(San Juan – 12 septiembre) Abro con algunos comentarios a la marcha por la descolonización y contra la estadidad. Como he indicado antes, respaldo la estadidad como opción descolonizadora a la vez que respaldo mecanismos procesales alternos, como la ACE (Asamblea Constitucional de Estatus), con tal de adelantar concretamente la causa común de la descolonización.
Por supuesto, la diferencia principal con la marcha de hoy es política, pues la marcha se organiza en contra de la opción de estatus que favorezco: la estadidad.
Pero tengo además una diferencia estratégica, pues la marcha tiene el efecto de retrasar la causa común de la descolonización al antagonizar, en vez de aglutinar, corrientes descolonizadoras con objetivos inmediatos compatibles.
En ese sentido, la marcha desalienta la única movilización y colaboración multisectorial capaz de modificar voluntades en Washington hacia un proceso vinculante, lo que ciertamente tendría que incluirnos a los/as estadistas.
Por eso, la propuesta simbólica de la marcha podrá ser soberanista pero su efecto práctico es paralizante y, por ello, colonialista. Insisto en que la estrategia actual debe ser confrontar a EEUU en una sola voz contra el ELA y a favor de un mecanismo procesal de consenso.
Una vez encaminado ese proceso, habrá tiempo y espacio para diferir sobre las ventajas y desventajas de cada fórmula. Pero para llegar a ese cruce de caminos, primero hay que salir del callejón sin salida en el que estamos.