Desde hace algún tiempo vengo hablando sobre la necesidad que tiene el pueblo trabajador y sus organizaciones de comenzar a utilizar un lenguaje apropiado a nuestras luchas, sus objetivos y metas. El desastroso escenario que hemos sufrido con el conteo de los votos emitidos en las pasadas elecciones nos da la oportunidad de presentar un nuevo ejemplo de como estamos urgentemente necesitados de llamar las cosas como son realmente.
Comencemos hablando sobre ese proceso electoral que todavía, en virtud de la ineptitud e incapacidad de los directivos de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), no termina. He escuchado a muchos hacer la siguiente expresión, “Tanto hablar del bi partidismo y el pueblo votó para llevar al poder a los mismos partidos de siempre.” Inmediatamente y en la forma acostumbrada, empiezan a enumerar lo que debe cambiar, según su óptica partidista, que suele ser el sonsonete de uno de los pasados partidos dominantes.
Nuestro pueblo NO votó esta vez, mayoritariamente, por los pasados partidos dominantes. Los precarios informes que ha certificado la CEE evidencian claramente que el electorado fragmentó de tal manera a los otrora partidos dominantes que hoy se hace necesario la descripción de los mismos bajo un nuevo adjetivo que refleje su presente realidad.
Los que pretenden seguir denominándolos como partidos dominantes son aquellos que se resisten a los cambios, tienen un dedo amarrado con los mismos, o mantienen la falsa expectativa de que pasado el “follón” de los partidos en crecimiento (denominados peyorativamente como emergentes) las cosas volverán a ser como siempre han sido.
Está muy claro, para los que llevamos muchos años observando el escenario político, que se hace necesario ahora cambiar las reglas de juego para lo que en las pasadas dos elecciones se ha presentado como tendencia se transforme en una verdadera oportunidad para ampliar nuestro espacio democrático en el campo electoral.
Entre la legislación a impulsar y aprobar en el próximo cuatrienio cobra cardinal importancia atender lo concerniente a la necesidad de revisar la totalidad de la denominada Reforma Electoral del 2020 para remover de la misma todas las bifurcaciones que han dado lugar al fraude, las trampas, la jaibería, y la truculencia que, unida a la ineptitud e incapacidad de los directivos del organismo electoral ya señalada, han dado lugar al descalabro que hoy prevalece en el Coliseo Roberto Clemente Walker.
Se necesita también establecer, mediante la necesaria legislación, la representación legislativa en correspondencia con los votos emitidos para cada partido, la revocación de los candidatos que no cumplan con el mandato recibido y la realización de una segunda vuelta electoral, para garantizar que el Ejecutivo cuente con un verdadero respaldo mayoritario del pueblo. Solo así se realizará el mayor potencial de los partidos en crecimiento y se pondrá una estaca más en el pecho de los moribundos partidos decadentes.
Para los que no han tenido la oportunidad de conocer los fundamentos sobre la necesidad que tiene el pueblo de tomar distancia de los nombres y adjetivos con los cuales la clase dominante denomina sus mecanismos de control y dominio a través del leguaje, expongo algunos ejemplos.
“Guardia Nacional une esfuerzos con la Policía”, deberá leerse “aumenta la represión”. Se harán “ajustes”, usted terminará pagando más caro en unos casos y perdiendo el 15% de su pensión en otros. Se impondrá “un arbitrio reductor” es igual a “se pagarán más contribuciones”. “Privatización” tiene múltiples definiciones, pero para el pueblo claramente significa “peor servicio”, “costará más caro”, “despidos”, “pérdida de derechos y beneficios”, entre otras. “Junta de Control Fiscal” tiene como sinónimo “Junta Dictatorial”. “Austeridad” su acepción depende de la agencia donde aplique. En salud tiene una de las definiciones más crueles, “te sanas con lo que se asignó o te mueres por necesidad”.
Tomando en consideración la realidad que estamos sufriendo con el víacrucis de la CEE, la Academia de la Lengua del Pueblo Trabajador está considerando la palabra “elección” a la cual ha dado una definición temporera de “chanchullo”. El Comité de Revisión se mantiene en alerta por si resulta necesario darle carácter de permanencia a la definición provisional.
Arte original de Planeta Kike. Tomado de Centro de Medios Independientes.