Sobre la obsolescencia de la huelga, los piquetes y otros métodos de lucha

“Es necesario entender que los/las
trabajadores/as lejos de haberse cansado
de luchar, si están dispuestos/as a hacerlo.
Pero no será por causas que no
entiendan, no por llamados hechos por
aquellos/as en quienes no confíen, ni  por
aquellos/as que sean incapaces de
ofrecerles alternativas de triunfo en la
lucha.

Alejandro Torres Rivera

Para la clase patronal nada resultaría más atractivo que el hecho de que se declaren obsoletos todos los métodos de lucha de los cuales se vale la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de empleo y de vida. Lo anterior constituiría una gran victoria para sus intereses, aún cuando el derecho a los mismos se ha condicionado progresivamente, en forma extrema,  a través de la legislación y las decisiones de los tribunales. 

La clase patronal no cesa en su empeño de borrar del escenario laboral el derecho a la huelga, los piquetes, las acciones de brazos caídos, la ocupación de los centros de trabajo, los paros intermitentes y otras modalidades para detener o hacer más lenta la producción en un determinado taller.  Incluso encuentra la resistencia de los empresarios el modelo japonés de protestar que  consiste en intensificar las labores para generar un exceso de producción. 

En la argumentación para sostener lo innecesario de los métodos de lucha que tradicionalmente ha empleado la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de trabajo y de vida se señala que, en la medida que avanza el desarrollo tecnológico y se aplican las innovaciones que tal avance genera en las líneas de producción, la tendencia ha sido hacia el mejoramiento de los salarios y las condiciones de empleo. 

De igual manera, se sostiene que un mejoramiento general de la economía, con un incremento en el nivel de ganancias de la clase empresarial,  conllevará incrementos de salario y mejoras en las condiciones de empleo. El que la clase patronal, empeñada siempre en tener el mayor control sobre la fuerza laboral, pretenda imponer ideas de esta naturaleza no resulta extraño. Lo que si llama la atención es que dentro del pensamiento sindical y en medio de la ofensiva neoliberal presente, se de consideración a esta corriente de pensamiento.

Un examen de las propuestas que históricamente han defendido los sectores más progresistas dentro del sector patronal,  para mejorar las condiciones de empleo, actividad que ellos definen como una de naturaleza constante, evidencia, que más importante que el mejoramiento de las condiciones de vida del trabajador, su énfasis siempre ha estado en lograr una mayor productividad. Es así como ellos enfatizan en el uso de equipos que protejan la salud y seguridad de los empleados, promover el desarrollo de estilos de vida saludable entre el personal y el establecimiento de  normas para el trato justo y equitativo de los empleados.

La inversión en un ambiente físico agradable, la creación de oportunidades para el desarrollo profesional, el otorgamiento de beneficios como el aporte a los planes de salud y los planes de retiro, las orientaciones y talleres para el manejo del estrés y las relaciones interpersonales, incluso el derecho a la negociación colectiva,  están dirigidos, como ya se ha señalado, a lograr una mayor productividad y hacía la reducción de costos a través de llevar al mínimo el absentismo, aumentar la retención del talento y lograr una menor rotación del personal evitando así  los costos asociados al reclutamiento y la educación del  mismo. Todo lo anterior da lugar al incremento de sus ganancias ya que, está evidenciado, tiene el efecto neto de aumentar la productividad de los empleados. 

Es de notar que en forma alguna el aumento de salario, las licencias de vacaciones o enfermedad y otros beneficios marginales, son condiciones de trabajo que se consideran en el conjunto de propuestas que usualmente la clase patronal adopta en aras de mejorar las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora. Desde esa realidad es que se hace pertinente y necesario considerar la necesidad de conservar el derecho a la huelga, a los piquetes y las diferentes modalidades de lucha que históricamente se ha reservado la clase trabajadora para lograr sus conquistas. Y no tan solo de conservarlas, sino adecuar el desarrollo de las mismas a las cortapisas y limitaciones que le han impuesto de forma tal que verdaderamente permitan alcanzar las metas que a través de las mismas se han definido para su uso.

Finalmente, se debe tener presente que la utilización de los métodos de lucha de la clase trabajadora no quedan limitados al ejercicio de sus reclamos en el Taller. La petición de reparación de agravios al Gobierno, el reclamo o rechazo de políticas públicas, la lucha por mejores servicios esenciales y la denuncia y la protesta ante las injusticias y las acciones discriminatorias de los gobernantes,  igualmente mantienen la vigencia de dichos métodos en el escenario político y social del país. 

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Author: Erasto Zayas Nuñez

Erasto Zayas Núñez nació en el pueblo de Santa Isabel, PR el 7 de septiembre de 1949. Realizó estudios en las escuelas públicas del país y los universitarios en la UPR Recinto de Río Piedras y la Universidad Católica de Ponce. Casado, tiene cinco hijos y es el feliz abuelo de cuatro nietos. Escribe cuentos, poesía y durante dos décadas publicó una columna de opinión en el semanario El Oriental. Ligado al movimiento obrero en su capacidad de comunicador por más de medio siglo, se desempeñó como administrador de la Unión General de Trabajadores. Es uno de los fundadores de la Casa de Estudios Sindicales e integrante de su Junta de Directores.