La resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas contra el bloqueo genocida que Estados Unidos mantiene hace más de 60 años contra Cuba sumó 185 votos, la oposición de Estados Unidos y su incondicional aliado Israel, en tanto Brasil y Ucrania se abstuvieron. La resolución se sumará a las 29 adoptadas cada año desde 1992, cuando comenzó este tipo de votaciones, interrumpida solo en 2020 debido a la pandemia de la Covid-19.
El proyecto de resolución: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba” recibió este jueves 185 votos a favor. La votación, repetida por 30 años, es una demostración pública mundial contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos en 1962 para presionar un cambio de sistema político y social en la isla, medida que, obviamente, no ha logrado su objetivo.
En el informe a la Asamblea General, Cuba señala que, a precios corrientes, los daños acumulados durante seis décadas de esta política ascienden a unos 150 mil 411 millones de dólares -de ellos, 3.806 millones solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022-, con gran impacto en sectores vitales como la salud y la educación, más allá de la economía y la calidad de vida.
En los últimos años, Estados Unidos ha justificado su embargo a Cuba en dos temas: las supuestas violaciones de los derechos humanos y el apoyo de La Habana al gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela.
“Treinta años han transcurrido desde que la Asamblea General comenzara a demandar, cada año, el cese de esa política, tipificada como un acto de genocidio y que tiene el efecto de una pandemia permanente, de un huracán constante y recibe un rechazo universal”, señaló el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla.
En la primera resolución de 1992 solo 59 países votaron a favor, pero ahora casi todos miembros de la ONU la respaldan, con excepción de Estados Unidos e Israel, que suelen ser los únicos que votan en contra.
Solo en 2016, Washington se abstuvo. Y eso como consecuencia de la política de acercamiento de la administración del presidente demócrata Barak Obama, que restableció relaciones con el régimen cubano en 2015.
Pero la apertura estadounidense con la isla duró poco. Con el enfrentamiento con Cuba como parte de la política interna estadounidense, durante su mandato, el republicano Donald Trump introdujo cerca de 250 nuevas sanciones y declaró al país patrocinador del terrorismo.
Tras el devastador paso del huracán Ian sobre la isla, el pasado 19 de octubre, el gobierno de Cuba solicitó al actual presidente Joe Biden que levantara las sanciones que son de atribución del presidente, ya que el resto solo el Congreso puede suspenderlas. Cuba atraviesa su peor crisis económica en tres décadas con escasez de alimentos, medicinas y combustible, mientras enfrenta apagones cotidianos.
A Biden romper el genocida bloqueo a Cuba tal vez no le haga bien en su campaña política interna, de cara a las próximas elecciones legislativas, pero sin duda lo reconocerá la historia.