El presidente de extrema derecha de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, está arrastrando precipitadamente a Corea del Sur hacia la nueva Guerra Fría que los Estados Unidos están librando contra China. La aspiración de Yoon de situar a Corea del Sur como “Estado pivote mundial” está convirtiendo a este país en una pieza más de la maquinaria bélica estadounidense y – en un orden mundial en declive liderado por los Estados Unidos – pone en juego su seguridad y futuro económico. El apoyo de Yoon al orden global estadounidense le ha llevado a una avalancha de visitas y reuniones por todo el mundo, desde la cumbre virtual del Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés) hasta la cumbre de la OTAN en Madrid, pasando por reuniones de alto nivel en Japón y los Estados Unidos.
Más recientemente, en su visita del 26 de abril a los Estados Unidos, los presidentes Yoon y Biden anunciaron la “Declaración de Washington” para desplegar submarinos con armamento nuclear estadounidense en Corea del Sur, reintroduciendo las armas nucleares estadounidenses en este país por primera vez en más de 40 años. Si se compara con el desarrollo de armas nucleares por parte de Corea del Norte como elemento estratégico de disuasión, es más probable que estas armas en Corea del Sur alimenten una carrera armamentística nuclear en lugar de frenar el programa nuclear norcoreano. Como observó el ex ministro surcoreano de Unificación, Jeong Se-hyun, cuatro de las seis pruebas nucleares de Corea del Norte se produjeron en respuesta a la postura de línea dura de las administraciones conservadoras surcoreanas, que se negaron a dialogar con Corea del Norte.
En última instancia, las acciones de Yoon están llevando a Corea del Sur por un camino peligroso, que desestabiliza aún más las relaciones intercoreanas y les enemista con China, su mayor socio comercial. Al mismo tiempo, el Gobierno coreano renuncia a su deber de reclamar a Japón reparaciones para los coreanos explotados bajo el colonialismo japonés e impedir el vertido de residuos radiactivos del reactor nuclear de Fukushima, situado aguas arriba de Corea del Sur.
El “Estado pivotal global” de Yoon
El alarmante regreso de las armas nucleares estadounidenses a Corea del Sur se produce tras la postura asumida por Yoon el pasado mes de enero de desarrollar armas nucleares en Corea del Sur como parte de su política extremista de línea dura hacia Corea del Norte. En términos más generales, forma parte de la gran agenda de política exterior de Yoon de insertar a Corea del Sur en la arquitectura de seguridad de la gran estrategia Asia-Pacífico anti-China de los Estados Unidos. La “Estrategia para una Región Indo-Pacífica Libre, Pacífica y Próspera” de la administración Yoon sigue de cerca la Estrategia Indo-Pacífica de los Estados Unidos, que tiene como objetivo construir e imponer en la región un “orden basado en normas” liderado por EE.UU. y sus “aliados afines”, todo, para contener a China.
A pesar de todas sus declaraciones sobre la equidad y el respeto de las normas, este “orden basado en normas” dominado por los Estados Unidos está en contradicción con el mundo multipolar que se está configurando en la actualidad, así como con la naturaleza multilateral del orden basado en la ONU – acordado internacionalmente –. Los Estados Unidos han estado liderando la creación de organismos regionales minilaterales (como el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad, por sus siglas en inglés) o el Marco Económico Indo-Pacífico) como parte de su “guerra híbrida contra China” y emprendiendo una agresión unilateral contra China en forma de “guerra militar, económica y de información”.
Por ejemplo, los Estados Unidos están preparando el escenario para disputar las acciones de China en el Mar de China Meridional no a través de la “Convención sobre el Derecho del Mar” de la ONU (que los Estados Unidos no ha firmado) sino a través del marco de seguridad Indo-Pacífico. Esto permite a los Estados Unidos atacar las acciones de China al tiempo que exime sus propias operaciones navales de la supervisión de los “burócratas globales”, es decir, la ONU. Además, a pesar de abogar por un Indo-Pacífico “abierto” y “libre”, los Estados Unidos están librando una “guerra de chips” presionando a sus aliados del Indo-Pacífico para que impidan el acceso de China a los chips semiconductores, uno de los recursos de alta tecnología más críticos en la actualidad.
