El pasado 10 de octubre, la Cámara de Representantes se apresuró a aprobar la Resolución de la Cámara 1064 para solidarizarse con las víctimas del ataque de la organización islamista Hamas a civiles israelíes ocurrido el 7 de octubre. La medida fue presentada, descargada y aprobada a viva voz el mismo día por lo que no hubo oportunidad para leerla, debatirlo, enmendarla o siquiera emitir un voto a favor o en contra.
Como Representantes electas y electos de un pueblo al que no se le ha reconocido y respetado su derecho a la autodeterminación, debemos ser responsables a la hora de emitir expresiones y promover narrativas que marcan la historia y sirven de guía para personas que buscan educarse sobre los temas. Por tal razón, y por encontrar que la R. de la C. 1064 estaba desenfocada e incompleta, presenté un Voto Explicativo para que quede en récord un acercamiento comprensivo al contexto histórico de los terribles hechos de los que estamos siendo testigos, y para hacernos eco de la necesidad de establecer vías certeras hacia la paz que requieren el respeto a la dignidad y al valor de la vida de todas las personas.
Abajo copio mi Voto Explicativo. También lo puedes ver con sus referencias en: https://sites.google.com/…/voto-explicativo-sobre-la-r…
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Voto Explicativo sobre la R. de la C. 1064
Presentado por la representante Nogales Molinelli
A LA CÁMARA DE REPRESENTANTES:
Comparece la representante suscribiente para emitir su Voto Explicativo en cuanto la R. de la C. 1064, la cual expresa “el apoyo y solidaridad de la Cámara de Representantes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico al Pueblo de Israel ante los ataques terroristas por parte de Hamas”. Ello “en virtud de los principios de justicia, solidaridad, respeto a los derechos humanos y paz” e indicando que “al así hacerlo hacerlo, reafirmamos nuestros valores universales que son fundamentales para la estabilidad y la armonía en el mundo”.
La R. de la C. 1064 fue presentada el 10 de octubre de 2023 y, ese mismo día, fue descargada y llevada a votación a viva voz y sin previo debate durante la sesión legislativa celebrada en esa fecha. Por tal razón, no pudimos examinar la medida, objetar su aprobación, presentar enmiendas o siquiera expresar un voto a favor o en contra. Considerando lo anterior, este Voto Explicativo tiene el propósito de dejar para el récord nuestras preocupaciones y diferencias con el lenguaje y las afirmaciones que se incluyen en la R. de la C. 1064.
No debe caber duda de que las personas víctimas de violencia armada, sobre todo aquellas que no están involucradas en maniobras militares, sus seres queridos y sus comunidades merecen nuestra completa solidaridad, independientemente de su origen étnico, raza, nacionalidad o religión, o de las acciones de sus grupos gobernantes. Sin embargo, tampoco debemos guardar silencio ante la desinformación y sobresimplificación del conflicto palestino-israelí.
Como una Asamblea Legislativa que representa a un pueblo al que tampoco se le ha reconocido su derecho a la autodeterminación, debemos ser responsables a la hora de expresarnos. Si verdaderamente aspiramos a justicia, paz y estabilidad, hay que proponer y debatir desde el reconocimiento de los derechos humanos de todas las personas, de las formas en que éstos han sido violentados y de los actores que los han violentado. En esa línea, ignorar el historial de agresiones al pueblo palestino por parte del Estado de Israel, tal como hace la R. de la C. 1064, en nada abona a una eventual resolución del conflicto para el beneficio de todas las partes y sólo se convierte en un apoyo pírrico a las mismas políticas colonialistas e inhumanas que han engendrado y multiplicado la violencia que hoy repudiamos.
