La Universidad de Puerto Rico y la quiebra

El pasado 12 de junio el Secretario de Estado y director ejecutivo de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal, Omar Marrero, denunció que la Junta de Control Fiscal busca llevar la UPR a la quiebra; se mostró indignado y estableció “la oposición” del gobierno a esos planes. Sin embargo, como comunidad universitaria sabemos que la Universidad ya esta siendo llevada a la quiebra y lo vemos todos los días:

*El cierre de seminarios y bibliotecas que limitan los espacios de estudio e investigación.

*La reducción de cursos y secciones, la cancelación de suscripciones a recursos académicos como revistas y bases de datos.

*El aumento en los costos de matrícula hasta casi triplicarse (de $57 en 2018 a $157 en 2024 para nivel subgraduado, es decir un 274%), lo que impacta en el reclutamiento y retención de estudiantes.

*El cierre de hospedajes, profundizando la crisis de vivienda en estudiantes de escasos recursos y/o que residen fuera del Area metropolitana, obligándolos a viajar a diario.

*La evidente falta de personal en todos los niveles (docente, no docente y de mantenimiento), lo que se traduce en mas carga laboral para el personal existente, empleados precarizados que subsisten con salarios de miseria en situación de inseguridad laboral.

*El claro deterioro de la infraestructura: edificios enfermos con hongos, asbestos, aires defectuosos y filtraciones, edificios de valor histórico que se nos caen en pedazos y arriesgan la salud de la comunidad.

A esto le sumamos la desconexión de la Universidad con el pueblo de Rio Piedras, con el que históricamente mantuvo estrecha relación. Hoy se combinan en una sola miseria: el desplazamiento de las comunidades con un recinto que encadena sus portones y abandona su responsabilidad social.

Estos son los indicios mas evidentes de una crisis que ataca de forma particular a la clase trabajadora que se sigue empobreciendo, y cuyos hijos e hijas ven cada vez mas lejos la oportunidad de una educación universitaria. Todo revela que estamos ante una universidad casi inoperante, que pende de un hilo, a punto de abocarse al abismo de la quiebra. Una quiebra provocada por la propia JCF.

Una quiebra planificada

Desde su llegada Ia JCF se ha ensañado con la Universidad realizando recortes que han dejado sin efecto su fórmula presupuestaria. Dicha fórmula destinaba por ley el 9.6% del Fondo General del gobierno para los gastos operacionales del sistema universitario público. Si bien, la cantidad de dinero que recibía la UPR podía variar según los recaudos del gobierno, lo cierto es que se había mantenido estable en los años anteriores a la llegada de la JCF. Desde que la Junta impuso sus recortes, el deterioro de la universidad se ha ido en picada, esto a pesar de que el gobierno lleva dos años haciendo alarde de que han sido los años de mayores recaudos. Ese dinero esta pasando a los bolsillos de los bonistas que especulan con nuestra miseria y al mantenimiento de la propia Junta.

Si hacemos la matemática de los recortes desde una perspectiva acumulativa se aprecia la magnitud de los mismos. Hasta el año fiscal 2023-2024 la suma de los recortes presupuestarios eran de $352,123 millones, o el 42% del presupuesto que había mantenido la Universidad durante los 4 años anteriores a la llegada de la JCF. De mantenerse el presupuesto aprobado por la JCF para este año 2024-2025, la cantidad total de los recortes ascendería a $392,329 millones, o sea al 47% de su antiguo presupuesto.

Preguntamos, ¿que agencia puede operar con el 50% de sus recursos?

Todo apunta a que el propósito de la Junta es hacer la universidad inoperante para poder incluirla en la quiebra del Titulo III.

Pese a todos estos ataques, la UPR sigue teniendo reconocimiento académico a nivel mundial y sigue siendo la universidad mas prestigiosa del país. Pero es una Universidad que limita el acceso a quienes no tienen recursos económicos.

Entendemos que una universidad pública se debe a su comunidad, comunidad que debería ser la mayoría del pueblo, no los pocos que puedan acceder a universidades privadas, por eso nos toca defenderla.

¿Como podemos hacerle frente a esta amenaza?

Aplaudimos que se haya generado un Frente por la Defensa del Presupuesto. Entendemos que es un paso en la dirección correcta, pues debemos comenzar por reconocer que el movimiento esta sumamente fragmentado. Ni los estudiantes, ni los empleados, ni los profesores tienen la fuerza para enfrentar el total desmantelamiento de la universidad por si solos. Las consecuencias están afectando a toda la comunidad universitaria, por esto, nos compete dar esta lucha unidos. De lo contrario, esta claro que destruirán lo que nos queda de UPR.

Pero nuestra lucha tiene que ir mucho mas allá de la fórmula presupuestaria. ¿De que vale que se restituyan los fondos que se han recortado al sistema universitario si ese dinero va a parar a las asesorías de la Administración Central o a los jugosos contratos de compañías privadas que ofrecen un pésimo servicio en los Recintos (¿como el otorgado a Quality Business para el manejo de las impresoras, por ejemplo?). Si vamos a luchar por la restitución del presupuesto universitario se debe asegurar que ese dinero se invierta donde es necesario: en la apertura de plazas para el personal docente y no docente del sistema universitario, en la mejora de la infraestructura de los recintos, en la apertura para las empleadas y empleados, en mantener el sistema de retiro, en fin, en que la universidad le sirva al pueblo.

Para ello, necesitamos mayor participación de la comunidad universitaria en la toma de decisiones. Debemos ser capaces de imaginar una Universidad distinta, donde las decisiones no sean tomadas por agentes externos a la Comunidad Universitaria, mucho menos por una Junta de Control Fiscal que trata de imponer una visión empresarial sobre la educación. Necesitamos una Universidad fuera de los vaivenes político-partidistas, donde las decisiones las tomemos los que día a día trabajamos y nos educamos en ella, pues conocemos de primera mano sus necesidades, sus problemas y deficiencias.

Debemos concertar un Frente verdaderamente amplio, con participación de las bases tanto de los sindicatos como del movimiento estudiantil. Un frente que tenga capacidad de movilización y que de hecho, se movilice. Eso se logra tendiendo puentes entre organizaciones, con trabajo arduo y paciencia, concertando diálogos y acciones en conjunto. Proponemos concretar reuniones amplias donde se establezca una línea de comunicación y apoyo de las bases, pues es muy poco lo que podemos esperar de reuniones a puertas cerradas.

La movilización no se impone por decreto. Es necesaria la fuerza, unidad y militancia, pues nos espera una lucha ardua y larga que ninguno de los sectores puede enfrentar a solas.

Hacemos un llamado a la comunidad universitaria desde el mismo comienzo del año académico, para concertar este Frente y comenzar a trazar los lineamientos para una Asamblea Multisectorial.

Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.

Antonio Gramsci

Author: Comité del Festival Antonia

El Comité del Festival Antonia es un grupo compuesto por miembros de la Comunidad Universitaria en colaboración con organizaciones sociales y comunitarias que se unieron para organizar la Jornada y el Festival Antonia con el fin de revivir la memoria histórica universitaria de los sucesos del 4 de marzo de 1970, cuando la policía de Puerto Rico asesinó a la compañera estudiante, Antonia Martínez Lagares. El comité crea oportunidades para dar a conocer la historia de lucha de los movimientos en la Universidad, contra las guerras imperialistas, contra la presencia de la policía en el recinto, reafirmando el derecho a organizarse, denunciar y tomar posiciones sobre asuntos nacionales e internacionales, luchar por la universidad pública y el acceso a la misma, organizando espacios de discusión, publicaciones y actividades que fomentan la solidaridad multisectorial.