La administración Yoon ha contribuido a la construcción y el refuerzo de este “orden basado en normas” mediante su participación en el marco Indo-Pacífico, la OTAN global y la consolidación de la alianza militar trilateral EE.UU.-Japón-Corea del Sur. En mayo de 2022, a las pocas semanas de comenzar su mandato, Yoon participó virtualmente en la reunión del IPEF. En diciembre, la Administración adoptó su propia Estrategia Indo-Pacífica, en la que se comprometía a “estabilizar las cadenas de suministro de recursos estratégicos” y a “buscar la cooperación con socios con los que compartimos valores”, es decir, los Estados del IPEF. Corea del Sur está siendo reclutada ahora para la guerra de chips de los Estados Unidos contra China.
En junio de 2022, la participación de Corea del Sur (incluido el establecimiento por parte de Yoon de una misión diplomática de la OTAN) y otros tres Estados de Asia-Pacífico en la reunión de la OTAN amplió el alcance de la OTAN desde el Atlántico Norte hasta el Pacífico. Este año, Yoon allanó el camino hacia la consolidación de la alianza trilateral Estados Unidos-Japón-Corea del Sur al renunciar a exigir a Japón que asumiera su responsabilidad por la explotación colonial de los trabajadores coreanos. Después, durante su visita en marzo al primer ministro japonés, Fumio Kishida, reanudó el controvertido pacto de intercambio de inteligencia de 2016 (el Acuerdo General de Seguridad de la Información Militar (GSOMIA, por sus siglas en inglés)) sentando las bases para la coordinación militar directa entre Corea del Sur y Japón.
En abril, funcionarios estadounidenses, japoneses y surcoreanos se reunieron y acordaron realizar ejercicios de defensa antimisiles y antisubmarinos para contrarrestar a Corea del Norte y “promover la paz y la seguridad en la región Indo-Pacífica”, con especial énfasis en “la paz y la seguridad en el estrecho de Taiwán”. Como una muestra más de su compromiso con la estrategia bélica global de los Estados Unidos, en una entrevista concedida a Reuters el 19 de abril, Yoon dio marcha atrás en su postura sobre Ucrania y planteó la posibilidad de enviar armas, y exacerbó las provocaciones de los Estados Unidos en Taiwán en relación con el principio de “una sola China”, para ira de los funcionarios chinos.
Un giro hacia la paz
Los activistas surcoreanos y extranjeros han trabajado incesantemente por la paz en la península, con luchas clave libradas junto a los mismos emplazamientos de las instalaciones militares estadounidenses en la región de Asia-Pacífico que rodean China, como la construcción de la base naval militar en la aldea de Gangjeong. También han formado parte del prolongado activismo transnacional para conseguir un tratado de paz para la Guerra de Corea. Como estos activistas y el académico estadounidense Noam Chomsky han reiterado recientemente ante el acuerdo sobre armas nucleares entre Estados Unidos y Corea del Sur del 26 de abril, sólo un tratado de paz que ponga fin a la Guerra de Corea sentaría las bases para desnuclearizar la península coreana, poner fin a la ocupación militar estadounidense de Corea del Sur y avanzar hacia la paz y la estabilidad en el noreste de Asia. Para seguir construyendo un mayor intercambio, diálogo y solidaridad, y producir un giro de la región hacia la paz, el 16 de mayo los miembros de la Asamblea Nacional del Partido de la Justicia, junto con el Centro de Estrategia Internacional y otras organizaciones de la sociedad civil de Corea del Sur, los Estados Unidos y Japón, organizarán un Foro Internacional por la Paz en el Noreste Asiático y contra un Nuevo Orden de Guerra Fría.
Fuente: Globetrotter