Hoy amplios sectores de Israel y de la comunidad internacional tienen claro que los terribles hechos que se están viviendo desde el pasado sábado 7 de octubre de 2023 son sólo continuación y consecuencia de la opresión, desplazamiento y exterminio que sus gobiernos han ejecutado contra el pueblo palestino durante décadas. Lamentablemente, esta compresión de la situación no ha podido impedir otra respuesta militar totalmente desproporcionada por parte del Estado israelí, así como la comisión de múltiples crímenes de guerra por parte de sus fuerzas armadas, con el apoyo moral, logístico y económico de los gobiernos de potencias imperialistas como Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. La impunidad ofrecida a Israel a través de los años ha sido tal que los oficiales israelíes hablan abiertamente en los medios sobre órdenes que constituyen genocidio, como arrasar la Franja de Gaza, bloquear totalmente el acceso a agua, alimentos y otros suminsitros básicos, y bombardear zonas civiles. Al momento de escribir estas líneas, más de tres mil palestinos, incluyendo alrededor de mil niños, han muerto bajo las bombas de Israel, que han caído sin distinción sobre escuelas de las Naciones Unidas, hospitales de organizaciones internacionales benéficas, convoyes de periodistas, y personal médico y de rescate. Entre otras, se han hecho eco de las denuncias de crímenes de guerra y los llamados a respetar los derechos humanos del pueblo palestino: varios cuerpos de las Naciones Unidas, UNICEF, Save the Children International, Médicos Sin Fronteras, Organización Mundial para la Salud, Media Luna Roja, Human Rights Watch, el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Papa Francisco, y organizaciones judías como If Not Now y Jewish Voice for Peace.
Contrario a lo que parece decir la R. de la C. 1064, el pueblo palestino es el que históricamente ha enfrentado amenazas repetidas a su existencia desde el establecimiento del Estado israelí en 1948. En ese entonces, Palestina era una sociedad multiétnica y multicultural. Sin embargo, ante el aumento en la inmigración judía promovida por el Mandato Británico, en 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó una resolución para dividir a Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe. Entonces, milicias sionistas atacaron las aldeas palestinas y expulsaron violentamente a los palestinos de sus hogares, desplazando a más de la mitad de la población palestina. Ello para instaurar un nuevo estado basado en la creencia, no generalizada en la religión judía ni entonces ni ahora, de que tenían un derecho ancestral a esas tierras. Mientras tanto, los palestinos fueron condenados a vivir por siempre como refugiados en los países vecinos o a ser ciudadanos de segunda clase dentro de los territorios ocupados.
Tan temprano como en diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas hizo un llamado a que se permitiera el retorno de los refugiados, y se restituyeran y compensaran las propiedades perdidas. Sin embargo, 75 años después, a pesar de múltiples resoluciones de las Naciones Unidas, a los palestinos se les continuan negando estos derechos. Según las Naciones Unidas, la Nakba “tuvo un profundo impacto en el pueblo palestino” y “sigue siendo un evento profundamente traumático en su memoria colectiva y sigue dándole forma a su lucha por justicia y su derecho a regresar a sus hogares”.
Luego de varios conflictos con los países árabes vecinos en los que Israel continuó ampliando su territorio, en 1967, el estado sionista ocupó lo que hoy son la Franja de Gaza y Cisjordania, previamente bajo el control de Egipto y Jordania. Esto provocó un segundo desplazamiento de la población palestina, que se estimó en medio millón de personas. Sin embargo, mediante la Resolución 242 de 1967 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se ordenó el retiro de Israel de los territorios ocupados, una resolución justa del problema de los refugiados y la terminación de todas las demandas o estado de beligerancia. En 1974, la Asamblea General de las Naciones Unidas reafirmó los derechos inalienables del pueblo palestino a la autodeterminación, independencia nacional, soberanía y al retorno. El próximo año estableció el Comité sobre el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino y le confirió a la Organización por la Liberación de Palestina (PLO, por sus siglas en inglés) el estatus de observador en la Asamblea y conferencias de la ONU.
Desde entonces, Israel nunca ha respetado los derechos reconocidos al pueblo palestino, tan fundamentales como el derecho de una nación a la autodefensa que afirma la R. de la C. 1064. A lo largo de las pasadas décadas, se ha visto involucrado una y otra vez en conflictos militares con grupos armados, tanto en los territorios ocupados como en sus fronteras, que también actúan en pos de su derecho a la autodeterminación. En cada ocasión, el poderoso ejército de Israel ha castigado cruelmente a la población palestina, matando a miles de civiles e impidiendo el acceso de la población a servicios y suministros básicos.
