Canadá: Necesitamos una respuesta obrera a los aranceles de Trump

Donald Trump está de vuelta, y ha anunciado aranceles contra la industria canadiense. Ahora ha confirmado que impondrá un arancel general del 25 por ciento con un arancel más bajo del 10 por ciento sobre el petróleo a partir del 4 de febrero. Esto amenaza con destruir cientos de miles de puestos de trabajo. ¿Qué puede hacer el movimiento obrero para defender a los trabajadores de la crisis que se avecina?

La élite corporativa de Canadá está presionando por una guerra comercial. Mark Carney y Chrystia Freeland, favoritos en la carrera por el liderazgo del Partido Liberal, exigen represalias “dólar por dólar”. Trudeau dice que “todo está sobre la mesa” en términos de responderle a Trump, y Poilievre [líder de los Conservadores] también ha declarado que también respondería con aranceles.

El primer ministro Doug Ford ha estado hablando de un gran juego, diciendo que Ontario “va a tirar todo y todo es posible en esto”, y que Estados Unidos “sentirá el dolor”.

Según The Globe and Mail, los aranceles estadounidenses del 25 por ciento disminuirían el PIB canadiense en un 2,7 por ciento. Si Canadá toma represalias dólar por dólar, las pérdidas podrían duplicarse con creces hasta el 5,6 por ciento. Aparte de la crisis de la COVID, esto representaría el mayor colapso económico desde la Gran Depresión.

Bajo cualquier estimado, esto pone en riesgo a cientos de miles de empleos. Solo en Ontario, hay 500.000 puestos de trabajo que probablemente se perderán en una guerra comercial.

No confiar en la clase dominante

Esto representa una crisis existencial para el movimiento obrero. Por lo tanto, los líderes sindicales han salido combativos, denunciando los aranceles de Trump y deplorando la amenaza a los buenos empleos unionados. Pero hasta ahora, su solución ha sido poner su fe en el gobierno federal y unirse a los capitalistas canadienses.

Lana Payne, presidenta de Unifor, el sindicato del sector privado más grande de Canadá, se ha unido a una alianza impía de capitalistas y políticos de derecha conocida como el Consejo de Relaciones Canadá-Estados Unidos. Esto incluye al odiado ex primer ministro de Quebec, Jean Charest, conocido por sus brutales ataques contra el movimiento obrero y estudiantil.

Payne ha escrito una carta abierta instando a “represalias arancelarias estratégicas” para proteger a los trabajadores. Políticamente, Jagmeet Singh y el NDP [New Democratic Party/socialdemócratas] han presionado mucho por la represalia de aranceles. Y Ruba Ghazal, portavoz del partido de izquierda Québec Solidaire, quiere que François Legault {primer ministro de Quebec] aumente el precio de la hidroelectricidad enviada a los Estados Unidos, diciendo que Trump tendría que “explicar a sus votantes” por qué pagan más por la electricidad. En otras palabras, ella está a favor de castigar a la clase trabajadora en los Estados Unidos por las acciones de Trump.

Pero los aranceles no harían nada para salvar los cientos de miles de puestos de trabajo expuestos a ser eliminados. Seamos claros: esta guerra comercial no es nuestra guerra. Esto no es más que una batalla entre dos poderes capitalistas sobre quién se lleva la mayor parte del pastel. Ambas partes intentarán infligir el mayor dolor al otro, incluso si eso significa que cientos de miles de trabajadores pierdan sus empleos. Inevitablemente, serán los trabajadores canadienses y estadounidenses los que pagaremos el precio.

Por lo tanto, la clase trabajadora no tiene un bando en esta batalla. En lugar de defender a “nuestros” capitalistas, necesitamos métodos de lucha de clases para defender nuestros empleos.

Solo la clase trabajadora puede proteger los empleos

Los aranceles de Trump significarían una crisis económica inmediata. Y en cada crisis capitalista, los patronos responden haciendo que los trabajadores paguen. Estos capitalistas canadienses tan patrióticos recortarán los salarios e implementarán despidos masivos para mantener sus ganancias. Y atacarán despiadadamente a los sindicatos para evitar que éstos contraataquen.

Por lo tanto, la única manera de defender los empleos es a través de la acción militante de clase. No debemos aceptar despidos ni recortes salariales. Si los patronos intentan usar la guerra comercial para justificar estas cosas, los trabajadores debemos ocupar inmediatamente nuestros lugares de trabajo. Ya existe una fuerte tradición de ocupaciones de fábricas en Ontario, lo que llevó a que se salvaran muchos puestos de trabajo en 2007 cuando los fabricantes de automóviles cerraron las plantas en busca de costos de mano de obra más baratos en otros lugares.

Un movimiento masivo de ocupación de fábricas, combinado con la demanda de la nacionalización de fábricas bajo el control de los trabajadores, es la única manera de proteger los empleos y comunidades enteras.

Además, lo que falta mucho de todos los líderes sindicales, el NDP y Quebec Solidaire, es un enfoque internacionalista. Al crear un movimiento masivo de clase obrera en Canadá y Quebec, podemos hacer un llamamiento a nuestros hermanos y hermanas del otro lado de la frontera para que hagan lo mismo. Trabajadores canadienses y estadounidenses, hombro con hombro, unidos contra estos bandidos que luchan por el botín, podemos poner fin a este inminente desastre.

¡No confiar en la clase dominante!

¡Por la acción de la clase obrera para proteger los empleos!

Fuente: Communist Revolution – Canada
Traducción: Rumbo Alterno
Para más información sobre el contexto político y económico de este conflicto vea: ¿Que hay detrás de la amenaza de Trump de anexar Canadá?

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Author: Marcus Katryniuk

Activista político y redactor de «Communist Revolution», revista del Revolutionary Communist Party, sección canadiense de la Internacional Comunista Revolucionaria, antes Corriente Marxista Internacional.