¿Se perfila un cambio de rumbo político en Perú?

El pasado 11 de abril se llevaron a cabo las elecciones en Perú. A ellas concurrieron 10 candidatos y candidatas a la presidencia. El candidato con mayor número de votos apenas alcanzó el 18.93% del concurso de los electores, mientras que la candidata que llegó en una segunda posición, tan sólo obtuvo el 13.41%; es decir, entre los dos candidatos principales, no se superó tan siguiera el 33% de los votos.

La Constitución peruana requiere para que un candidato(a) sea electo(a) el 50% más uno de los votos. En estas elecciones, concurrieron a las urnas 25,287,954 votantes, es decir, el 70.5% de los electores habilitados para votar. Perú cuenta con una población estimada en 33,035,304 habitantes.

Las candidaturas  en cuanto a votos obtenidos quedaron de la siguiente manera: Pedro Castillo, por la organización Perú Libre, con 19.09% de los votos; Keiko Fujimori de Fuerza Popular con 13.36% de los votos; Rafael López Aliaga del partido Renovación Popular con 11.69% de los votos; Hernando De Soto de la agrupación Avanzada País con 11.59%; Yonhy Lezcano de Acción Popular con el 9.07% de los votos; Veronika Mendoza de la agrupación Nuevo Perú con el 7.87% de los votos; César Acuña de la agrupación Alianza para el Progreso con 6.02%  de los votos; George Forsyth de la agrupación Victoria Nacional con el 5.65% de los votos; Daniel Urresti de la organización Podemos Perú con el 5.64% de los votos; y finalmente, Julio Guzmán del Partido Morado, con el 2.26% de los votos.

En las elecciones se escogieron, además 130 congresistas, de los cuales, los sectores de derecha lograron conseguir 85 congresistas, mientras Perú Libre obtuvo 37 y Juntos por el Perú 5, para un total de 42 congresistas, mientras el Partido Morado obtuvo 3, lo que completaría frente al sector de derecha, un total de 45 congresistas. Esto, en el mejor de los casos, hará difícil la implantación del programa progresista que impulse Castillo de este prevalecer en la segunda vuelta.

El Artículo 111 de la Constitución de Perú dispone que “treinta días siguientes a la proclamación de cómputos oficiales entre los dos candidatos que obtuvieran la votación más alta” en la primera vuelta, si es que ninguno logra posicionarse con el 50% más uno de los votos, se convocará una segunda vuelta electoral. Por su parte el Decreto Supremo Número 122-2020-PCN de 8 de julio de 2020, suscrito por el Presidente de la República y el Presidente del Consejo de Ministros, dispuso que la segunda vuelta electoral, de ser necesaria, se llevaría a cabo el 6 de junio de 2021. 

Esta fecha no deja de ser por sí misma importante ya que en ella se representa el 200 aniversario de la independencia del entonces llamado Virreinato del Perú del Reino de España.

Perú es uno de los países más grandes en América del Sur. Cuenta con una extensión geográfica de 1,285,216 kilómetros cuadrados. Si lo comparamos con la superficie de Puerto Rico, Perú es más de 141 veces el tamaño de nuestro archipiélago. Colinda al Norte, con Ecuador y Colombia; al Sur con Chile, al Este con Brasil y Bolivia y al Oeste con el Océano Pacífico.  

Perú tiene una Constitución aprobada en 1993 y vigente desde el 1 de enero de 1994. Su gobierno lo integra un Presidente electo cada cinco años sin derecho a reelección; un Consejo de Ministros encargado de la dirección y gestión de los servicios públicos, dirigido por el Presidente del Consejo de Ministros; una Rama Legislativa compuesta por un congreso unicameral y una Rama Judicial. Existe también un Tribunal Constitucional, autónomo e independiente, responsable de la interpretación de la Constitución. 

Políticamente el país se divide en 24 departamentos y 196 municipios, denominados “provincias”. Su población es diversa, siendo catalogada por algunos, como 60.2% como mestizos; 25.8% como amerindios; 6% europeos y dentro de una clasificación como “otros” se incluye un 2.5% de negros y una proporción similar de asiáticos. Es uno de los países que más quita y pon ha tenido en su historia en términos de presidencias. El modelo económico que ha tenido en las pasadas décadas ha estado sostenido en un modelo neoliberal.