La R. de la C. 1064 hace referencia la retirada de la Franja de Gaza en el 2005 como una concesión por parte de Israel (a pesar de que, según narrado arriba, era un mandato de la ONU), pero obvia mencionar que desde esa fecha ha ejecutado al menos seis importantes ofensivas militares contra esas tierras, siendo la del 2014, que mató a dos mil palestinos, la más brutal hasta ahora. Además, hace 16 años, el estado de Israel mantiene a la Franja bajo un estricto bloqueo, por el cual, la organización Human Rights Watch y múltiples otros actores internacionales la describen como una “prisión a cielo abierto”. Desde el 2007, las autoridades israelíes han prohibido, con contadas excepciones, que los palestinos crucen a Israel y, desde ahí, a Cisjordania y a otros países, han impedido que las autoridades palestinas operen un aeropuerto o puerto, y restringen fuertemente la entrada y salida de bienes. De esta forma, han establecido una política formal de completa separación entre Gaza y Cisjordania, aunque el consenso internacional es que deben formar una unidad territorial. A su vez, las autoridades egipcias también ejercen un férreo control del paso por su frontera y a menudo cierran el acceso completamente. La mitad de las 2.3 millones de personas que viven en la Franja de Gaza, que tiene una extensión aproximada similar a la de Cabo Rojo más Mayagüez, son menores de edad que no han conocido otra forma de vida.
En cuanto a la caracterización que hace la R. de la C. 1064 de la organización Hamas como “organización islamista que busca abiertamente la destrucción de Israel”, que “representa una amenaza constante para la seguridad de Israel” por “sus ataques con cohetes, atentados suicidas y su negativa a reconocer a Israel como un estado”, es menester señalar la existencia de Hamas como otro de los fracasos de las políticas antidemocráticas del Estado israelí. “Hamas, para mi gran pesar, es creación de Israel”, dijo Avner Cohen, ex oficial de asuntos religiosos de Israel, al Wall Street Journal en el 2009. Esto no es una teoría de conspiración. Así lo ha afirmado también el General de Brigada israelí Yitzhak Segev, quien era el gobernador militar de Gaza en la década del 80 y ayudó a financiar el movimiento islamista (es decir fundamentalista islámico) palestino para hacerle frente a los movimientos seculares (no religiosos) y de izquierda representados por el PLO y el partido Fatah, cuyo líder mismo, Yasser Arafat, llegó a expresar también que Hamas era una criatura de Israel. Dos décadas más tarde, en el 2006, alcanzado el objetivo de derrotar las fuerzas seculares, Hamas ganó las elecciones en Gaza, y contrario a lo que afirma la R. de la C. 1064, lo hizo con una plataforma que reconoce al Estado de Israel y apoya la solución de dos estados. Su ataque del sábado 7 de octubre estuvo precedido por una agudización durante las pasadas semanas de los conflictos en Cisjordania, donde bandas de colonos sionistas recién llegados han estado ocupando violentamente las propiedades de familias palestinas y linchando a sus miembros en las calles, con la complicidad de las autoridades israelíes, en lo que se ha asemejado a una segunda Nakba.
Los hechos de esta semana vuelven a probar que la salida al conflicto palestino-israelí no se podrá alcanzar a través de acciones militares amparadas en la necesidad de proteger la seguridad de la población israelí. Nada productivo se puede esperar del asesinato despiadado de niños palestinos como respuesta al asesinato despiadado de civiles israelíes, que a su vez responde al trato que Israel le ha dado a quienes su Ministro de Defensa describió como “animales humanos”. Es un círculo sin fin de violencia y deshumanización. Esta Asamblea Legislativa erró al denunciar las acciones de Hamas sin adjudicarle la debida responsabilidad al estado de Israel y, de esta forma, quedó en una posición rezagada y lastimosa, mientras el resto del mundo reclama el cese del fuego y el respeto a los derechos del pueblo palestino.
Respetuosamente presentado,
Mariana Nogales Molinelli
Representante por Acumulación
Movimiento Victoria Ciudadana