Recientemente, ha estado circulando en la prensa y en las redes sociales una cifra estimada de 186.000 muertes en Gaza. Este horrible número de muertes se originó a partir de una carta a The Lancet, la revista médica británica más prominente, que el régimen israelí y sus fanáticos occidentales han intentado desacreditar como una “calumnia de sangre” infundada. Sin embargo, si se combinan meses de bombardeos implacables con la desnutrición y la enfermedad causadas por el bloqueo de Israel, esta cifra podría terminar siendo trágicamente conservadora.
Al presentarse ante el Congreso de los Estados Unidos, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu recibió múltiples ovaciones al afirmar que, en la ciudad asediada de Rafah, las víctimas civiles han sido “prácticamente ninguna”, y que “Israel sacó del peligro a los civiles”.
Esta mentira descarada es una burla de la situación infernal que se vive en realidad.
Durante los últimos 300 días, el ejército israelí ha aplastado Gaza con una potencia de fuego total equivalente a múltiples bombas nucleares. Como resultado, más del 56 por ciento de sus edificios han sido reducidos al polvo y más del 90 por ciento de los 1,9 millones de palestinos en la Franja han sido desplazados, muchos de ellos en repetidas ocasiones.
En ninguna parte de Gaza se está “fuera de peligro”. El 86 por ciento de Gaza está ahora bajo órdenes de evacuación, e Israel ha bombardeado sistemáticamente las áreas que ha declarado “seguras”.
Los estimados oficiales del Ministerio de Salud de Gaza establecen el número de muertes en la asombrosa cifra de 39.000. Estas son solo las muertes confirmadas. Es probable que se identifiquen muchos más en los próximos meses, ya sea sepultados bajo los escombros o identificados por extremidades desmembradas. Se estima que 10.000 están enterrados bajo los escombros, sin estar contabilizados en el número de muertes. La mayoría de estos son mujeres, niños y ancianos. Más de 20 000 niños simplemente han desaparecido, se desconoce su paradero, un hecho verdaderamente horrible. Y aquellos refugiados que sobreviven se enfrentan a las armas de guerra indirectas de Israel.
Como señala la carta de Lancet:
“Incluso si el conflicto termina de inmediato, seguirá habiendo muchas muertes indirectas en los próximos meses y años por causas como enfermedades reproductivas, transmisibles y no transmisibles. Se estima que el número total de muertes sea grande dada la intensidad de este conflicto; la infraestructura de atención médica destruida; la grave escasez de alimentos, agua y refugio; la incapacidad de la población para huir a lugares seguros; y la pérdida de fondos para la UNRWA, una de las pocas organizaciones humanitarias que siguen activas en la Franja de Gaza”.
Muertes “directas” e “indirectas”
La carta señala que en los asedios urbanos, las muertes indirectas, aquellas causadas por el hambre, la propagación de enfermedades, los defectos de nacimiento y las catástrofes ambientales, oscilan entre tres y 15 veces el número de “muertes directas”.
Ya los observadores internacionales informan que la acumulación de escombros de guerra y deshechos hospitalarios, el desperdicio sanitario, el agua contaminada y el aumento de las temperaturas están creando una tormenta perfecta para la propagación de enfermedades. El cólera, la fiebre tifoidea y el sarampión están aumentando junto con la sarna y la tuberculosis. Se han notificado 100.000 casos de hepatitis B en Gaza, en comparación con solo 85 el año pasado.
Los estimados oficiales del Ministerio de Salud de Gaza establecen el número de muertes en la asombrosa cifra de 39.000. Imagen: Tasnim News Agency, Wikimedia Commons
La carta especula que estos diversos factores podrían elevar el número de muertes en Gaza a 186.000, asumiendo cuatro veces más muertes indirectas en comparación con las muertes directas. Esto está claramente en el extremo inferior de la escala. El número de “muertes indirectas” aumentará aún más si Israel mantiene o endurece su bloqueo por inanición. Un funcionario cercano a Netanyahu ya le ha dicho a The Economist que el régimen sionista tiene la intención de hacer exactamente esto: “Hasta que Hamas se haya ido, nadie va a entrar”.
Las FDI [Fuerzas de Defensa Israelí] también están planeando inundar los túneles de Gaza. Es casi seguro que esto destruirá su principal acuífero y aumentará enormemente el riesgo de nuevos y más amplios brotes de enfermedades.
Estas proyecciones también asumen que el fin de la masacre de Israel está a la vuelta de la esquina. Es cierto que Gaza se está quedando sin escuelas y hospitales que destruir y civiles para asesinar. Pero el imperialismo israelí no está saciado. Por encima de todo, el objetivo de Netanyahu es mantener la guerra con el objetivo de permanecer en el poder.
En consecuencia, en Gaza, Netanyahu insiste en que el asedio continuará hasta que haya logrado destruir a Hamas y su red de apoyo, un objetivo ambiguo que no tiene un final claro. Al mismo tiempo, es por eso que Netanyahu ahora también está girando hacia la guerra en el Líbano.
