Nadie en la historia de EEUU ha estado preso en el más estricto régimen de aislamiento durante más tiempo. Se escribe fácil: 43 años en una celda de 1,83 m de altura y 2,74 m de ancho, en una de las cárceles más brutales del país, el centro penitenciario de Louisiana, más conocido como ‘Angola Prison’.
Albert Woodfox ha muerto a la edad de 75 años, según sus abogados, por complicaciones relacionadas con el covid. Fue injustamente condenado por el apuñalamiento mortal en 1972 de un funcionario de esta prisión.
De joven se radicalizó cuando conoció a miembros del Partido Pantera Negra (Black Panther Party) y fundó la primera sección de la organización en la cárcel estatal de Louisiana, antigua plantación de algodón donde los presos eran sometidos a horribles condiciones.
Tanto él como su compañero de prisión Herman Wallace fueron acusados de apuñalar a un funcionario de la prisión. Ambos mantuvieron siempre su inocencia, alegando que fueron atacados por su actividad política.
Woodfox, Wallace y un tercer hombre, Robert King, pasaron a ser conocidos colectivamente como ‘los 3 de Angola’ y las campañas por su liberación resonaron en todo el mundo. Desde activistas afroamericanos hasta organizaciones como Amnistía Internacional exigieron su puesta en libertad.
Las memorias de «cuarenta años de resistencia»
Durante décadas, la petición de liberar a ‘los 3 de Angola’ fue una campaña global. Robert King fue liberado en 2001, cuando se anuló su condena. Herman Wallace salió en 2013, solo después de que un juez federal amenazara con encarcelar al director de la prisión si se negaba a liberarlo ese día; murió un día después de cáncer de hígado. Pero Louisiana se negó a liberar a Albert Woodfox hasta el 19 de febrero de 2016, cuando cumplió 69 años.
Tras su liberación, Woodfox escribió sus memorias, un libro aclamado y premiado: ‘Solitary: Unbroken by Four Decades in Solitary Confinement. My Story of Transformation and Hope’ (publicadas en castellano como ‘Celda de aislamiento: más de cuarenta años de resistencia en prisión. Mi historia de transformación y esperanza’).
‘Los 3 de Angola’ sufrieron el racismo y las palizas de los guardias, pero no cejaron nunca en su activismo político. La única hora en la que podían salir al patio, la dedicaban a enseñar matemáticas a otros presos y realizaron más de una huelga de hambre contra el trato que estaban recibiendo.
«Soy un hombre de 73 años y no he conocido en mi vida lo que es la justicia, a qué se parece, a qué huele, a qué sabe». Esta es la sensación con la que Woodfox salió en libertad en 2016. Inmediatamente, se unió al movimiento Black Lives Matter, con el que ha colaborado hasta su muerte.
Fuente: Resumen Latinoamericano