En las elecciones llevadas a cabo el pasado 11 de abril, irrumpió en la política peruana el dirigente magisterial de nombre Pedro Castillo básicamente desconocido en la política partidista y electoral del país. Se considera un aspirante de izquierda, aunque ha confrontado críticas de otros sectores de la izquierda peruana por sus posiciones conservadoras en temas tales como el aborto, las políticas de igualdad de género y matrimonio igualitario. Sin embargo, aún en las diferencias con sectores que le señalan lo anterior como diferencias desde la izquierda, no por ello ha perdido su favor bajo la premisa de las opciones que tendría Perú ante candidaturas como la Keiko Fujimori, señalada por actos de corrupción o la del derechista Rafael López Aliaga, quien llegó tercero en las elecciones de abril. De hecho, si se suma tan sólo la fuerza conjunta de estas dos candidaturas, totalizarían 25.16% de los votantes, es decir, una cuarta parte del electorado que salió a votar en la primera vuelta. En Perú hay, además organizaciones de la derecha neoliberal que también podrían reagruparse tras la candidatura de Keiko Fujimori.

Algunos observadores de la política en Perú levantan la preocupación en torno al bajo respaldo en la primera vuelta a los dos candidatos con mayor número de votos, señalando que es reflejo de cómo la ciudadanía ha dado la espalda a los procesos electorales. Destacan que el voto en blanco y los votos nulos reflejan una suma mayor al número de votos que obtienen estos partidos en las pasadas elecciones.

El Partido Nacional Perú Libre fue fundado como un movimiento político regional por el doctor Vladimir Cerrón en 2008. Actualmente Cerrón sigue dirigiendo la organización política. Cerrón ha sido condenado por actos contra la administración pública donde se le imputó haber enviado en 2011 una carta al entonces gobernador regional de Junin demandando un pago adicional para el Consorcio Altiplano a cargo de unos trabajos relacionados con el sistema de agua potable. El fallo condenatorio fue confirmado y la Corte Suprema rechazó su apelación.

La campaña contra Castillo ha tomado un giro propio de la Guerra Fría o de la época en que la guerrilla de Sendero Luminoso, de orientación maoísta, operaba al interior del país. En la campaña contra Castillo se le acusa de mantener vínculos con Sendero Luminoso; que convertirá a Perú en otra Venezuela, acusándole de paso de ser  comunista. La propaganda contra Castillo le dice al pueblo peruano que voten contra Castillo, porque un voto contra Castillo es un voto contra el comunismo; que el comunismo genera miseria y pobreza. Mientras esto ocurre, los mismos medios de comunicación pretenden presentar a Keiko Fujimori como una cruzada contra la corrupción y el autoritarismo, ocultando sus vínculos con su padre mientras estuvo en la presidencia de Perú donde como resultado de sus acciones hoy cumple una sentencia de 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción; o su propia historia donde hoy la fiscalía peruana solicita contra ella 30 años de prisión por lavado de dinero y recibir financiamiento oculto en sus campañas electorales de 2011 y 2016.

El programa de la organización política a la cual responde Castillo reivindica que es una organización de la izquierda socialista la cual aspira a conformar un partido de trabajadores; con la nacionalización de sectores estratégicos de la economía, con el incremento en los recursos asignados a la educación pública y a la salud, incluyendo un plan universal de salud gratuito y de calidad, así como elevar el nivel de las pensiones de los jubilados. Perú Libre está comprometida, de resultar elegido Castillo, a convocar una Asamblea Constituyente con el propósito de derogar la Constitución aprobada en 1993 bajo el gobierno de Alberto Fujimori e impuesta tras su Golpe de Estado.

En un escrito de Vicente Otta R. titulado Perú, 6 de junio, hacia un gobierno de izquierda, de fecha 26 de abril de 2021 publicado en la página electrónica Otra Mirada (www.otramirada.pe), se indica, al comparar la Constitución peruana de 1979 con la de 1993, lo siguiente:

“Una constitución es el resultado de una correlación de fuerzas determinadas y expresa los intereses de quienes han alcanzado la hegemonía en la sociedad, en ese período. La constitución legitima los intereses que se hacen dominantes y los expresa jurídicamente en un nuevo régimen de estado. Así, la constitución de 1979 traduce las reformas sociales y económicas (algunas de carácter irreversible) que realizó el velasquismo y tuvieron que ser incluidas en esta constitución progresista, de importantes logros sociales: Reforma Agraria, Ley de comunidades nativas, quechua, idioma oficial, voto al analfabeto, entre otros; y expresa la derrota y retroceso de las fuerzas oligárquicas y terratenientes. Esta constitución revela uno de los pocos momentos en que la izquierda sintonizó con los requerimientos de la nación y la historia.

