Investigaciones realizadas a través del mundo han indicado que la intensa “ansiedad ecológica” es común entre la juventud. Más del 45 % informó que sus sentimientos sobre el cambio climático tuvieron un impacto negativo en su vida diaria, mientras que el 75 % cree que el futuro es aterrador. Lo que debería ser una generación optimista ahora está consumida por el temor existencial.
La juventud se ha sentido abrumada con las pruebas irrefutables que sugieren que el futuro será sombrío. La evaluación más reciente del IPCC [Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático] advierte, una vez más, que la ventana para lograr los objetivos climáticos se está “cerrando rápidamente“. Mientras tanto, informa de un aumento en la grave escasez de agua, eventos de calor extremo y enfermedades transmitidas por alimentos, agua y vectores. Este es el mundo que ha producido una generación “eco-ansiosa”.
Estos sentimientos se ven agravados aún más por la incapacidad de las instituciones capitalistas para hacer frente a la crisis climática. La juventud expresa sentirse traicionada en lugar de sentirse segura debido a la inadecuada respuesta del gobierno. ¡Como debería! El IPCC afirma lo obvio cuando señala que los actuales flujos de financiación mundial para la adaptación, incluidos los de fuentes públicas y privadas, son insuficientes, lo que limita la implementación de soluciones.
El mes pasado, el Financial Times descubrió que necesitaría 9 billones de dólares al año desde ahora hasta el año 2030 para financiar los costos de transición y mitigación necesarios para mantener los aumentos globales de temperatura en línea con el acuerdo climático de París. Para poner esto en perspectiva, las medidas fiscales necesarias para mantener el capitalismo a flote durante la pandemia de 2020 ascendieron a 12 billones de dólares, y después de verse obligada a gastar esta suma en un momento desesperado de crisis, la clase dominante cerró el grifo tan pronto como pudo.
Por el contrario, los subsidios a los combustibles fósiles en 2022 fueron de 7 billones de dólares, mientras que ni siquiera 2 billones de dólares se destinaron a la financiación climática ese mismo año. En cuanto a de dónde se supone que provengan los 9 billones de dólares, los “líderes mundiales” no tienen respuestas.
El modo de producción capitalista causó esta crisis, y el capitalismo es incapaz de resolverla, por la simple razón de que las industrias contaminantes son inmensamente rentables, mientras que abordar el cambio climático no lo es. No solo están descuidando los efectos del cambio climático, sino que las industrias responsables del mismo no se han detenido en lo absoluto. Los últimos tres años han visto una producción y ganancias récord en la industria del petróleo.
Todo este aumento en la perforación de nuevos pozos de petróleo y de contaminación a nivel récord ha ocurrido bajo la administración del genocida Joe Biden, cuyas débiles promesas de campaña sobre la transición de los combustibles fósiles se han convertido en humo. La clase dominante ha demostrado su total incapacidad para tomar las medidas adecuadas para hacer frente a este desastre inminente. ¡Ni Biden ni Trump; ni la ONU ni el mercado pueden resolver la crisis climática!
Para salvaguardar los intereses de la mayoría, la mayoría tiene que tomar el poder político y económico. Solo la expropiación de las empresas de la lista Fortune 500 y la reestructuración total de la red energética bajo el control democrático de la clase trabajadora pueden lograr las medidas que se necesitan con urgencia. Ya no podemos dejarlo en manos de los capitalistas, que preferirían invertir en refugios subterráneos con control climático.
Hay razones para el optimismo en el camino de la lucha de clases. Las mismas fuerzas que provocan el presentimiento generalizado sobre el futuro también están impactando la conciencia masiva en la dirección del comunismo. La ansiedad climática que sienten millones de personas debe convertirse en una determinación revolucionaria para poner fin al capitalismo. ¡Un futuro más brillante es posible!
Fuente: The Communist
Traducción: Rumbo Alterno