Israel asesina intencionalmente a periodistas en Gaza. Mientras lleva a cabo su ataque genocida contra el enclave – habiendo asesinado al menos a 13.000 palestinos y palestinas hasta la fecha – asesina simultáneamente a trabajadores de los medios de comunicación para impedir que el mundo vea las atrocidades incalificables que lleva a cabo.
La situación es tan grave como inaudita. Según datos de la Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno de Gaza, desde el 7 de octubre hasta la fecha, el ejército israelí ha asesinado a 60 trabajadores de los medios de comunicación. El Comité para la Protección de los Periodistas declaró que éste ha sido el mes más mortífero desde 1992, cuando el Comité empezó a llevar un registro de ataques a periodistas. Además, muchos otros reporteros palestinos fuera de Gaza sufren intimidación y acoso por parte de las fuerzas israelíes.
“Nunca habíamos vivido algo así y estamos abrumados”, admitió Nasser Abu Bakr, director del Sindicato de Periodistas Palestinos, con sede en Ramala. “Estamos perdiendo colegas y amigos cada día como consecuencia del genocidio israelí en curso contra el pueblo palestino y la política de asesinatos selectivos contra periodistas”.
“No damos abasto con el número de ataques contra nuestros periodistas”, continuó Abu Bakr. “Estamos recibiendo más llamadas e información sobre… incidentes de los que podemos procesar. Nuestros periodistas siempre han sido un objetivo para el ejército israelí, pero Israel pasó de asesinar [una media de] un periodista palestino al año antes del 7 de octubre a asesinar [más de] uno al día”.
Y no son sólo los periodistas palestinos a los que atacan las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF): cualquier periodista que pueda difundir información crítica con Israel es un potencial objetivo.
Entre la larga lista de bajas de reporteros se encuentra la del fotoperiodista de Reuters Issam Abdallah, quien fue asesinado el 13 de octubre en un ataque israelí en la frontera libanesa, mientras cubría los enfrentamientos entre Hezbolá y las IDF. Según una investigación independiente de Reporteros sin Fronteras (RSF), Abdallah fue blanco explícito de las fuerzas israelíes: estaba claramente identificado como periodista por su casco y chaleco de prensa, y se encontraba junto a un vehículo con la inscripción “prensa” en el techo. Inmediatamente antes del ataque, otros periodistas de la zona habían visto sobrevolar un helicóptero israelí, por lo que los militares pudieron ver claramente que Abdallah no era un combatiente. Según el análisis balístico realizado por RSF, los misiles fueron lanzados desde el lado de la frontera israelí y “dos ataques en el mismo lugar en tan corto espacio de tiempo (poco más de 30 segundos), desde la misma dirección, indican claramente un objetivo preciso”.
Ni siquiera las familias de los periodistas están a salvo de las represalias israelíes. Tras enterarse en directo de que un ataque aéreo israelí había matado a su esposa, su hijo, su hija y su nieto, el jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, Wael Al-Dahdouh, corrió al hospital, seguido por las cámaras de la prensa. Al encontrar allí a su hijo, se arrodilló junto a su cuerpo sin vida y se lamentó: “Se vengan de nosotros con nuestros hijos”.
El 7 de noviembre, Mohammad Abu Hasira, corresponsal de la agencia de noticias palestina Wafa, murió en un ataque aéreo israelí, junto con 42 miembros de su familia. Sólo unos días antes, un ataque israelí mató al reportero de la Televisión Palestina Mohammad Abu Hattab y a 11 miembros de su familia en el sur de Gaza, entre ellos su esposa, su hijo y su hermano.
Israel miente para justificar crímenes de guerra
Para justificar sus bombardeos y asesinatos de civiles, Israel ha afirmado que Hamás se escondía en hospitales de Gaza, cerca de escuelas y ambulancias. Con los asesinatos selectivos de periodistas intenta esgrimir las mismas excusas predecibles. En un escalofriante artículo publicado el 2 de noviembre, que en la práctica sirve también de lista negra, el Jerusalem Post señalaba a varios periodistas palestinos independientes que habían estado informando desde Gaza y los tachaba de formar parte del “equipo de propaganda de Hamás”.
Unos días después, el 8 de noviembre, el grupo proisraelí de vigilancia de los medios de comunicación HonestReporting publicó un informe en el que afirmaba – con escasas pruebas – que los fotógrafos freelance de Associated Press, CNN, The New York Times y Reuters en Gaza conocían de antemano la contraofensiva de la Resistencia palestina del 7 de octubre e incluso colaboraron con Hamás para poder estar en el lugar de los hechos y tomar imágenes durante la operación.
Las autoridades israelíes se apresuraron a publicar la noticia para justificar su campaña de asesinatos de reporteros palestinos.
En respuesta al informe, el ex ministro de Defensa y actual miembro del gabinete de guerra israelí, Benny Gantz, declaró: “Los periodistas que se descubrió que conocían la masacre, y [que] aun así decidieron permanecer como espectadores ociosos mientras se masacraba a niños, no son diferentes de los terroristas y deben ser tratados como tales”.
Danny Danon, representante de Israel ante las Naciones Unidas, llegó a declarar que estos reporteros serían incluidos en una lista negra, declarando en X: “La agencia de seguridad interna de Israel anunció que eliminará a todos los participantes en la masacre del 7 de octubre. Los ‘fotoperiodistas’ que participaron en la grabación del asalto se añadirán a esa lista”.