La constitución de 1993, es la cara opuesta a la constitución de 1979. Se produce como consecuencia de la profunda derrota del movimiento popular, de las fuerzas democráticas y la izquierda. Sobre los graves errores políticos, estratégicos y programáticos mencionados, se produce la derrota de las fuerzas populares, la casi eliminación de la esfera política y la fragmentación de toda la sociedad, no solo del movimiento popular.

Por eso la desorganización y desmovilización  social en el Perú es más profunda y amplia que en cualquier país de América Latina. No solamente se liquidó, literalmente, la dirigencia y organización popular, sino que esto fue perpetrado por gente que decía ser socialista, perteneciente al campo popular, SL (Sendero Luminoso), su demencial accionar y la monstruosidad de sus crímenes, abrieron las puertas a la guerra sucia y los crímenes de estado de Fujimori y las FF. AA.”

Indica el autor que la Constitución de 1993 consagró en Perú la desigualdad extrema, sembró y cosechó la corrupción, vinculó en una trinidad los grandes empresarios mafiosos, con los militares y el sistema judicial. Ante ello, la izquierda convoca a un gran frente nacional que bloquee el acceso al poder ejecutivo de los sectores de derecha encabezados por Keiko Fujimori. Ante tal situación, la expectativa de que por la vía legislativa se pueda convocar una Asamblea Constituyente estaría fuera del radar; no así, desde la fuerza que daría una victoria en la segunda vuelta, en impulsar un proceso de recogido de firmas para la convocatoria a un referéndum donde se consulte al pueblo en torno a tal propuesta de convención constituyente.

A todo lo anterior se suma el perfil de las encuestas, las cuales colocan con un cómodo margen a Castillo sobre la opción fujimorista. Algunas de las encuestas, como la de “Instituto Estudios Peruanos” (IEP), dan a Castillo una ventaja de 41.5% sobre su rival Keiko Fujimori con 21.5%, donde además se indica que 21.2% votaría en blanco o anularía la papeleta; o la “Ipsos”, donde es menor la diferencia, 42% frente a 31%;  la de “Datum”, de 41% frente a 26%; o la de “CPI”, que da un 35.5% frente a  23.1%. 

De lo anterior se desprende el consenso de que Castillo sería el ganador en la segunda vuelta electoral. Sin embargo, aún queda por medio un mes de campaña y negociaciones entre las distintas fuerzas políticas en Perú.

En días recientes el ex premio Nobel de literatura y ex candidato a la presidencia de Perú, Mario Vargas Llosa, ha dado su endoso a la candidatura de Keiko Fujimori.; ello a pesar de que durante la campaña electoral de 2016 había expresado: “La hija de un ladrón y asesino no puede ser elegida presidenta.” En recientes declaraciones se refirió a la candidata como persona que encarna “valores democráticos”. Indicó también que Castillo “sería una catástrofe” que llevaría a Perú a la experiencia “dramática” de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Consideró a Keiko Fujimori como un “mal menor”. Lo mismo ocurre con otros integrantes familiares del clan de los Fujimori, donde destaca la hermana y hermano menor de la candidata, que se han lanzado a la calle en respaldo a Keiko Fujimori frente a Pedro Castillo.

El triunfo de Castillo podría también dar un revés a la política de Perú contra la República Bolivariana de Venezuela al encabezar el denominado Grupo de Lima. Esta entidad mantiene su agenda desestabilizadora contra Venezuela, al la par que mantiene una actitud acólita ante los intereses regionales de los Estados Unidos para América del Sur y los obstáculos al desarrollo y fortalecimiento de organismos de integración como la CELAC y la UNASUR. Se trata de un panorama incierto al cual se debe prestar atención, particularmente, ante el resultado de las recientes elecciones en Ecuador, donde la izquierda fue derrotada.

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Author: Alejandro Torres Rivera

Nacido en Vega Baja, es un reconocido abogado laboral en San Juan, además de ser un prolífico escritor sobre asuntos políticos, laborales e históricos. Durante los años 2016-2018 fue Presidente del Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico. Actualmente es miembro de la Dirección del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH).