“La generación del Centenario del Apóstol, guiada por Fidel y Raúl a lo largo de más de seis intensas décadas, puede declarar hoy, con dignidad y orgullo, que la Revolución Socialista que hicieron a solo 90 millas del poderos imperio, está viva, actuante y firme, en medio del vendaval que estremece a un mundo más desigual e injusto, después del derrumbe del sistema socialista mundial.”
Miguel Díaz-Canel Bermúdez (19 de abril de 2021)
Durante los días 16 al 19 de abril se efectuó el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba. La fecha marca el 60 aniversario de la gesta del pueblo cubano ante la agresión y derrota armada de una tropa mercenaria, entrenada y apoyada por los Estados Unidos, que culminaría 72 horas después de iniciada su invasión en Playa Girón.
El 15 de abril de 1961 se iniciaron las operaciones militares de la fuerza invasora contra objetivos en Cuba, incluyendo entre ellos el bombardeo de la pista aérea en el aeropuerto San Antonio de los Baños. En aquella época esta facilidad militar se encontraba ubicada en lo que era la provincia de La Habana. El ataque fue un anticipo al desembarco de la fuerza mercenaria transportada por mar y aire, lo que ocurrirá el 17 de abril de 1961 con el apoyo por parte de la aviación y elementos navales estadounidenses. Menos de 72 horas después de iniciada la Invasión, como indicamos, en Playa Girón, la Brigada 2506 como se identificaba la tropa mercenaria, sería derrotada y barrida de suelo cubano por el pueblo armado.
Se indica por estudiosos del proceso revolucionario en Cuba, que el eje de la transformación revolucionaria en aquel momento, donde toma un giro hacia una posición no sólo antiimperialista, sino socialista de esta Revolución, la define la victoria del pueblo en armas en Playa Girón. Sin embargo, para entender estos cambios radicales, antes y después de los sucesos, se impone el examen del programa histórico de la Revolución Cubana a partir la Primera y la Segunda Declaración de La Habana.
En la Primera Declaración de La Habana, aprobada por el pueblo cubano el 2 de septiembre de 1960, se condenó el latifundio; los salarios de hambre y la explotación del trabajo humano; se condenó el analfabetismo, la discriminación del negro y del indio, así como la desigualdad y explotación de la mujer; se condenó a las oligarquías militares y políticas; las concesiones de los recursos naturales de los pueblos latinoamericanos a los monopolios extranjeros; se denunció a los gobiernos que desoyen el reclamo de sus pueblos para acatar los dictámenes del gobierno de Estados Unidos; se condenó la manipulación de los medios de comunicación al servicio de Estados Unidos, las leyes represivas hacia los trabajadores, campesinos, estudiantes e intelectuales; se condenó la explotación del hombre por el hombre y la de los países subdesarrollados por el capital financiero; se condenó a los monopolios y las empresas imperialistas; se proclamó ante América el derecho a la tierra, al fruto del trabajo, a la educación, a la asistencia médica, al trabajo, a la enseñanza libre; como también a la igualdad y dignidad, independientemente de la raza; el derecho a la igualdad civil de la mujer y del hombre; a la protección en la vejez; a la nacionalización de los monopolios y al rescate de la riqueza de los pueblos; al comercio libre; al ejercicio de la plena soberanía de los pueblos; el derecho del pueblo a armarse para la defensa de tales derechos; y finalmente, a determinar cada uno sus propios destinos.
El 4 de febrero de 1962, el pueblo cubano, reunido nuevamente en Asamblea General Nacional adoptó la “Segunda Declaración de La Habana”. A partir de la consigna que plantea el documento de que “el deber de todo revolucionario es hacer la revolución”, el texto indica que “allí donde estén cerrados los caminos de los pueblos, donde la represión de los obreros y campesinos es feroz, donde es más fuerte el dominio de los monopolios yanquis, lo primero y más importante es comprender que no es justo ni es correcto entretener a los pueblos con la vana y acomodaticia ilusión de arrancar, por vías legales que no existen ni existirán, a las clases dominantes, atrincheradas todas las posiciones del estado, monopolizadoras de la instrucción, dueñas de todos los vehículos financieros, un poder que los monopolios y las oligarquías defenderán a sangre y fuego con la fuerza de sus policías y de sus ejércitos.”