Gil Hoffman, director ejecutivo de HonestReporting, admitió más tarde que no tenía pruebas que corroboraran las afirmaciones hechas, sino que sólo estaba “planteando preguntas”. Según Hoffman, él y HonestReporting “no pretenden ser una organización de noticias”.
Las acusaciones de que los reporteros palestinos forman parte y actúan en coordinación con Hamás sientan las bases propagandísticas para presentar a los periodistas como objetivos militares legítimos.
Israel restringe la información que sale de Gaza
Las IDF no sólo están matando a periodistas palestinos sobre el terreno, sino que el Gobierno israelí está denegando activamente el acceso a Gaza a la prensa extranjera. Los únicos reporteros autorizados a entrar en la franja son los integrados en las FDI, y medios de comunicación como la NBC y la CNN han confirmado que, a cambio del acceso, deben presentar todo el material al ejército israelí antes de su emisión para su revisión y aprobación.
Además, el Sindicato de Periodistas Palestinos informó que hasta 50 medios de comunicación de Gaza han sido parcial o totalmente destruidos por ataques aéreos israelíes desde el 7 de octubre. Si Israel no está bombardeando directamente los medios de comunicación, está intentando activamente reprimir el flujo de información. A finales de octubre, el Gobierno israelí aprobó una normativa que le permitía cerrar cualquier canal de noticias extranjero si consideraba que suponía una amenaza para la seguridad nacional. Esta normativa se utilizó entonces para bloquear la programación y el sitio web del canal libanés Al Mayadeen, debido a sus “esfuerzos en tiempo de guerra para perjudicar los intereses de seguridad [de Israel] y servir a los objetivos del enemigo”, según una declaración hecha pública por el gabinete de seguridad israelí.
A falta de prensa extranjera que dé testimonio de las atrocidades cometidas por Israel en Gaza, los civiles palestinos han empezado a documentar los horrores y a compartirlos en redes sociales como X y TikTok para que los vea todo el mundo.
El Gobierno israelí ha respondido cortando repetidamente Internet y los sistemas de comunicación en Gaza, restringiendo aún más el flujo de información.
Antecedentes de ataques israelíes contra periodistas
Incluso antes de este 7 de octubre, cuando comenzó la actual guerra contra Gaza, Israel ya tenía un largo historial de ataques contra periodistas y cadenas de noticias. Durante su incursión militar en Gaza de 2021, los defensores de la libertad de prensa acusaron a Israel de “silenciar” a los periodistas tras bombardear las oficinas de Al Jazeera y Associated Press. Esto ocurrió pocos días después de que bombardeara otro edificio que albergaba otros medios de comunicación, como Al Araby TV, Al Kofiya TV y la agencia de noticias Watania, entre otros.
Según el Sindicato de Periodistas Palestinos, Israel ha asesinado a 55 periodistas entre 2000 y 2022, con fuego real o bombardeos. Esta cifra incluye a Shireen Abu Akleh, la querida periodista palestino-estadounidense y corresponsal de Al Jazeera durante muchos años que fue abatida por las fuerzas israelíes mientras informaba sobre las incursiones de las FDI en Yenín, así como a Yaser Murtaja, camarógrafo de la cadena palestina Ain Media, que fue abatido por las FDI mientras cubría la Gran Marcha del Retorno de 2018.
Como tantos otros periodistas palestinos a los que Israel asesinó mientras trabajaban, Abu Akleh y Murtaja llevaban puestos sus chalecos de prensa en el momento de sus asesinatos. Inmediatamente después de su muerte, como era de esperar – sin pruebas – Israel se apresuró a acusar a Murtaja de ser un combatiente de Hamás para cubrir sus huellas.
Al día siguiente del asesinato de Murtaja, el entonces ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, declaró sin rodeos: “En la marcha del terror no había civiles inocentes. Todos eran de Hamás”.
Israel está perdiendo la guerra de la información
Israel confía en su avanzado armamento militar y en los miles de millones de dólares de financiamiento estadounidense para llevar a cabo su violencia genocida contra el pueblo palestino en Gaza, Jerusalén y Cisjordania. Sus campañas de Hasbara y “Marca Israel” trabajan día y noche para justificar sus crímenes de guerra mediante mentiras descaradas y desinformación.
Sin embargo, Israel ha sufrido importantes pérdidas en la guerra de la información, ya que los informes y las imágenes de las atrocidades han llegado a millones de personas de todo el mundo, muchas de las cuales se han unido a las movilizaciones masivas en apoyo de la causa palestina. En la escena internacional, Israel se encuentra aún más aislado políticamente, con cada vez más países que cortan lazos o retiran a su personal diplomático.
Esta batalla de ideas no puede ganarse mediante la pura fuerza y la superioridad militar respaldada por Estados Unidos. Israel no puede impedir que se filtre información sobre sus atrocidades, especialmente en la era de las redes sociales, en la que los palestinos de a pie se envalentonan para actuar como periodistas ciudadanos, documentando lo que están viviendo en Gaza para que el mundo lo vea. Mientras Israel intensifica su campaña de asesinatos contra trabajadores de los medios de comunicación, el apoyo a la resistencia palestina sigue creciendo.
Por sombría que pueda parecer la situación actual, habla de la realidad que nos ocupa: los pueblos del mundo están despertando ante las atrocidades cometidas por el Estado sionista y se niegan a permitir que continúen.
Y eso habla de otra realidad: Israel está viviendo de un tiempo prestado, y ese tiempo se acaba.
Fuente: Globetrotter