincidencia. Ambos muy poco carismáticos líderes mundiales de USA y Rusia -con un peligroso arsenal de ovijas nucleares que atentan contra toda la humanidad- han decidido jugar estos dos papeles protagónicos, ante la opinión pública mundial.
Biden no tiene derecho a denunciar una aborrecible invasión extranjera, porque USA ha sido el principal país agresor con más de sesenta invasiones militares, miles de bombardeos y millones de vidas perdidas, en más de cincuenta países, desde la Segunda Guerra Mundial de 1945.
Tampoco Putin puede invadir y bombardear indiscriminadamente al pueblo Ucraniano, en nombre de la “auto-defensa”, pues ningún país tiene el derecho de violar la soberanía de otro. De lo contrario, nos convertiremos en un planeta en constante guerra, cada cual reclamando que peligran su paz y estabilidad.
En este caso, como se nos pretende hacer creer, no se trata del bueno versus el malo o la democracia contra la dictadura. Tampoco de escoger entre el capitalismo o el socialismo. Esta guerra es una lucha de intereses económicos de dos países hegemónicos capitalistas (USA y Rusia), en pleno siglo 21. Cada cual velando al otro y en el medio del tiroteo, miles de personas inocentes asesinados, mutiladas y millones obligadas a emigrar a otros países.
Esa terrible realidad que nos duele a todas las personas de buena voluntad, no puede ser justificada bajo ningún concepto. Una invasión armada a otro país, está proscrita por las leyes internacionales desde la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Más aún, en el caso de Puerto Rico, que sufrimos el mismo trato imperial de ser invadidos y ocupados militarmente por USA, desde el 1898.
¡Ni con USA, ni con Rusia!
Apoyemos a Ucrania a través de un diálogo respetuoso y una negociación de buena fe, que permita alcanzar un alto al fuego y conduzca a la paz a la brevedad. Echarle leña al fuego con el envío de más armas, no es la solución. Resulta muy fácil alentar a pelear a los demás, mientras los muertos los ponen otros.
Luchemos por un mundo donde prevalezca la co-existencia pacífica y la cooperación entre todas las naciones del mundo. Un mundo sin guerras económicas, disfrazadas de valores democráticos o de auto-defensa, porque lo que está en juego es la supervivencia de toda la humanidad.
También unamos esfuerzos por la justicia social, sin gente que se muera de hambre por el color de su piel o cruzando fronteras y/o los mares para huir del hambre. La gente pobre y negra de Africa, tienen el mismo valor humano y derecho a vivir en paz, que los blancos con un nivel de vida superior de Ucrania.
Ni lágrimas de cocodrilo ni cara de póker. Luchemos por una vida plena en todo el planeta, donde prevalezca la cooperación, la solidaridad y el amor.
Solo así salvaremos al planeta de la hecatombe de una guerra nuclear y de la grave crisis climática, que nos golpea diariamente.