Esta vez, la Segunda Declaración de La Habana proclama la consigna de que en adelante, “los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera e irrenunciable independencia.”
La Segunda Declaración de La Habana dotó al pueblo cubano de un nuevo marco teórico que le permitiría profundizar a la joven Revolución triunfante su derrotero, orientando la misma, como ya se había proclamado antes, en la ruta hacia la construcción del socialismo. De ahí la importancia de que este VIII Congreso se llevara a cabo en el marco de la conmemoración de esta importante efemérides para el pueblo cubano.
Reviste importancia el discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba y Primer Secretario del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la clausura del evento. En él, al reconocer el retiro varios dirigentes históricos de importantes cargos en el Partido Comunista de Cuba, hace referencia a los casos del General de Ejército Raúl Castro Rúz, de los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdéz y Guillermo García, como también del Comandante del Ejército Rebelde, José Ramón Machado Ventura.
Sobre las aportaciones históricas en la gestión del Estado por parte de Raúl Castro, Díaz-Canel Bermúdez destaca: lograr la renegociación de la deuda; la actualización de la Ley Migratoria; las transformaciones en el sector agropecuario; la ampliación de las formas de gestión del sector no estatal; la nueva Ley de Inversión Extranjera; la creación de la Zona Especial de Desarrollo Mariel; la eliminación de trabas al fortalecimiento de las empresas estatales cubanas; las inversiones en el sector turístico; el programa de información a la sociedad; el mantenimiento y perfeccionamiento de las conquistas sociales de la Revolución.
También destaca sus aportaciones en el proceso iniciado por Fidel que lleva finalmente a la liberación de los Cinco Héroes; la supervisión de las negociaciones que culminan con el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos; la presidencia de la CELAC y la declaración bajo su presidencia de la región como una Zona de Paz; las negociaciones entre las FARC-EP y el gobierno de Colombia; y el apoyo a Haití.
Díaz-Canel Bermúdez hizo también énfasis en el historial del General del Ejército a lo largo de sus años de lucha, comenzando como joven universitario en abril de 1952 en calidad de abanderado de los jóvenes que enterraron simbólicamente la Constitución de 1940; haber sido uno de los fundadores de la Marcha de las Antorchas en 1953 y participante ese mismo año del Cuarto Festival de la Juventud y los Estudiantes; su participación como combatiente en el asalto al Cuartel Moncada; su participación en los preparativos y desembarco del Granma en 1956; su participación a cargo del Segundo Frente Oriental Frank País; sus ejecutorias como Comandante en la organización territorial dentro del Segundo Frente; como Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; sus responsabilidades en los planes de defensa del país y el desarrollo del concepto de “guerra de todo el pueblo”; hasta en el período más reciente, estar cargo del Partido como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.
El Informe destaca los intentos de parte de los Estados Unidos por continuar minando y obstaculizando el desarrollo de Cuba mediante el Bloqueo Económico, destacando las 242 nuevas medidas adoptadas durante la Administración Trump; la colocación de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo y las limitaciones que continúa imponiendo sobre el pueblo cubano las leyes Torricelli y Helms-Burton, más aún, bajo el presente contexto de desarrollo de la COVID-19. Destaca también, como parte de las medidas impulsadas contra Cuba, “las campañas de subversión e intoxicación ideológicas.”
De acuerdo con Díaz-Canel Bermúdez, hay cuatro áreas principales de interés mutuo para ambos países: (a) el cambio climático; (b) el enfrentamiento a las amenazas a la salud; (c) la promoción de los derechos humanos; y (d) los temas migratorios.
Con relación al Partido Comunista de Cuba, indica que continuará defendiendo la soberanía, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, la seguridad y las conquistas de justicia social; a la par que en la construcción del socialismo, se procurará avanzar en la unidad como “elemento indispensable” consolidando “la autoridad ganada por los méritos de la generación histórica y preservar el liderazgo y la autoridad moral de nuestra organización.” El Partido, indica, es un partido que surge de la unidad no de la división y las fracturas. Para mantener esa unidad, llama a fortalecer la militancia de sus miembros en lo que corresponde a la vida interna y externa. Exhorta a la militancia a fomentar “debates honestos y aportadores”. Como indicara en un momento dado Fidel Castro, hace el llamado como premisa ética a no mentir jamás. Reconoce sin embargo, que dentro de tal militancia y tal unidad, “el Partido Comunista como fuerza política, no es monocromática ni idéntica entre sí, y mucho menos unánime al expresarse.” Se trata, indica, de “un colectivo y las individualidades no son lo mismo aunque unidos se perciban así.”
