Encuestas, las elecciones y la realidad de los trabajadores

La contienda electoral, como todos los eventos de mercadeo en los últimos tiempos, ha comenzado con amplia anticipación.  Ahora la Navidad comienza en noviembre, el Día de Acción de Gracias en octubre, el día de la Amistad y el Amor a partir del 7 de enero y así con cada evento que constituya una oportunidad de aumentar las ventas. Por eso no es de extrañar que el periódico que se ha destacado por vendernos el proceso electoral del país haya comenzado su actividad de mercadeo tan temprano como dos años antes del evento.

Así hemos visto como, mediante la publicación de los resultados de sus encuestas,  se nos empiezan a presentar los candidatos a los diferentes puestos electivos y el nivel de simpatía o antipatía que cada uno de ellos tiene ante el electorado. También nos hacen el favor de decirnos cómo se percibe el país y el juicio que se hace a los diferentes  partidos políticos que participan en el concurso  electoral.

El alboroto en los diferentes medios de comunicación y entre la comunidad política no se hace esperar. Todos tienen una palabra que decir, un por ciento que objetar, unos números que resaltar, algo para lamentar y los que se proyectan como vencedores, sonríen a la buena fortuna el haber entrado con el pie derecho al carnaval electoral. Mientras, el periódico que ha dado el campanazo de salida y los medios interesados,  calculan y hacen proyecciones de las ventas por concepto de anuncios políticos pagados en lo que será una larga jornada que apenas está comenzando.

Los trabajadores y trabajadoras, los que día a día desde el servicio público o desde la empresa privada, hacemos posible todo lo que de real y concreto tiene nuestra sociedad, no alcanzamos a ver en las encuestas, en éstas y las que vendrán, la evaluación o juicio que podamos emitir sobre el ente político que realmente gobierna el país y toma las decisiones fundamentales que afectan nuestras vidas y la de nuestras familias.

La ejecución diaria de la dictadura que realmente nos gobierna, la eufemísticamente llamada Junta de Supervisión Fiscal, amparada en el torcido ejercicio de la justicia del tribunal donde se desempeña una llamada Juez Taylor Swain, no se considera para efectos del proceso electoral que se nos anticipa. Corresponde preguntarnos y preguntar por qué no se mide su desempeño en el juego de la democracia formal que se nos pretende vender como ejercicio de la libre voluntad del pueblo puertorriqueño en las urnas.

Es claro que la antidemocrática actuación de los personeros del gobierno de los Estados Unidos tiene mayor peso que lo que puedan haber hecho o dejado de hacer, juntos o por separado, todos los aspirantes a puestos electivos en la administración colonial.  Resultaría interesante si se sustituyeran las irrelevantes preguntas de la mencionada encuesta por una indagación seria y profunda de los resultados que ha tenido, para el país en su conjunto y para cada familia trabajadora, las medidas de austeridad impuestas por este organismo. 

De igual manera  resultaría valioso conocer lo que piensa el país sobre la negativa  de la Junta a declarar los servicios esenciales a la vida y al bienestar de los ciudadanos, su tendenciosa negociación de la deuda a favor de los bonistas, su negativa a reconocer la parte odiosa de la misma, la eliminación de los sistemas de retiro, su fomento de la inoperante política de privatización y la derogación de las leyes protectoras del trabajador en conjunto con la eliminación de los derechos adquiridos, entre otras arbitrariedades.

Debe medirse también por las encuestas el enorme peso que se ha puesto sobre los hombros de la clase trabajadora con el incremento de los impuestos, los aumentos en la Autoridad de Energía Eléctrica, en los peajes, así como la drástica reducción de los servicios que presta el gobierno como resultado de los recortes presupuestarios y la drástica reducción de personal. 

Es hora de hablar claro sobre el impacto de las acciones de la Junta en el encarecimiento del acceso a la Universidad de Puerto Rico y el cierre de cientos de escuelas públicas. De las acciones tomadas por el antidemocrático organismo que han conllevado al éxodo de profesionales y al incremento de los niveles de emigración.

También tendrían más valor las encuestas para el pueblo trabajador si se preguntara directamente a los candidatos a puestos electivos si,  ante la imposición de la Junta Dictatorial,  van a continuar de cómplices sumisos o van a rectificar para afirmativamente ponerle punto final a un organismo que ha usurpado el frágil espacio de acción que otrora los acompañaba en su desempeño. 

Hasta ahora la dictadura no es considerada en las encuestas y con toda probabilidad no será objeto del debate que debe anteceder en nuestro proceso electoral como correspondería en una sociedad abierta y democrática. Es el elefante en el cuarto que muchos se resisten a ver y otros por conveniencia ignoran. Corresponde entonces a las organizaciones que agrupan a la clase trabajadora, en el campo laboral y en la llamada sociedad civil, promover y desarrollar la discusión sobre los asuntos verdaderamente importantes que gravitan sobre nuestra asfixiante realidad.

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Author: Erasto Zayas Nuñez

Erasto Zayas Núñez nació en el pueblo de Santa Isabel, PR el 7 de septiembre de 1949. Realizó estudios en las escuelas públicas del país y los universitarios en la UPR Recinto de Río Piedras y la Universidad Católica de Ponce. Casado, tiene cinco hijos y es el feliz abuelo de cuatro nietos. Escribe cuentos, poesía y durante dos décadas publicó una columna de opinión en el semanario El Oriental. Ligado al movimiento obrero en su capacidad de comunicador por más de medio siglo, se desempeñó como administrador de la Unión General de Trabajadores. Es uno de los fundadores de la Casa de Estudios Sindicales e integrante de su Junta de Directores.