“Eliminarlo todo”
Algunas organizaciones sionistas han tratado de refutar estas proyecciones por supuestamente “no distinguir” entre hambrear deliberadamente a los “combatientes” palestinos y deliberadamente hambrear a los civiles palestinos. Ambos constituirían crímenes de guerra.
Esta crítica es especialmente repugnante dado que los funcionarios israelíes han expresado repetidamente que no ven ninguna distinción significativa entre “combatientes” y civiles.
El grupo Law For Palestine [Ley para Palestina] ha recopilado más de 500 casos de funcionarios israelíes que lo han expresado de manera explícita.
Por ejemplo, en el período previo al asedio, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, prometió “eliminarlo todo”.
De manera similar, el presidente israelí Isaac Herzog dijo en una conferencia de prensa poco después del 7 de octubre: “No es cierta esa retórica sobre los civiles que no son conscientes, no están involucrados… Es una nación entera la que es responsable”.
En el período previo al asedio, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, prometió “eliminarlo todo”./Imagen: IDF Flickr
Más allá de estas declaraciones, el plan Gaza 2035 publicado por la oficina del Primer Ministro de Israel deja poco margen de confusión. Se promete reconstruir Gaza como un puesto de avanzada sionista permanente, “a partir de la nada“.
Durante años, las FDI también han incluido explícitamente el aterrorizar áreas civiles e, inevitablemente, a civiles bajo la llamada doctrina Dahiya.
Y, a finales del otoño pasado, un asistente confidencial de Defensa holandés en Tel Aviv observó que el ejército israelí “tiene plena intención de causar deliberadamente una destrucción masiva de infraestructura y centros civiles”.
Más recientemente, el General retirado Giora Eiland, actual asesor del Ministro de Defensa de Israel, sugirió que las FDI dan la bienvenida al riesgo de un desastre humanitario, si esto ayuda a las FDI a ganar.
“La comunidad internacional nos advierte de un desastre humanitario en Gaza y de graves epidemias. No debemos rehuir esto, por difícil que sea. Después de todo, las epidemias graves en el sur de la Franja de Gaza nos acercarán a la victoria”.
Sobre este punto, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, también ha insistido que hambrear a los aproximadamente dos millones de palestinos en Gaza “hasta la muerte” es lo “correcto y moral” que hay que hacer, si el estado israelí puede lograrlo.
Esta es una declaración abierta de intenciones genocidas, y una admisión de que Israel no puede mantener su dominio sobre Gaza y sobre el pueblo palestino sin masacrar a civiles y supuestos “combatientes” de manera indiscriminada.
El imperialismo israelí, ayudado por los Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, ha brutalizado al pueblo palestino durante más de 75 años. Ha obligado a los palestinos a salir, a punta de pistola, de la mayor parte de la Palestina histórica, y ha tratado de hacer que su último enclave palestino no sea habitable. Esto no es una “calumnia de sangre”, es la afirmación de un hecho.
A barrer los imperialistas
Con el respaldo de las potencias occidentales, “la única democracia en Oriente Medio” ha transformado Gaza en una pesadilla viviente.
Este cementerio humeante, cuya creación ha costado aproximadamente 62 mil millones de dólares, muestra exactamente lo que la civilización capitalista tiene para ofrecer. El imperialismo no puede evitar crear nuevas Gazas, nuevos cementerios humeantes, en todo el mundo.
El imperialismo no puede evitar crear nuevas Gazas en todo el mundo./ Imagen: Fars Media Corporation, Wikimedia Commons
Sin embargo, los imperialistas que han respaldado a Israel están jugando un juego peligroso. A pesar de los intentos de la clase dominante de enterrar la verdad (incluso asesinando a un número récord de periodistas), estas atrocidades se han llevado a cabo descaradamente y se han difundido en todo el mundo.
Esto no ha dejado de surtir efecto. En todos los continentes, la gente corriente está viendo que ellos y los palestinos – uno de los pueblos más oprimidos de la Tierra – tienen un enemigo común. El año pasado vimos una explosión de ocupaciones universitarias en todo el mundo en solidaridad con Gaza. Millones de personas han salido a las calles para protestar por la complicidad de sus gobiernos en la masacre.
Para desarmar y derrocar con éxito a estos criminales de guerra, es necesario aprovechar y organizar la ira y la radicalización crecientes. Deben dirigirse hacia una corriente genuinamente revolucionaria que pueda liberar a Gaza derrocando a los regímenes que financian e incitan a la máquina de guerra israelí.
El estado sionista manchado de sangre debe ser derrocado, junto con todos los déspotas del Medio Oriente, por una marea revolucionaria que una a todos los trabajadores y jóvenes de la región.
Fuente: In Defence of Marxism
Traducción: Rumbo Alterno