Por lo dicho por el presidente cubano, se están manifestando algunas tendencias al interior de la militancia del partido que le restan agilidad, proactividad y celeridad en el manejo de situaciones. De lo anterior se desprende su llamado a “sacudirse las inercias para promover la discusión honesta y aportadora sobre temas de prioridad, definiendo acciones en cada lugar y con la participación de los cuadros en la vida de los núcleos.” Fue enérgico al llamar a la militancia del Partido Comunista a ser “abanderados en la lucha contra la corrupción, los modos deshonestos de actuar, el abuso de poder, el favoritismo y doble moral.” En el discurso, insistió en la “disciplina partidista, la dirección colectiva, los estudios teóricos y la promoción de eventos sobre la viabilidad del socialismo.”
De la mano al llamado a la preparación de la Defensa, el fortalecimiento del orden institucional y del Estado de Derecho socialista, trazó una línea de combate en la batalla ideológica contra los enemigos de la Revolución para enfrentar la guerra que desde la “ultraderecha conservadora” enfrenta Cuba. Sin contemplaciones frente a los elementos que operan contra la Revolución indicó que ni en el peor de los escenarios, “un militante puede ser pasivo espectador de una provocación o dejar que una compañera o compañero de fila se enfrente en solitario a los provocadores.” En su alocución hizo un llamado a la militancia a un diálogo que “anteponga la verdad y la ética a la indecencia y la perversidad, que no negocia su existencia, no legitima a mercenarios y actúa con seguridad y firmeza.” Se trata de un llamado a cerrar filas con la Revolución, bajo la premisa fidelista de que dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada.
El presidente cubano hizo un pronóstico en torno a la economía cubana a corto plazo destacando que “no exhibe buenos resultados”. Destacó la presencia de problemas estructurales que no han podido resolverse, señalando gastos en áreas que no son imprescindibles, en la “falta de control de los recursos materiales y financieros, así como trabas innecesarias y el burocratismo” como elementos que medran el desarrollo. Sin embargo, a pesar de ello señaló que su país no renuncia a sus proyectos para precisamente lograr el desarrollo en la producción de alimentos, en el aprovechamiento de las fuentes de energía renovable, en potenciar la industria turística, elevar la eficiencia en las inversiones, la producción nacional resolviendo las demandas de un mercado interno y la calidad en la prestación de los servicios a la población. Para ello, insistió en la importancia de perseverar en los esfuerzos que el país viene desarrollando para la actualización del modelo económico y la implantación de la Estrategia y Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, algo que viene discutiéndose e implantando desde la Conferencia donde se aprobaron los Lineamientos Económicos que eventualmente fueran recogidos en los acuerdos de los anteriores VI y VII Congresos del PCC y sobre los cuales han habido dificultades en su implantación o sencillamente se han eliminado, o ha sido necesario la aprobación de nuevos lineamientos. Este Plan se visualiza hasta el año 2030.
Como ocurrió antes en otros Congresos, se hizo una vez más el llamado a la forjación de cuadros “con profunda preparación ética y profesional”, algo que indica, el Congreso atendió aprobando una estrategia de preparación para los cuadros del Partido.
De lo anterior y de otras expresiones hechas por el presidente Díaz-Canel Bermúdez se evidencia que en los próximos años el aspecto ideológico en los militantes del Partido será un asunto de primera prioridad. El Ché decía en los años sesenta del siglo pasado que los cuadros del partido eran la columna vertebral de la Revolución. Esta es una verdad constante para todo proceso revolucionario. En momentos en que sobre Cuba, sigue sobre su cuello la espada de Damocles, son los cuadros del Partido los llamados a defender y sostener en la primera línea de combate, las conquista que dicha Revolución ha ganado para beneficio de su pueblo. De ahí que tenga razón el presidente y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba cuando expresa:
“El Partido Comunista de Cuba está indisolublemente unido a ese símbolo de resistencia y a la victoria que espera a los que pelean limpiamente por los derechos de sus pueblos y no reclaman más que un puesto en la vanguardia.”